El golpe

Columnas 22 de junio de 2021 Por William Marino
El 27 de junio de 1973, los militares fascistas de este país dieron un golpe a sangre y fuego. A las dos de la madrugada decretaron disuelto el Parlamento...
Golpe Militar 1973

Los parlamentarios blancos y colorados de derecha, apoyaron el golpe, unos en forma activa, otros en forma pasiva. Unos dando instrucciones a sus seguidores de “no juntarse con los comunistas”, otros observando que pasaba y contra quienes iban los golpistas, si solo contra el pueblo trabajador o el gran capital. ¿Alguien se ha preguntado por qué los Senadores y Diputados no ocuparon el Palacio Legislativo? Eso era una demostración de defensa de la Libertad y Democracia.  Esa misma madrugada, la C.N.T. decretaba la huelga general por tiempo indeterminado con la ocupación de los lugares de trabajo, tal cual estaba en los estatutos de la Central de Trabajadores del Uruguay desde 1961. Esta norma estatutaria, no solo estaba en los estatutos, había sido discutida y aprobada en todas las asambleas de los sindicatos.  Nada fue espontáneo, sí hubieron muchos puntos de vista que se discutieron en aquella época con mucho fervor, con mucho entusiasmo.

En la nota anterior, decíamos que en 1959, militares colorados, llamaban a gritos, pero en silencio, a no entregar el gobierno a los blancos, que habían ganado las elecciones en el año anterior. En 1961, el que se moverá en las tinieblas militares, será Benito Nardone, conocido por Chicotazo o “El Rabanito”, colorado por fuera y blanco de corazón. Hay que tener en cuenta que Nardone integraba el Consejo Nacional de Gobierno por el Partido Nacional. Eso sí, ya respondía a la unidad del gran capital (oligarquía) del campo y la ciudad.

¿Será solo coincidencia con lo que pasa hoy en este gobierno de coalición?  Pues, hay coincidencias. Los golpes militares junto a civiles oligarcas dueños del gran capital de la banca, la gran industria, el comercio, el campo y los medios de comunicación, para despojar las conquistas de los trabajadores.  

El 1 de enero de 1959 surgió como un torrente la Revolución Cubana, que los EE.UU. no pudieron ahogar en sangre, como lo habían hecho en Guatemala o Bolivia. El imperialismo estaba muy preocupado, los movimientos de los pueblos aprendían de sus derrotas. Las armas parecía que NO eran la solución. Por eso surge en 1961 la “Alianza para el Progreso”, invento creado para frenar los levantamientos armados en América Latina. El impulsor será el Presidente John Kennedy, que luego será asesinado, al igual que su hermano.

Aquí en Uruguay, esa alianza se conoció en Punta del Este, luego de la reunión de la Conferencia Interamericana, Económica y Social, para discutir su aprobación y puesta en marcha. A esta conferencia en nombre de Cuba, concurrió Ernesto Che Guevara. En su estadía ofreció una conferencia en el Paraninfo de la Universidad, donde al finalizar la misma, la derecha, con la CIA a la cabeza, pretende asesinarlo. Asesinarán de un disparo al Profesor Arbelio Ramírez. 

Por eso volvemos a preguntar: ¿la teoría de los dos demonios existió? Y sí existió, ¿quiénes fueron esos dos demonios?  En todo caso los dos demonios pertenecieron al mismo bando: la derecha. Fueron los demonios que se enriquecieron violando la Constitución y la ley. Fueron los que asesinaron a sangre fría con el pretexto de defender la patria y la sociedad occidental y cristiana.  

Pero volvamos al tema de la Huelga General, decretada y respetada por todo el Movimiento Obrero organizado. Fueron quince días de huelga con ocupación de los centros de trabajo, fábricas, oficinas, centros estudiantiles, talleres chicos y grandes, la Central Batlle (UTE), ANCAP, bancos, todo lo imaginable.

El asombro en el mundo, pero también en el Uruguay. Pocos podían creer la capacidad del Movimiento Obrero uruguayo. Los propios golpistas, con el Coronel Bolentini a la cabeza, le pidieron a la C.N.T. el levantamiento de la Huelga General, 48 horas después de comenzada. El coronel Bolentini, Ministro del Interior “convocó” a dirigentes de la C.N.T. y les dijo lo siguiente: “bueno, yo sé que ustedes durante años han dicho que cuando un golpe de estado se produzca van a realizar una huelga general; ustedes que son serios; cumplieron. Hicieron 48 horas de paro general, ahora levántenlo, no hace falta que continúen, ya demostraron que lo pueden cumplir”.

Al parecer esto descoloco a muchos. La dirección del comando de la huelga no supo contestar en forma contundente, desde el punto de vista político. Tres días después vendrá la requisitoria de toda la dirección de la C.N.T., junto a la promesa de un gran aumento de salarios.

En plena huelga general, vendrá la gran jornada del 9 de Julio, movilización convocada a las 5 en punto, por medio de Rubén Castillo, recitando un poema de García Lorca. La represión fue feroz, por parte de la policía y el ejército, aunque también aquí participaron civiles armados.

Ellos fueron la Juventud Uruguaya de Pie, conocida en aquella época como los fascistas de la JUP. Ya en ese momento tenían en su haber más de una decena de asesinatos, en especial de estudiantes. Esta manifestación, que tampoco fue espontánea, sino organizada desde abajo, llegó a las cinco en punto a inundar de gente la avenida 18 de julio, desde Ejido a Andes.

En una documental filmada desde el primer piso del bar Rex (18 de julio y Julio H. y Obes), se ven los tanques venir por Agraciada (Libertador). Ese mismo día a las 19 horas, las hordas fascistas invadirán y destrozaran el diario El Popular. De allí se llevaran unos 150 trabajadores “detenidos”. Detenidos y apaleados, hombres y mujeres. En este lugar hubo un gran simulacro de fusilamiento, que era una forma de atemorizar psicológicamente, a los ciudadanos y al pueblo.

Tres días después, se levantará la Huelga General.  Nadie podrá decir que esta Huelga fue una derrota para la clase obrera. Sí lo fue la naciente dictadura cívico-militar, que surgió herida de muerte y huérfana de pueblo.

                                             WILLIAM  MARINO          

         

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