Poder y Fé

Cultura 04 de marzo de 2023 Por Marcelo Riveiro
El presidente Lula ha salido muy bien en la última encuesta de la reconocida empresa Quest realizada en los primeros días de febrero. El 40% de los brasileños consideran el desempeño del nuevo gobierno como positivo, la mayoría de los apoyos están en el nordeste y la región en la que es menos popular es en el centro-este. El 24% opina que el nuevo gobierno tiene una actuación regular y 20% opinan que el gobierno de Lula comenzó mal.
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Es muy probable que a poco más de un mes del comienzo del tercer mandato de Lula, ese 20% que opina negativamente, sea la expresión del bolsonarismo más duro con un neto perfil fascista.

Consecuente con todas las encuestas, las mujeres apoyan a Lula más que los hombres, siendo  el punto más débil la aprobación entre millones de evangélicos. La mitad de los evangélicos afirman que Lula no los comprende. Tal vez sea verdad y tal vez esa verdad no refiera solamente a Lula. Debo decir que la gran parte del progresismo, la izquierda y los liberales tienen dificultad a la hora de convencer con argumentos válidos a los militantes que profesan la fe evangélica.

¿Cuestión de fe?

Cuando la izquierda y los liberales abandonaron, por diferentes razones, los espacios de militancia en aquellos lugares de mayor necesidad y pobreza, esos espacios fueron rápidamente ocupados por los evangélicos pentecostales, dando lo que el estado debería proveer. Salud, comida, ropa, trabajo, reconocimiento social, seguridad y de yapa, fe y esperanza.

Ya en 2019 un censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), señalaba que en los últimos 10 años se había incrementado en un 61% la población evangélica. Los pastores evangélicos, desde hace bastante tiempo empezaron a abandonar los garajes alquilados donde instalaban sus iglesias para comprar predios y edificios de alto valor de mercado.

Con biblia en mano fueron recorriendo el camino hacia los estamentos de poder del gobierno. Esta realidad está presente en el día a día del pueblo brasileño. “La fe mueve montañas” y además, millones de reales y millones de votos a la hora de definir una elección.

La religión se ha vuelto más importante en cada elección. Buena parte de Brasil es cristiana. El  90% del país dice ser cristiano, en ese porcentaje sumamos a los católicos y evangélicos. En las últimas décadas el crecimiento de los grupos evangélicos llamó la atención de los partidos brasileños, fundamentalmente, los de centro derecha.

En la década del 80 los evángélicos eran menos del 10% de la población, hoy están en torno al 30%. Ese es un dato es muy importante si nos ponemos a ver las consecuencias para Brasil. No tenemos otro país que haya pasado por una transición religiosa del catolicismo al evangelismo tan rápido sin que hubiese una guerra civil o algo por el estilo.

¿Cómo fue la transformación de la política brasileña en la última década? ¿Qué rol tuvieron las iglesias evangélicas en esa transformación? ¿Cómo influyeron en la campaña electoral?

Esas preguntas y otras están abiertas al estudio y reflexión de todos, lo cierto es que debemos hacer un esfuerzo para entender esa realidad e ir encontrando respuestas posibles. Los partidos políticos brasileños precisan dialogar con los evangélicos porque son el 30% de la población. Es un contingente electoral realmente muy poderoso, muy fuerte. Un partido o un candidato no pueden tener pretensiones de ganar una elección sin conversar con estos grupos de poder y fe. Como es sabido, juntos esos dos componentes pueden cambiar la historia en cualquier parte del planeta.

Es increíble que el mayor exportador de carne del mundo tenga hoy día más de 33 millones de hambrientos. Terminar con el hambre es el gran tema a resolver en el gobierno de Lula.

Para finalizar, pienso en nuestras enormes diferencias con el pueblo brasileño. Esas diferencias se manifiestan de muchas maneras, una de las principales es la relación con la fe. Respuestas para esas diferencias hay muchas y para todos los gustos. Una de ellas es que para millones de brasileños el comer, el vivir un día más pasa por ejercitar una enorme cuestión de fe.

Marcelo Riveiro

La Semana en Medio Mundo

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