Una reforma inmoral

Columnas 22 de marzo de 2023 Por Carlos Alejandro
Recordando el proceso de reforma de la seguridad social de 1996, junto con unos compañeros, surgió la idea de revisar los argumentos de los mismos actores políticos y técnicos, que hoy nos proponen esta reforma de la seguridad social que está a estudio del parlamento.
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Foto: Ernesto Ryan (La Diaria)

Buscando antecedentes y argumentos encontramos una cantidad de archivos que desnudan a quienes nos hicieron creer en 1996, que lo mejor que nos podía pasar como trabajadores activos del país, era la aprobación por el parlamento, de la  reforma que introdujo un sistema mixto, con un pilar de reparto administrado por el estado y un pilar de capitalización individual con fondos administrados por empresas. Está claro que hoy seria muy tedioso incluir aquí esos argumentos pero pueden buscarlos en la web  tan solo poniendo sus nombres Saldain, Sanguinetti, Lacalle, etc.

 Uruguay fue pionero en América Latina en desarrollar un sistema de seguridad social integral. En buena medida, esto contribuyó a que en nuestro país tuviera una distribución del ingreso que igualaba a todos los ciudadanos, hecho que lo llevo a ser referencia en el continente como un ejemplo de estado de bienestar. Inicialmente el sistema se limitaba a cubrir el riesgo de vejez, invalidez y sobrevivencia (IVS), pero gradualmente fue incorporando la cobertura de otros riesgos (enfermedad, desempleo, etc.).

Si bien hubo algunos intentos previos, es recién en la reforma de la constitución del año 1967 cuando se centraliza la administración del sistema de cobertura de los riesgos de IVS, (invalidez, vejez, sobrevivencia), al crearse el Banco de Previsión Social (BPS) que tiene como cometidos “coordinar los servicios estatales de previsión social y organizar la seguridad social”.

Hasta abril de 1996 todos los trabajadores que no estaban cubiertos por las cajas militar, policial, bancaria, notarial o de los profesionales universitarios tenían la obligación de inscribirse en el BPS y contribuir en función de sus ingresos salariales (o de sueldos fictos, en algunas ocupaciones).

Tanto en el sistema anterior como en el actual, los afiliados al sistema reciben una transferencia desde el resto de la sociedad, que se refleja en un IR promedio mayor que la unidad en todos los escenarios considerados. Esta transferencia se realiza, en primer lugar, a través de las contribuciones al sistema por parte de los empleadores, que no están consideradas en el IR. En segundo lugar, en la medida en que el sistema (tanto en el régimen anterior como en el actual, en el pilar de reparto) sea deficitario, la sociedad en su conjunto realiza una transferencia hacia los beneficiarios del mismo, a través del pago de impuestos ya sea en el presente o en el futuro (si el déficit se cubre con emisión de deuda pública).

Si se toma en cuenta el flujo de ingresos a lo largo de la vida, ordenado por deciles, se observa que la reforma del 96 tiene un efecto regresivo. Esto es así porque en todos los escenarios mejora el rendimiento para los individuos que se ubican en el decil superior, mientras que se reduce el rendimiento para los deciles más bajos.

En conclusión, la reforma de 1996 generó modificaciones en la distribución del ingreso, en una dirección regresiva. Estos cambios en la distribución del ingreso son “viables” políticamente dados la relativa vaguedad  que tiene el impacto de la Historia Laboral sobre la reducción de la evasión.

Aquella panacea que nos vendió el mismo operador que hoy utiliza la derecha para vendernos esta nueva reforma, en realidad fue todo lo que como izquierda dijimos que iba a ser, a pesar de las voces que, desde dentro del Frente Amplio que veían con buenos ojos la reforma del 96, y su sistema mixto. Como dijo Tabaré: “ se equivocó la paloma, se equivocaba..!” Hoy los hombres y mujeres que trabajan nuevamente se harán cargo de soportar las consecuencias de esta nueva reforma: Habrán de trabajar mas años para ganar menos.

Hoy la tarea fundamental de todos nosotros, es salir a la calle, es volver a la tarea del puerta a puerta, en los lugares de trabajo, la feria, en todos los ámbitos, y difundir el daño sobre la seguridad social en conjunto, que habrá de tener como resultado esta reforma nefasta que impulsa el gobierno. Estamos convencidos que finalmente habrá de aprobarse con los votos de la coalición de gobierno, es casi un hecho que en el toma y daca entre los socios dela coalición, habrá acuerdo para que el hererismo le vote las leyes de reparación y de seguridad cibernética a Cabildo, o quizás el lugar reclamado en la Corte Electoral, quien sabe. 

Por lo que ya deberíamos estar trabajando, sobre un nuevo proyecto que resuelva definitivamente los problemas estructurales que tiene el sistema, y que devino a peor luego de la reforma del año 96 y que esta reforma actual NO RESUELVE y simplemente traslada el problema unos años.

Desde Abril de 2020, y una vez que nos enteramos que se estaban haciendo los cálculos actuariales por técnicos del BPS, que seguramente fueran para esta reforma, cosa que se confirmo luego, propusimos en todos los ámbitos de dirección, tanto Secretariado Ejecutivo como Mesa Politica, que el Frente Amplio debería, tener su propio proyecto alternativo al que presentara la derecha, teniendo en cuenta que disponemos de los mejores técnicos en la materia que hay en el país.

Y además, una vez que tuviéramos el proyecto, deberiamos hacer una gran convocatoria a todos los actores involucrados en el problema, y entre todos  elaborar un proyecto de consenso, que no sea un nuevo parche, como el actual, que no solo no resuelve el problema sino que simplemente tira la pelota para adelante y una vez más recarga esa salida temporal sobre los trabajadores y trabajadoras del país, que trabajaran mas años para ganar menos.

No hay nada que nos impida trabajar en ello, ya tenemos claro que el costo no lo pueden pagar solo los trabajadores, trabajando mas años y cobrando menos. El ejemplo de como se financia la Caja Bancaria debería ser trasladado al resto del sistema productivo agroexportador del país. Tenemos claro que habrán voces dentro y fuera del Frente Amplio que se opongan a que los agroexportadores pongan de sus ganancias un porcentaje como lo hace el sistema financiero uruguayo, un buen ejemplo de que, se puede aportar por parte del “negocio” parte de sus utilidades y no resentir la salud financiera del mismo.

Seguramente será una solución revolucionaria que va a mover las raíces del sistema. Algunos no estarán de acuerdo pero en definitiva para eso estamos en la vida política del país, para cambiar las cosas de raíz.. No?? 

CARLOS ALEJANDRO

Dirección Nacional 

Compromiso 711

Frente Amplio

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