Política con fundamento

Mediateca22 de agosto de 2024 Por Agustín Courtoisie
Estos dos libros podrían ser una buena introducción a una perspectiva política de extraordinaria vigencia. Temprana feminista y ambientalista, defensora de un socialismo con libertades, revisitar a Rosa Luxemburgo (1870 -1919) siempre es una grata sorpresa.
Mediateca -Tapas Rosa Luxemburgo

La academia dice que el término “socialdemocracia” en el debate político actual padece cierta ambigüedad  (Di Tella, 2001, p. 654). Y tiene mucha razón.

Por otra parte, la izquierda global ha sido dura con Rosa Luxemburgo. Por ejemplo, nada menos que Juan Carlos Monedero, político e intelectual lúcido, ha dicho:

“Quiero llamar la atención de la izquierda, que no puede seguir anclada en miradas del pasado. No puede seguir leyendo a Rosa Luxemburgo, cuando la realidad la están dictando los algoritmos. Claro que es luminoso leer a Marx y Rosa Luxemburgo, por supuesto. Pero si tú no entiendes que estamos en un mundo con teléfonos celulares, en donde la principal mercancía es la información…” (Monedero, 2019).

La de Monedero es una falacia de falsa oposición.

Hay que hacer las dos cosas. Leer a Rosa Luxemburgo tanto como investigar a Elon Musk y saber qué piensan Edward Snowden y Brittany Kaiser (exempleada de Cambridge Analytica).

Veamos otro punto.

Es cierto que cada personaje se ha puesto la etiqueta de socialdemócrata, o se lo han endilgado otros, que cualquiera se puede confundir.  Pero no podemos poner en una misma bolsa como “cristianos” a los apóstoles y a la Inquisición. En una mirada de largo aliento, tampoco pueden ir todos los “socialdemócratas” en la misma bolsa:  sería un grueso error de método no situar históricamente el significado de ése u otros términos, como un proceso dinámico. La socialdemocracia, en particular la alemana,  es mostrada por nuestra autora como un proceso según un ciclo de auge y caída (Luxemburgo , 2017, págs. 16-17).

“La socialdemocracia alemana no era solamente el organismo más fuerte de la Internacional. Era también su cerebro pensante” (Luxemburgo , 2017, pág. 18). “¿Y qué ocurrió en Alemania cuando sobrevino la gran crisis histórica? La peor caída. El peor cataclismo. En ningún lugar la organización proletaria se sometió tan dócilmente  al imperialismo; en ningún lugar se soportó el estado de sitio  con tanta sumisión; en ningún lugar se amordazó así a la prensa, se ahogó a la opinión pública; en ningún lugar se abandonó tan totalmente la lucha política y sindical  de la clase obrera como en Alemania” (Luxemburgo , 2017, pág. 18).

Entre su crítica por un lado de la Revolución Rusa (que comentaremos enseguida) y por otro del lamentable paso dado por la socialdemocracia alemana a partir del 4 de agosto de 1914 cuando vota en el parlamento los créditos de guerra, se abre otra alternativa. Lo relevante es que hoy lo que perdura es, precisamente,  esa mirada provocativa y fresca de Rosa Luxemburgo cuyos detalles merecen ser examinados.

No me es posible en esta reseña rápida de dos libros abundar en precisiones doctrinarias o en datos económicos e históricos que precipiten la huida del lector. Para una panorámica estupenda y breve de la obra de Rosa Luxemburgo,  recomiendo empezar por el artículo en línea de la doctora Filosofía por la Universidad de São Paulo, Isabel Loureiro (2021) consignado en las referencias.

A modo de muestra, Loureiro expresa:

“Por su naturaleza antidogmática y profundamente independiente, Rosa no temía apuntar las insuficiencias en la teoría de Marx, que consideraba inacabada” (Loureiro, 2021).

Y más adelante:

“En una postura alejada del eurocentrismo de la socialdemocracia alemana y de la Segunda Internacional, Rosa muestra una gran simpatía por las culturas “tradicionales”, que fueron aniquiladas por la apisonadora del capital. La modernización capitalista no significa progreso con relación al período anterior, sino sólo la ruina económica y cultural de los pueblos originarios”.

“A diferencia de una concepción del progreso ilustrada, según la cual la violencia capitalista es vista como un mal “necesario” en el camino que conduce al socialismo, Rosa cree que los pueblos nativos pueden enseñar a las personas “civilizadas” formas de sociabilidad más igualitarias y no depredadoras, determinadas por los intereses de la comunidad. Rosa Luxemburgo, originaria de la Polonia periférica de Europa a principios del siglo XX, tiene ideas que apuntan a una concepción de la historia diferente a la del marxismo ortodoxo de su tiempo, caracterizado por una fe ingenua en el desarrollo de las fuerzas productivas” (Loureiro, 2021).

Pasemos ahora a comentar esas dos obras de Rosa Luxemburgo, a cuenta de futuros abordajes más ambiciosos.

El prologuista de La Revolución Rusa. Un examen crítico es nada menos que José Aricó, quien contesta a las objeciones de Lenin con la misma célebre fábula rusa que utilizara ese mismo líder histórico: “en ocasiones, las águilas vuelan más bajo que las gallinas, pero estas jamás podrán elevarse a la altura de aquéllas”. Es decir, según esa opinión puede que Rosa Luxemburgo haya cometido errores en algunas apreciaciones, pero su profundidad y sus aciertos  la desmarcan de muchas otras perspectivas.

Por otra parte, “los errores señalados por Lenin [respecto de Rosa Luxemburgo] no nos parece que tengan la magnitud  que él le asignaba. Su teoría de la acumulación del capital es menos errónea y más actual de lo que se piensa. Sus advertencias sobre los peligros del abuso del poder  se vieron trágicamente corroboradas por el stalinismo; las contradicciones de la concepción centralista y el peligro de una degeneración burocrática adquieren la validez de una predicción” (Luxemburgo, 2015, pág. 10).

Aricó concluye que aún discrepando con ella en tal o cual diagnóstico, “Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo un águila”.

Claro que la pertenencia de la autora a su época se expresa en muchos lugares con párrafos de este tenor:

“Muy lejos de ser una suma de prescripciones ya listas que bastaría aplicar, la realización práctica del socialismo como sistema económico, social y jurídico, es algo que se pierde completamente en las tinieblas del futuro (…) No hay programa de partido ni manual socialista que pueda enseñarnos algo. El sistema socialista  será, y no puede dejar de serlo, un producto histórico, nacido de la escuela misma de la experiencia”.

En cuanto a la otra obra aquí reseñada, La crisis de la socialdemocracia, para estimular a los lectores debe consignarse que abundan pasajes como el siguiente:

“La historia avanza por medio de contradicciones, y por cada necesidad que trae al mundo, trae también a su opuesto.  La sociedad capitalista es una necesidad histórica,  pero en la misma medida lo es  su sepulturero, el proletariado socialista”.

En otro lugar expresa respecto de la “bárbara marcha triunfal del capitalismo”:

“… acompañada por la fuerza, el pillaje, la infamia, tiene un rasgo bueno: ha creado las premisas  para su propia liquidación final”.

A veces tengo la impresión que conocemos mucho más de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945) que de la Primera (1914 – 1918). Por eso es necesario apuntar que La crisis de la socialdemocracia fue publicado en 1916. Y que para aprovechar mejor ese libro,  el lector debería repasar ciertas lecturas históricas  en forma previa que le permitan identificar personajes, sucesos y procesos. Respecto de la propia Rosa Luxemburgo, deberían tenerse presentes nociones como las de la tensión complementaria  entre espontaneidad y organización, el aprendizaje de la experiencia política, los objetivos de los espartaquistas y un largo etcétera.

Decía la autora en 1916, en plena Primera Guerra Mundial, “la guerra misma es el mayor de los horrores”:

“Pero los horrores de la bestialidad imperialista en Europa han tenido otra consecuencia, a la que el ‘mundo civilizado’  no ha vuelto sus ojos cargados de honor, ni sus corazones desbordantes de pena. Es la destrucción del proletariado europeo. Jamás se ha visto una guerra que liquidara naciones enteras (…) Millones de vidas humanas fueron tronchadas. Millones han quedado irreparablemente lisiados. Pero las nueve décimas partes  de esos millones  provienen de las filas  de la clase obrera de las ciudades y el campo”.

“Es nuestra fuerza, nuestra esperanza la que ha caído, día tras día, ante la guadaña de la muerte.  Eran los mejores, los más inteligentes, las más educadas fuerzas del socialismo internacional, los portadores de las tradiciones más sagradas, del más alto heroísmo, el movimiento obrero moderno, los obreros de Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Alemania y Rusia los que están siendo amordazados y masacrados en masa” (Luxemburgo, 2017, pp. 160-161).

En un mundo actual que mira para otro lado ante los genocidios más flagrantes o justifica las guerras más perversas por recursos naturales, o desestabiliza democracias mediante falsedades diarias de la hegemonía mediática, el talante pacifista de Rosa Luxemburgo debe ser puesto de relieve con esta cita que hemos elegido para concluir por hoy.


REFERENCIAS

Di Tella, Torcuato et alter (2001). Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas. Buenos Aires: Ariel.

Loureiro, Isabel (2021). “Rosa Luxemburgo”. En Enciclopedia Mulheres Na Filosofia. https://www.blogs.unicamp.br/mulheresnafilosofia/rosa-luxemburgo/

Luxemburgo, Rosa (2015). La Revolución Rusa. Un examen crítico. Observaciones críticas de Georg  Lukács, La Plata:  Terramar. Versión en línea sin prólogo ni apéndice de Lukács: https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf

_______________ (2017). La crisis de la socialdemocracia, Madrid: Akal.

Monedero, Juan Carlos (2019). https://www.theclinic.cl/2019/01/03/juan-carlos-monedero-la-izquierda-no-puede-seguir-pegada-con-rosa-luxemburgo-cuando-la-realidad-la-dictan-los-algoritmos/

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