Tiempo al tiempo

Columnas 12 de febrero de 2021 Por William Marino
Hoy se vive un tiempo muy complejo. ¿Cómo podemos analizar nuestro presente, si somos casi incapaces de  analizar nuestro pasado? Así, nuestro análisis  hacia el futuro será mal realizado.
vacunas covid

Seguro este tiempo en que vivimos es complejo y por momento absurdo.  Esta pandemia del Covid-19, creada por la mano del hombre o de dios, nos ha perturbado y mucho a todos los seres humanos de la tierra. Los infectados suman millones y los muertos también, mientras hay países que por su poder económico, pueden acaparar las vacunas, pues por la plata baila el mono.

La Organización Mundial de la Salud, está diciendo que en el tema de las vacunas, ha sido un “fracaso moral catastrófico”.  El tema es que ya se sabe que hay países como Canadá que han comprado, reservado, 358 millones de dosis de la vacuna del laboratorio Pfizer Bio NTech, encargando en la última semana 1.900.000 dosis más. Lo curioso es que Canadá tiene una población de 38 millones de habitantes.

Por otra parte, podríamos decir que la pregunta del millón sería: ¿Por qué y para qué tantas dosis de vacunas? Los grandes laboratorios, que han recibido miles de millones de dólares a cuenta de las vacunas, no solo en EE.UU, sino Alemania, Francia, España, Italia, Inglaterra, Canadá, Corea S, Australia y otros países. Todo por ajustarse a modelo liberal capitalista, poner dinero arriba de la mesa, en forma adelantada.

Un informe de la universidad de Duque (EEUU), ha revelado que un grupo de países del primer mundo, los ricos, donde viven el 16 % de la población mundial, han adquirido (reservado) ya  más del 60% de las vacunas elaboradas.  Es decir, podemos afirmar que el mundo está en una pequeña, gran guerra comercial, donde la guerra fría ha vuelto en todo su esplendor.  

El final de la segunda década de este siglo XXI, nos ha traído, de la mano primero de Obama y luego de Trump, un nuevo estilo de guerra en el mundo, tal vez nunca visto, donde las armas convencionales juegan otro papel. Hoy lo primero es la “comunicación de la incomunicación”, la pandemia, o más bien los gobiernos nos han dicho: “todos dentro de sus casas”.

Los muertos son pocos, dicen algunos, pero en su inmensa mayoría, son personas ya retiradas del servicio activo, cobrando pensiones y/o jubilaciones, que a la postre les servirá a las cajas de jubilaciones públicas, pero en primer lugar a las privadas.  Todo esto viene alentado por la industria farmacéutica, los grandes laboratorios y junto a ellos los grandes medios de comunicación.

Por un lado están los países occidentales, un poco desunidos, pero muy unidos en su afán de hacer fabulosas ganancias. En la acera de enfrente, China, el gigante asiático que el imperialismo yanqui no puede detener su crecimiento económico, también está Rusia, Irán, Venezuela, Cuba.  

Todos los laboratorios están buscando una vacuna que cure esta pandemia que está arrasando el mundo de una manera distinta. La paralización del aparato productivo, en primera instancia, la prohibición de salir a las calles en algunos países, la caída casi total del turismo a nivel mundial y todo lo que se mueve en su entorno, la baja de los vuelos de los aviones, y se puede seguir. Esto ha llevado a que caiga el PBI de los países más industrializados.

Se está comentando en voz muy baja que las ganancias de algunos países, a través del entorno de la industria farmacéutica, puede llegar a rondar cientos de miles de millones de dólares, por eso la guerra comercial entre los distintos grupos.

Las vacunas hoy son un bien muy escaso a nivel mundial. En Noruega murieron varios adultos mayores, pues habían sido vacunados con la producida por los laboratorios Pfizer y allí los científicos chinos dijeron: "nosotros lo anunciamos". Los medios de comunicación  contraatacaron, el The New York Time escribió una extensa nota que se puede resumir así: “la vacuna china Sinovac no puede detener el virus tan bien como las desarrolladas por Pfizer y Moderna, las farmacéuticas de los EE.UU., aunque reconoce que la producida por Sinovac, es eficiente y segura”.  Vacunas escasas, acaparamiento por parte de países ricos y poderosos porque eso es capitalismo salvaje, cruel e inhumano.

Tal vez porque se discute con tanta mezquindad, para hacer y acumular más dinero en manos privadas, tal como sucede en este mundo capitalista y neo liberal, es que la OMS solicitó y aconsejó que se liberaran las patentes mientras dure la pandemia. Pero el egoísmo de unos pocos puede, al parecer, más de lo que nos imaginamos. China, Rusia, Cuba, Irán y aún la propia Venezuela, podrán producir vacunas que llevaran a profundizar aún más la guerra comercial, aunque ayudarán y mucho a los países más pobre del planeta.

No solo la universidad de Duke ha realizado estudios respecto a quién adquiere las vacunas. The People´s Vaccine Alliance, afirma que el 96% de las dosis que elabora Pfizer Bio N Tech, han sido adquiridas por los países ricos, amén del pago por adelantado.

Todo esto nos puede llevar a pensar que los países más pobres solo pueden ser vacunados en un escaso porcentaje, en el correr del año 2021. Hace ya unos años cuando los EE.UU, bajo la presidencia de Trump, se alejaron de la O.M.S., se la trató de desprestigiar, por eso al pedir, no exigir, que las patentes se liberarán en todo lo relacionado con los fármacos del Covid-19, por lo menos mientras dure la pandemia.  

Al parecer, esta sórdida guerra, al nuevo estilo, está siendo ganada a largo plazo por China y Rusia. Ambos están creciendo en influencia a lo largo y ancho del mundo.

William Marino

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