Justicia por Ignacio

Editoriales 26 de febrero de 2022 Por Medio Mundo
Un joven chileno está acusado, en un endeble expediente judicial, de haber lanzado un cóctel molotov contra un carro de los carabineros, acusación que él niega. Será juzgado en el marco de la Ley de Control de Armas (LEY 17.798), decretada por la dictadura en 1977.
Carabineros Chile
FotoL: Alberto Valdés (EFE)

Fabricar o arrojar bombas molotov es la acusación preferida de los carabineros y los fiscales porque la modificación de la Ley de Armas aumentó las penas para quienes utilicen artefactos incendiarios.

Desde su detención, Ignacio ha sido mantenido en prisión preventiva a pesar de no tener antecedentes judiciales. La prisión preventiva ha sido utilizada por la justicia en forma abusiva con fines punitivos. Aunque parezca increíble, Ignacio es pasible de una pena de ¡cinco años de cárcel!

Más grave aún, en el caso de ser condenado Ignacio quedaría excluido de una eventual ley de indulto o amnistía, dado que los proyectos actuales no incluyen a los detenidos después de octubre del 2020.

Ignacio, como decenas de miles de jóvenes a lo largo y ancho de Chile, es culpable de haber participado en la extraordinaria revuelta juvenil y social que puso fin a la siniestra herencia económica, social e institucional del pinochetismo, logrando lo que en 20 años los sucesivos gobiernos no pudieron hacer.

Es culpable de haber participado en el mejor homenaje, en el más hondo y genuino homenaje, que Salvador Allende haya recibido desde su fallecimiento en 1973.

Gracias a esa revuelta, Chile eligió una Asamblea Constituyente para terminar con la Constitución de Pinochet. Gracias a esa revuelta los chilenos eligieron un joven presidente, cuyo mandato es poner fin a la terrible injusticia social que impera en el país andino.

Una revuelta reprimida salvajemente, con saña, durante la cual se cometieron todo tipo de atropellos, a todo tipo de personas, se violaron en forma sistemática los derechos humanos. Los informes de la ONU, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de Amnistía Internacional, del propio Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) dan cuenta de muertes, torturas, violaciones, mutilaciones, detenciones arbitrarias, uso indiscriminado y desproporcionado da la violencia, utilización abusiva de la prisión preventiva.

No puede ser que Ignacio, hijo bueno y cariñoso, según nos cuenta su madre Carolina, buen alumno, joven sociable y querido de sus amigos, sin ningún tipo de antecedentes penales sea condenado a cinco años de cárcel por haber participado en esa maravillosa gesta que tanto bien le hizo a Chile.

Su lugar no es la cárcel, es el hogar. Junto a su familia, con su padre, Eduardo, sacrificado obrero de la construcción, con su hermana de 13 años, Valentina, con su madre, Carolina, que dedica su vida a criar y educar a sus hijos.

El lugar de Ignacio y de todos los detenidos, procesados y condenados porque al hablar de él, hablamos de todos ellos y también de los que perdieron la vida bajo las balas y los golpes de los carabineros. De los que quedaron mutilados, de los que han sufrido graves daños psíquicos y morales.

Todos los presos deben ser liberados y todos los condenados amnistiados. No son delincuentes, son ciudadanos y luchadores que dieron un paso al frente para terminar con la miseria, la injusticia y construir un nuevo Chile.

¡Ojalá que el presidente Gabriel Boric, que cuando era estudiante también se rebeló, salió a las calles, sufrió la represión y fue denostado por el mismo sistema represivo, no se olvide de los jóvenes presos!

¡Ojalá que Boric que en diálogo con José Mujica decía que era parte de su semilla, no se olvide de los jóvenes semillas encarcelados!

¡Ojalá que los amnistíe, los saque de la cárcel, los devuelva a sus familias! Es un simple acto de justicia y además de inteligencia política. Sería un grave error, además de una gran crueldad que, después de haber recuperado la democracia dejando impune a los militares que la destruyeron, Chile deje presos a los luchadores que terminaron con la siniestra herencia pinochetista.

La Semana en Medio Mundo

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