Descartes y la razón como promesa educativa

En esta segunda entrega de la serie de textos dedicados a explorar las concepciones pedagógicas de la modernidad, nos vamos a centrar en René Descartes.

01/07/2025 Jorge Barrera
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Si Maquiavelo nos confrontó con la incertidumbre del poder, René Descartes (1596–1650) nos invita a reconfigurar el sujeto que piensa el mundo. Considerado padre de la filosofía moderna, su célebre ―pienso, luego existo‖ funda una nueva racionalidad basada en la duda metódica y la autonomía del pensamiento. En el campo educativo, su legado es profundo: al inaugurar una subjetividad racional, promueve una pedagogía centrada en la claridad, el método y la formación de un ciudadano capaz de pensar por sí mismo.

Joni Ocaño interpreta a Descartes como un pilar de la escuela moderna: pública, laica y universal, extremo en los que coincido con el académico. Sin embargo, también desde una mirada crítica. Propone que esta razón cartesiana, convertida en dogma, puede invisibilizar las condiciones materiales de la educación y reproducir desigualdades bajo la apariencia de neutralidad. No se trata de desechar su herencia, se trata de resignificarla, de ese modo formar sujetos críticos, sensibles y comprometidos con su tiempo. La razón, lejos de ser abstracta, debe volverse práctica situada, capaz de dialogar con la emoción, la historia y la justicia.

Introducción

La figura de René Descartes (1596–1650) representa un punto de inflexión en la historia del pensamiento occidental. Considerado el padre de la filosofía moderna, su obra no solo transformó la metafísica y la epistemología, sino que sentó las bases de una nueva racionalidad que impregnó la ciencia, la política y la educación. Este artículo explora sus aportes a la modernidad articulando tres ejes: el pensamiento cartesiano en sus fuentes primarias, su resignificación en el campo educativo según Joni Ocaño, y su lectura crítica.

1. Descartes y el nacimiento del sujeto moderno

En su célebre Discurso del método (1637) y las Meditaciones metafísicas (1641), Descartes inaugura una nueva forma de pensar basada en la duda metódica y la certeza del cogito: ―Pienso, luego existo‖. Esta afirmación no solo funda la subjetividad como punto de partida del conocimiento, sino que desplaza la autoridad externa (la tradición, la Iglesia, Aristóteles) en favor de la razón individual.

Este giro epistemológico implica una ruptura con la escolástica medieval y una apuesta por la autonomía del pensamiento. Como señala José Alsina Calvés, Descartes ―marca el inicio de una nueva fundamentación de la ciencia‖ y su egología ―está en la base de la metafísica de la subjetividad‖. La modernidad cartesiana, por tanto, no es solo un cambio metodológico, sino una reconfiguración ontológica del sujeto y su relación con el mundo.

2. La racionalidad cartesiana en el proyecto moderno de educación Joni Ocaño, en Teorías de educación y modernidad, sitúa a Descartes como una figura clave en los albores de la modernidad pedagógica. En el capítulo “Los albores de la modernidad: Humanismo y Renacimiento‖, Ocaño destaca que Descartes representa ―la esencia racional del hombre‖ y que su pensamiento inaugura una pedagogía centrada en la razón como facultad universal y estructurante.

Para Ocaño, la modernidad educativa se articula en torno a la escuela pública, laica, obligatoria y universal, concebida como instrumento de formación del ciudadano racional. En este marco, el legado cartesiano se traduce en una pedagogía que privilegia la claridad, la evidencia y el método como principios formativos. La educación moderna, entonces, no solo transmite contenidos, sino que forma sujetos capaces de pensar por sí mismos, en línea con el ideal ilustrado de autonomía.

3. El método cartesiano y su impacto en la ciencia y la técnica

Uno de los aportes más duraderos de Descartes es su formulación de un método universal para alcanzar el conocimiento. En el Discurso del método,

propone cuatro reglas: evidencia, análisis, síntesis y enumeración. Este método, inspirado en las matemáticas, busca garantizar la certeza y evitar el error.

Este enfoque tuvo un impacto decisivo en el desarrollo de la ciencia moderna. Al separar el sujeto cognoscente del objeto conocido, Descartes sienta las bases del pensamiento científico objetivante. Como señala el historiador de la ciencia Alexandre Koyré, el cartesianismo contribuyó a la ―matematización de la naturaleza‖, desplazando la visión cualitativa aristotélica por una cuantificación del mundo físico.

4. Críticas y tensiones: la des-realización del mundo y la escisión cuerpo-mente

Sin embargo, el pensamiento cartesiano no está exento de tensiones. Su dualismo ontológico —res cogitans y res extensa— ha sido objeto de múltiples críticas. La separación entre mente y cuerpo, sujeto y mundo, ha sido interpretada como el origen de una racionalidad instrumental que reduce la realidad a objeto de manipulación.

Autores como Husserl, Heidegger y Foucault han cuestionado esta escisión, señalando que el sujeto cartesiano es una abstracción deshistoricizada. Desde la pedagogía crítica, Paulo Freire advierte que una educación basada exclusivamente en la razón puede derivar en una ―educación bancaria‖, que ignora la dimensión afectiva, corporal y social del sujeto.

Crítica al sujeto cartesiano

En mis artículos publicados en Medio Mundo, he intentado ofrecer una lectura crítica del legado cartesiano desde una perspectiva crítica de la pedagogía. Si bien reconozco el impulso emancipador del pensamiento moderno en su origen, sostengo que ha sido progresivamente capturado por una racionalidad funcional al sistema capitalista.

Me apoyo en autores como Althusser y Bourdieu para argumentar que la escuela moderna, heredera del proyecto cartesiano, ha contribuido a reproducir las desigualdades sociales bajo un supuesto manto de neutralidad. Ese sujeto

racional, autónomo y universal que propone Descartes se revela, en muchos casos, como una abstracción que silencia las condiciones materiales, históricas y culturales que atraviesan a los sujetos concretos.

No abogo por desechar el pensamiento moderno, sino por resignificarlo desde una pedagogía crítica que recupere la dimensión transformadora de la razón. En este sentido, mi propuesta dialoga con la de Ocaño, quien también reconoce la necesidad de una formación docente teóricamente consistente, pero anclada en la realidad social.

6. Comentarios desde la filosofía contemporánea

La influencia de Descartes ha sido objeto de múltiples interpretaciones. Michel Foucault, en Las palabras y las cosas, sostiene que el cogito cartesiano inaugura la ―época del hombre‖, donde el sujeto se convierte en fundamento del saber. Sin embargo, también advierte que esta centralidad del sujeto es una construcción histórica que puede ser deconstruida.

Por su parte, Cornelius Castoriadis critica la racionalidad cartesiana por su pretensión de universalidad y su olvido de la imaginación radical. En cambio, Jürgen Habermas rescata el proyecto moderno de la Ilustración, incluyendo a Descartes, como una apuesta inacabada por la emancipación racional, siempre que se complemente con una ética del diálogo y la intersubjetividad. . Conclusión: resignificar a Descartes en clave pedagógica

Los aportes de René Descartes a la modernidad son innegables: fundó una nueva epistemología, impulsó la ciencia moderna y redefinió la noción de sujeto. Sin embargo, su legado no debe ser asumido de forma acrítica. Como muestran Joni Ocaño y Jorge Barrera, es posible recuperar la potencia emancipadora del pensamiento cartesiano sin caer en sus reduccionismos.

En el campo educativo, esto implica formar sujetos racionales, sí, pero también críticos históricos y comprometidos con la transformación social. La razón, lejos de ser una facultad abstracta, debe ser entendida como una práctica situada, capaz de dialogar con la experiencia, la emoción y la justicia.

Bibliografía

Alsina Calvés, J. (2016). Descartes y los fundamentos filosóficos de la modernidad. El Catoblepas, (168), 9. Recuperado de El Catoblepas

Anzaldúa Arce, R. E. (2016). La recomposición de la racionalidad moderna y el avance de la insignificancia. Reflexiones Marginales, (33). Recuperado de Reflexiones Marginales

Castoriadis, C. (1997). La institución imaginaria de la sociedad (3.ª ed.). Tusquets Editores.

Descartes, R. (2004). Discurso del método. Alianza Editorial. (Obra original publicada en 1637)

Descartes, R. (1990). Reglas para la dirección del espíritu (G. Quintás Alonso, Ed. y Trad.). Alianza Editorial.

Cottingham, J., Stoothoff, R., & Murdoch, D. (1985). The Philosophical Writings of Descartes (Vols. I–II). Cambridge University Press.

Ocaño, J. (2019). La escuela moderna: entre la razón y la técnica. Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación, 17(2), 45–62.

Barrera, J. (2023). La razón instrumental y la pedagogía crítica: una lectura desde Althusser y Bourdieu. Medio Mundo. https://www.mediomundo.uy

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