Pensar en grande

Mediateca 06 de julio de 2023 Por Agustín Courtoisie
Las fuerzas progresistas del Uruguay, incluyendo las que existen más allá del Frente Amplio, deberían consensuar algunas cosas básicas en materia de política exterior: las obras de Alberto Methol Ferré constituyen un relevante insumo para concebirlas. Entretanto, sigue dando vergüenza el actual presidente uruguayo que gesticula en el Mercosur en contra de toda una tradición nacional de pensamiento en cuestiones internacionales.
MuralMetholFerre
Mural Tucho Methol Ferre / Foto: Gustavo A. Carbonell (2023)

He aquí un libro pequeño para pensarlo en grande. Porque si bien las páginas que integran Los Estados continentales y el Mercosur habían sido escritas hacia 1999 como documento de trabajo destinado a funcionarios del Servicio Exterior del Uruguay, la notable vigencia de sus reflexiones y la pertinencia bibliográfica de sus profusas referencias hacían ineludible su edición.

Humanista católico, audaz teórico social, Methol Ferré (1929-2009) fue el autor de El Uruguay como problema y una de las personalidades más relevantes a nivel continental del pensamiento histórico y geopolítico. Sin embargo, desde 1971 no se publicaba nada suyo en Uruguay.

Es más fácil definir “Estados continentales” por la vía del ejemplo: China, India, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea. Por supuesto, el “cómo” deberían relacionarse las naciones latinoamericanas y, en especial, aquellas que integran el Mercosur, ante esos poderosos Estados poseedores del territorio propio de un continente, es cosa harto problemática. Puede adelantarse, desde ya, alguna perspectiva: América Latina, según el autor, debería explorar las vías que la conducirían a un Estado-Nación continental, a menos que desee continuar marginada de las decisiones globales, en los suburbios de la historia.

Las profundas transformaciones geopolíticas hacia 1999 ya eran un dato de la realidad. Hoy el panorama se ha complicado aún más, consolidando aquellas tendencias de entonces. En la escala latinoamericana, por las dificultades de los procesos de integración. A escala global,  ante un mundo cambiante y  el poder distribuido  en forma multipolar.

Por ello son de mucha utilidad la inclusión en Los Estados continentales… de ciertas oportunas piezas introductorias, que sitúan al autor y a la obra en su debido contexto. Una, es la presentación formal de la Asociación “Alberto Methol Ferré”, que muestra que el autor ha dejado tras de sí una rica herencia y una masa crítica dispuesta a preservarla. Otra nota breve, muy cálida y personal, de Enrique Iglesias. Por último, un texto introductorio más extenso, erudito, que traza con momentos brillantes una panorámica de la obra de Methol, a cargo de Ramiro Podetti. El lector no familiarizado con la inmensa figura del pensador político uruguayo, debería comenzar por allí.

El índice de Los Estados continentales y el Mercosur ya puede empezar a sugerir la relevancia de este vibrante ensayo: Capítulo 1, “América Latina en el mundo según Felipe Herrera”, con una antología del pensamiento de esa gran chileno que integrara el gobierno de Salvador Allende. Capítulo 2, “¿Inactualidad del Estado-Nación?”;  Capítulo 3, “Los Estados-Nación Industriales”; Capítulo 4, “El nacimiento del Estado continental moderno: Estados Unidos y la Unión Soviética”; Capítulo 5, “Las tres épocas de la globalización”;  Capítulo 6, “Mercosur: significado y posibilidades”. Una distinción esencial para Methol Ferré es la de lograr identificar sin vacilaciones: el mero Estado-Nación, el Estado-Nación Industrial  y el Estado-Nación continental Industrial.

Es imposible resumir esta pequeña y densa joya de pensamiento geopolítico, por su mirada ambiciosa, generosa, justiciera, siempre crítica. El camino de la historia reciente del continente de las venas aún abiertas conduciría a Haya de la Torre, Lázaro Cárdenas, Getulio Vargas, Juan Domingo Perón y Rómulo Bentancourt. El camino de los estudios internacionales conduciría al diálogo del autor con los autores de las más diversas procedencias, incluyendo algunas fuentes muy conservadoras (diálogo plural y enriquecido al fin por eso mismo): Henry Kissinger, Samuel Huntington, Zbigniew Brzezinski. Cualquier camino arribará a algunas sorpresas: la inclusión de citas de Peter Drucker, las referencias a Ernest Gellner, Eric Hobsbawm, Hans Weigert y Friedrich Ratzel, o el papel protagónico asignado al ya mencionado Felipe Herrera.

En todo caso, Los Estados continentales y el Mercosur es una lectura ineludible para superar una mirada miope y por ello errónea del último cuarto de hora crítico del Mercosur. También para no confundirse ante las acusaciones de “populismo” (a veces más simplistas incluso que el fenómeno denunciado), o ante los intentos todavía fallidos por proyectar a América Latina como algo más que una yuxtaposición inconexa de parroquias productoras de materias primas. Lectura imprescindible, sobre todo, para que no se resignen quienes extrañan a Carlos Real de Azúa, Carlos Quijano, Arturo Ardao y al propio Alberto Methol Ferré, como nutrientes de nuestra sociedad, de nuestra cultura  y de la política del Uruguay, en el espacio continental latinoamericano que le podría otorgar sentido.

REFERENCIAS:

Este artículo, con mínimos ajustes, es el mismo que fue publicado hace una década en El País Cultural. Asumí también, por entonces, la responsabilidad de incluirlo como uno de  “los libros del año 2013”.

Methol Ferré, Alberto (2013). Los Estados continentales y el Mercosur. Montevideo: Casa Editorial Hum. 

Methol Ferré, Alberto (2023) [Página web oficial]. Recuperada 5/5/2023: http://metholferre.com/

Pereira, Marcelo (2023). “Cuatro años de gesticulación en el Mercosur”. https://ladiaria.com.uy/articulo/2023/7/cuatro-anos-de-gesticulacion-en-el-mercosur/

CRÉDITO DE LA FOTOGRAFÍA: 
Gustavo A. Carbonell (2023)

SELECCIÓN DE PÁRRAFOS:

(Estados situados). Desde 1900 el mundo es un solo sistema. Es la segunda fase de la globalización. En adelante hay definitivamente una sola historia, donde todo repercute en todo. De tal modo, lo que ante todo importa es determinar las fases principales del único sistema mundial en proceso, del que todos somos parte. Y donde no hay más comprensión de sí mismo sin el horizonte de la situación específica del sistema mundial. Esta es la originalidad que inaugura el siglo XX, que puede hablar así de guerra “mundiales”.

(Águilas). Donde mejor se ven los panoramas de la Tierra es desde las alturas. Por eso las águilas son símbolo tradicional del poder. Tienen la mirada abarcadora del conjunto. Pero las alturas no son las mismas, tienen distintos ángulos y no implican los mismos contenidos. Geopolítica es perspectiva global de la historia en la dinámica de los espacios (…) Quienes han pensado más el conjunto de la Tierra son las grandes potencias. La geopolítica es propia de las grandes potencias, ya que está ligada a su proyección en la Tierra. Pero no se reduce a ellas. Toda política es geopolítica.

(Espacio-Tiempo). Las cosas obvias, de tan evidentes, ni se las ve. Si la política es relación del hombre con el hombre tomado en sus conjuntos, es siempre relación localizada en espacios concretos. El hombre es animal terrestre y político, por lo que hace naturalmente geopolítica, aunque sea de modo ingenuo, no explícito. No hay historia sino espacializándose. Lo que no impide que haya gentes que cuentan la historia con una gran desatención de los espacios. Pues la historia no es tiempo, sino espacio-tiempo.

(Pequeños Estados). Las geopolíticas son de corto o largo alcance. Lo común es que Estados poco poderosos (es decir, que inciden poco en los otros) tengan geopolíticas de corto alcance. Vivan al día a día, que es recibir más la política de otros que hacerla. Pero en realidad, solo hay política propia si se logra una mirada de largo alcance. Entonces, si quienes han pensado más el conjunto de la Tierra son las grandes potencias, se nos vuelve indispensable atravesar sus pensamientos para poder vernos mejor.  Por mediación del saber de las grandes geopolíticas, es que los Estados pequeños podrán elaborar la propia.

(Incómodo pero necesario). El Mercosur es el gran desencadenante de la nueva integración , que preside nuestra entrada al siglo XXI. Eso no quiere decir que sea una entrada necesariamente serena, pues puede serlo muy turbulenta. Sería lo más normal. El Mercosur inaugura propiamente la nueva historia latinoamericana.

Fuente:  Los Estados continentales y el Mercosur, 2013, páginas 110, 111 y 140.

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