Aportes para la reflexión en el centenario del nacimiento de Paulo Freire

Columnas 09 de agosto de 2021 Por Jorge Barrera
El pensamiento de Paulo Freire se distingue por su gran originalidad: esto le ha permitido trascender las fronteras latinoamericanas y proyectarse a los principales centros intelectuales del mundo. No en vano el propio Henry Giroux lo define como su principal referente.
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Paulo Freire

Una  antropología de la liberación

Paulo Freire fue un católico comprometido, sus ideas se desarrollan en la práctica, sus discurso no son “flatus vocis”, sino,  testimonio de vida. Este educador popular templó su espíritu en el noreste brasileño, en la segunda mitad del siglo XX , una de las comunidades más pobres y postergadas de la América Latina, la de las “venas abiertas”.(Galeano, 1970).

“El contexto del noreste brasileño en la primera mitad del siglo XX presentaba una situación desesperante, gran parte de la población se encontraba en la pobreza extrema. Es allí que se oyen voces que claman por justicia, es allí donde Paulo Freire, en contacto con “los desharrapados”, descubriéndose en ellos, sufriendo con ellos comienza a gestar su pedagogía del oprimido.” Barrera,  2021)

Sus ideas antropológicas remiten al mensaje evangélico; al respeto del hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios. Como toda la llamada filosofía de la liberación, el discurso del pedagogo brasileño incorpora elementos del análisis marxista de la sociedad y otros elementos que lo emparentan con la escuela de Frankfurt.    

El pensamiento de Paulo Freire está en sintonía con la “ opción por los pobres” emanada del Concilio Vaticano Segundo y los cambios revolucionarios en la Iglesia promovidos por Juan XXlll y en consonancia con el evangelio y la vida de Jesús que; “Nació en una familia humilde y trabajó como artesano. Al principio de su predicación, anunció que en el Reino de Dios los pobres son bienaventurados (cfr. Mt 5, 3; Lc 6, 20; EG, 197).”  (Papa Francisco, 2020).  

La pedagogía del oprimido está dedicada a los  “desharrapados del mundo y a quienes descubriéndose en ellos, con ellos sufren y con ellos luchan”, de ese modo el hombre encuentra a Dios en el sufrimiento de sus hermanos, sobre todo en las penurias de aquellos más postergados.

El Pedagogo Brasileño piensa que no es posible hacer una reflexión sobre lo que es la educación sin reflexionar sobre el hombre mismo, de allí la necesidad de partir de  un

estudio filosófico – antropológico. Para eso, propone pensar sobre nosotros mismos, Buscando como San Agustín en su propia interioridad.  De esa manera, es posible encontrar, en la naturaleza del hombre, algo que pueda constituir el núcleo fundamental donde se sustente el proceso de la educación. Es desde allí donde Freire comienza a construir su pensamiento antropológico y pedagógico.                        

Martín Buber escribió un libro muy interesante, llamado “Qué es el hombre”. En ese texto  afirma que  Kant, uno de los filósofos más brillantes de la modernidad, ha sido quien con mayor agudeza ha señalado la tarea propia de la antropología filosófica.

Según él, se puede delimitar el campo de esta filosofía en sentido universal mediante estas cuatro preguntas: “1.—¿ Qué puedo saber.? 2.—¿Qué debo hacer? 3.—¿Qué me cabe esperar? 4.—¿Qué es el hombre? “ (Buber, Martín, 1967)

Paulo Freire transita en su obra por estos distintos tópicos. A la primera pregunta la responde partiendo de reconocer la situación de indigencia que define al hombre; “Es por esto por lo que los reconoce como seres que están siendo, como seres inacabados inconclusos, en y con una realidad que siendo histórica es también tan inacabada como ellos...” ( Freire, Paulo, 1984). Continúa afirmando que los hombres tienen conciencia de su inconclusión y que ahí, se encuentra la raíz de la educación como manifestación exclusivamente humana.

A la segunda pregunta ¿qué debo hacer? Freire responde que  existir, humanamente, es

“pronunciar” el mundo, es transformarlo. “El mundo pronunciado, a su vez, retorna problematizado a los sujetos pronunciantes, exigiendo de ellos un nuevo pronunciamiento. Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión” (Ibid, 1984). Agrega, además, que nadie puede decir la palabra verdadera solo, o decirla para los otros. Ninguna persona se puede erigir en el único capaz de pronunciar la palabra verdadera. Decir la palabra que pretende trasformar el mundo, que hominiza, es un acto comunitario. Implica un encuentro de los hombres para esta transformación. Por eso el hombre es con el otro y de allí que Freire afirma: “nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión mediatizados por el mundo” (Ibid). El imperativo ético es el de habilitar el diálogo para transformar el mundo, romper las estructuras inhumanas de miseria y opresión, que atan al hombre. Para ello, es preciso superar la contradicción oprimidos - opresores, creando las condiciones para la toma de conciencia de la propia situación. El primer paso del proceso liberador es la liberación de la conciencia, es decir, su des – alienación; para lograrlo es necesario situar la conciencia en situaciones desafiantes, estas  se dan en contextos existenciales, mediante la puesta en vigor de los mejores argumentos que puedan desplegarse en el grupo dialogante. Por eso, el diálogo se hace comprometido y comprometedor en la humanización del mundo y de los sujetos, dado que, sólo un ser comprometido – radical – hace del ejercicio permanente del diálogo y la conversación el reto político, ético y pedagógico de la alteridad. En consecuencia, la propuesta política, pedagógica, antropológica y filosófica del autor, se encuentra en la centralidad dada por él, a la posibilidad vinculante del diálogo.

¿Qué me cabe esperar? Lo que nos cabe esperar es la venida del “hombre nuevo”, la liberación del oprimido y la transformación también del opresor. La construcción de nuevas estructuras políticas y sociales,  mas justas y solidarias. La pedagogía crítica es un eslabón imprescindible para la llegada de ese “hombre nuevo”,  constructor de un mundo nuevo, teniendo en cuenta que es el sujeto principal del proceso de cambio.  

Para Freire el concepto liberación se relaciona con el de la humanización de todos los seres humanos, de los oprimidos y de los opresores. La liberación de los oprimidos es, entonces, una transformación del mundo, que conlleva la superación de toda alienación.

Freire plantea que el trabajo con grupos es ante todo un ejercicio de esperanza, pues se debe recordar que el cambio llega a partir de pequeñas experiencias. A pesar de sus encuentros y desencuentros, los seres humanos, logran articular iniciativas y fuerzas para concretar acciones de mejora en las condiciones de vida de los colectivos.

Como señala Buber, las tres preguntas anteriores confluyen y se subsumen en la cuarta. ¿Quien es este ser que puede saber, que tiene un deber moral y que además está animado por una esperanza? ¿Cuál es el lugar especial que al hombre corresponde en el cosmos? ¿Cuál es  su relación con el destino y con el mundo de las cosas?  ¿Qué importancia tiene la comprensión de sus congéneres, su existencia como ser que sabe que ha de morir, su actitud en todos los encuentros, ordinarios y extraordinarios, con el misterio que componen la trama de su vida?

En esta antropología entra la totalidad del hombre, lo dicho y lo no dicho, frente a la pregunta por el hombre: Freire dirá: “ni pura objetividad, ni pura subjetividad; es la conciencia mediadora del mundo. Ni el hombre esencial aristotélico- tomista, que se educa sin reconocer los conflictos, para servir a una sociedad aristocrática, virtuosa, elitista; ni el puro hombre-deber de Kant que obedece al imperativo categórico; ni el determinado únicamente por lo económico de Marx.

Indiscutiblemente, Paulo Freire irradia y orquesta pensadores y subjetividades democráticas. No pone el acento en la formación individualista del hombre, sino,  que  busca el sujeto inacabado, oprimido, el que al producir se va produciendo, aquel ser de relaciones consigo y con los otros, con el cosmos, con nosotros, situado social e históricamente. Así, la pedagogía de la liberación trabaja por la apertura del hombre al mundo, y viceversa.

Bibliografía

Barrera, Jorge. 2021. https://mediomundo.uy/contenido/2817/paulo-freire-un-educador-comprometido-con-la-educacion-liberadora

Buber, Martín. (1967) ¿Qué es el hombre?. Fondo de cultura económica. México

Freire, Paulo (1984). Pedagogía del oprimido, sigoloXX. Madrid. España

Gadotti, Moacir y otros. Paulo Freire , Contribuciones para la pedagogía . http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/clacso/index/assoc/D1599.dir/gomez.pdf

Papa Francisco,  (2020).  https://www.almudi.org/noticias-articulos-y-opinion/14552-la-opcion-preferencial-por-los-pobres-y-la-virtud-de-la-caridad

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