La Filosofía en la escuela

Columnas 01 de agosto de 2022 Por Jorge Barrera
La palabra filosofía significa, etimológicamente, amor a la sabiduría. Si hay algo que es bueno que los niños adquieran en el sistema educativo formal, es precisamente, el amor a la sabiduría.
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En este artículo pretendo fundamentar el valor pedagógico de la enseñanza de la filosofía en la escuela y en consecuencia, la importancia que el magisterio conozca los métodos y contenidos de este saber milenario, que definió la cultura en occidente.

En su célebre artículo “Que es la filosofía” Jaspers se refirió a las  preguntas que formulan los niños, al mejor estilo socrático: “Una maravillosa señal de que el hombre filosofa en cuanto tal originalmente son las preguntas de los niños. No es nada raro oír de la boca infantil algo que por su sencillo penetra inmediatamente en las profundidades del filosofar.” (Jaspers, Karl, 1953)

El filósofo existencialista ilustra su pensamiento con algunos ejemplos, seguramente, se nos podrían ocurrir muchos más si evocáramos nuestra propia experiencia.

“Un niño manifiesta su admiración diciendo: "me empeño en pensar que soy otro y sigo siendo siempre yo". Este niño toca en uno de los orígenes de toda certeza, la conciencia del ser en la conciencia del yo.” (ibid)

Continúa el artículo con otra serie de ejemplos, cada uno de ellos referido a un área diferente del pensar filosófico.

Este artículo no es un caso aislado, Piaget realizó una investigación, a principio del siglo XX, sobre el concepto del deber en los infantes, el informe de la misma se conoció como “El desarrollo moral del niño”. La tesis central, del filósofo suizo, es que el niño pasa de un primer estadio moral  heterónomo a un estadio superior, en el cual el niño actúa en forma autónoma, es decir, a partir de un concepto de deber propio. El modelo es evolutivo, trata de demostrar que en la infancia se va construyendo la moral a partir de la interiorización de algunos códigos determinados.

Piaget continuó sus estudios analizando la mentira infantil para seguir la evolución de la conciencia de la regla y del juicio moral. En resumen, en la moral infantil se da un pasaje de la heteronomía hacia la autonomía moral y el respeto mutuo. Este proceso se ve facilitado cuando existe  una fase de cooperación entre el adulto y el niño que provoca una interiorización de las reglas y de sus consignas .

“Esta tesis fue el objetivo de otra investigación que estudiaba las relaciones entre la cooperación y el desarrollo de la noción de justicia. De sus trabajos sobre la justicia, Piaget deduce tres grandes períodos: Hasta los 7-8 años el niño subordina la justicia a la autoridad adulta; entre los 8 y 11 el niño se mueve en un igualitarismo progresivo;  finalmente, a partir de los 11-12 años, la justicia igualitaria se convierte en equidad.(Vilanou, Conrad, 2001)

La investigaciones de Piaget sirvieron de base para los trabajos de L. Kohlberg sobre los estadios del desarrollo moral definidos en términos cognitivo-estructurales.

Este autor realiza un desarrollo conceptual de su teoría distinguiendo básicamente tres estadios en relación con las convenciones. Igual que Piaget postula que el desarrollo de la moralidad se relaciona con la autonomía de los sujetos. Establece tres fases: 1) el Pre convencional, 2) el convencional 3) El post convencional. Cada una de estas comprende dos dimensiones, dando origen a seis estadios.

Kohlberg propone enfrentar a los niños a determinados  conflictos morales (dilemas), de ese modo, se va evolucionando en la moralidad. “Para la definición de los estadios se sirvió de una medida del juicio moral compuesta por un listado de 25 aspectos del juicio moral, circunstancia que permite clasificar de modo objetivo y sistemático los juicios morales de acuerdo con los 25 aspectos morales universales y los seis estadios del desarrollo moral.” (Ibid)

Tanto Piaget como  Kohlberg aseguran que es gracias al deseo de aprender que  evoluciona la conciencia moral. Nótese la similitud entre esta expresión y el “amor a la sabiduría”.

La filosofía despierta la curiosidad, se caracteriza por la formulación de preguntas para intentar desentrañar los misterios del universo y de la vida, la incorporación de contenidos filosóficos en la currícula ayuda al desarrollo del pensamiento infantil.

El filosofar es una actividad humana ineludible, si no se hace buena filosofía se hará filosofía mala.

En el siglo XX Lipman creó el programa de filosofía para niños. Esta propuesta se basaba en trabajar a partir de novelas filosóficas y guías de trabajo. Los distintos textos estaban destinados a estudiantes de diferentes edades, desde escolares hasta liceales. A través de los libros, el autor, va recorriendo diferentes ramas de la filosofía, adecuadas a las diferentes edades. De ese modo. aborda diferentes temas referidos a la moral, a la teoría del conocimiento, a la estética o a la lógica, entre otras ramas del pensar filosófico.

El programa pone especial consideración en la decodificación de los textos, su análisis crítico, el valor de la argumentación y la construcción lógica del pensamiento, con la particularidad de que se parte de situaciones cotidianas y a partir de ellas se intenta abstraer los conceptos generales.

Otra aproximación que se realiza a la enseñanza de la filosofía en la escuela es la que promueve la educación en Derechos Humanos. La enseñanza de estos derechos, en la medida que se presenten de manera crítica, propicia el pensamiento filosófico en su dimensión axiológica.

“Cuando se piensa en la educación en derechos humanos es importante no perder de vista que éstos se configuran en el cruce de varias dimensiones: • Una dimensión filosófica (de las ideas) que se expresa en dos niveles: (a) en sentido estricto, la filosofía proporciona los principios y procedimientos que fundamentan los derechos humanos y constituyen una ética, y (b) en sentido amplio, las concepciones circulantes en el ámbito de las representaciones culturales y creencias que sustentan las prácticas sociales. Sustenta la concepción de persona, el valor de la dignidad humana, y las exigencias que de ella se derivan para las relaciones entre personas” (IIDH, 2006)

Complementariamente, con los aportes de los autores que hemos referido, podemos señalar algunos contenidos y estrategias didácticas que son factible de trabajar en la escuela y que forman parte de la filosofía y del filosofar.

La filosofía puede ser trabajada desde la transversalidad, ya que los procedimientos de análisis y las diferentes formas de comunicación, propias del pensar filosóficos, pueden utilizarse en las diferentes áreas del conocimiento. También desde un espacio propio, donde se enseñe el uso de determinadas herramientas útiles para filosofar.

Uno de los objetivos de la escuela debe ser la construcción de la autonomía moral del alumnado,  la clarificación de valores y la resolución de dilemas éticos propician la construcción de un pensamiento autónomo y ayuda a fundamentar y comunicar las ideas propias.

“Ser “moral” supone descubrir lo que nos parece personalmente correcto en situaciones controvertidas y, también, sentirse obligado a cumplirlo con independencia de los puntos de vista y presiones ajenas “ (Buxarrais, Mª Rosa, 2001)

En el templo de Apolo, donde se encontraba el oráculo de Delfos se destacaba la frase: “conócete a ti mismo”. La filosofía es, desde tiempos de Sócrates, un instrumento imprescindible para lograr el autoconocimiento.

La educación tiene una doble función, por una parte debe conservar lo mejor de la cultura, por otro lado debe desarrollar una tarea transformadora. A tales efectos debe potenciar, en el estudiantado, la toma de conciencia sobre las diferentes problemáticas que amenazan a nuestra sociedad,. Es importante una enseñanza comprometida en ayudar a construir matrices axiológicas que contrarresten las actitudes y valores que no colaboran con una vida más humana. El utilitarismo, la explotación, la desigualdad, el sexismo, el racismo, etnocentrismo, individualismo, etc. han sido parte de la génesis de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad.

Desde temprana edad es importante comenzar a reflexionar sobre estos tópicos. Para lo cual es importante trabajar la lógica informal, como un escudo contra las falacias de la ideología dominante; la teoría de la argumentación, para desarrollar un pensamiento crítico y reflexivo  y potenciar el lenguaje en sus múltiples funciones.

En consecuencia; contenidos de ética, estética, lógica y teoría del conocimiento son necesarios para conformación  de un pensamiento potente que permita, al niño, la adquisición de un mejor  conocimiento de la realidad.

Jorge Barrera.

Ex columnista del Periodico “Los Principios” de San José. Ex Director de la revista “Veamos”. Prof. de Filosofía. Diplomado en Ciencias Sociales. Magister por la Universidad de Barcelona y Por Flacso Uruguay. Ex Director y ex Inspector de Educación Secundaria. Actualmente Profesor del IFD de San José. Integra el grupo de Reflexión Latinoamericana. 

Bibliografía

Buxarrais, Mª Rosa, 2001.Una propuesta de educación en valores.  Estrategias para el desarrollo de la autonomía. Universidad de Barcelona.

Instituto interamericano de derechos humanos. (2006), Propuesta curricular y metodológica para la incorporación de la educación en derechos humanos en la educación formal de niños y niñas entre 10 y 14 años de edad. Documento de trabajo; san José. Costa Rica.

Jaspers, Karl, (1953). La Filosofía, Fondo de Cultura Económica, México

Vilanou, Conrad . (2001) Departamento de Teoría e Historia de la Educación. Facultad de Pedagogía. Universidad de Barcelona (España)

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