Los Cirenaicos

Columnas 27 de marzo de 2021 Por Jorge Barrera
En este entraga, el Profesor Jorge Barrera, presenta a la escuela de Cirene o cirenaica.
cirene

Cirene fue una antigua ciudad griega en la actual Libia, la más importante de las cinco colonias griegas de la Pentápolis. Está situada en el valle de Djebel Akhdar. En esta ciudad nacieron numerosos matemáticos y filósofos, como Eratóstenes,  que inventó un interesante método para registrar los números primos, este artificio recibió el nombre de “la criba de Eratóstenes”. También allí nació  Sinesio de Cirene,  filósofo neoplatónico,  discípulo de la filósofa alejandrina Hipatia y amigo del patriarca de Alejandría, Teófilo. Cirene fue fundada por griegos venidos de Tera, actual isla de Santorini, siguiendo los consejos del Oráculo de Delfos, conducidos por Aristóteles de Tera. Alrededor del 630 a. C. Cirene se convirtió en la principal ciudad de la región libia comprendida entre Egipto y Cartago, aumentando las relaciones comerciales con todas las ciudades griegas. Su apogeo tuvo lugar  en el siglo V a. C.. Aún podemos visitar sus ruinas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987, se destacan: El Templo de la diosa Deméter, el Templo de Zeus y el  teatro romano.   

La escuela cirenaica fue fundada por Aristipo, un sofista convertido en  discípulo de Sócrates que nació en Cirene, alrededor  del 435 y murió en el 355 A.C.. Fundó su escuela  en Cirene, que floreció durante varias generaciones hasta los tiempos de los Ptolomeos. Al igual que lo sofistas cobraba por sus enseñanzas y siguió una vida errante, estuvo repetidas veces con Dionisio l  y  con Dionisio ll.

 Aunque sus tesis principales fueron sistematizadas por Aristipo el Joven,  su nieto;  existen evidencias de que algunos rasgo fundamentales de la doctrina cirenaica fueron  obra del   propio Aristipo, como prueban las menciones de Platón, Espeusipo y Aristóteles.

Al igual que otros socráticos menores, realizó sus principios filosóficos a través de su modo de vida.                                                                                                                                                                                                                               Como escuela pervivió desde mediados del S. IV hasta comienzos del S. III A.C.

Sus principales representantes, además de Aristipo, fueron: su hija Areta, Etiope de Ptolomaida y Antipatro Cireneo. Areta, a su vez,  tuvo por discípulo a Aristipo, el Joven, también llamado Metrodidacto (el discípulo de su madre). Discípulo de éste fue Teodoro, llamado   “el Ateo”, quien  por sus ideas estuvo cerca del pensamiento  cínico y refutó las opiniones de los griegos acerca de los dioses. Antipatro fue maestro de Epitimedes Cireneo, y Parebates fue maestro de Epiménides y de Hegesias y Anníceres. También se relacionan con los cirenaicos los discípulos de la escuela de Fedón, a quien Platón le dedicó uno de sus diiálogos,  en especial los llamados eretrienses. Hegesias fue conocido también como Pisitanato -el que aconseja la muerte- y fue autor de una obra célebre: Sobre el suicidio por el ayuno. Propugnaba el placer como única finalidad pero, al ser plenamente inalcanzable para el hombre, cayó en el pesimismo y en la indiferencia. Aníceris, de quien se dice que compró y liberó a Platón, cuando fuera tomado como esclavo en Egina, a la vuelta de su primer viaje a Sicilia, rechazó las consecuencias de su antecesor, admitiendo la posibilidad de otros valores como la amistad y el amor a la patria.

Supuestos fundamentales de la escuela  cirenaica.

La filosofía cirenaica se basa en supuestos sofistas unidos a elementos socráticos,  igual que muchos sofistas creían en la imposibilidad del conocimiento. La única fuente del conocimiento son los sentidos, sólo a partir de las sensaciones puedo afirmar como son las cosas, y su  naturaleza es “lo que es  para mí y en un  momento determinado”.  Por lo tanto, adherían a un sensualismo extremo y subjetivistas. “No podemos decir la miel es dulce, sino solamente que la miel  me sabe dulce”. Pero, una cosa es inobjetable qué y como es afectada la conciencia por las cosas externas. Cada uno de nosotros experimentamos placer o dolor por las cosas externas, nuestro “pate” (sensación de placer o dolor), es para cada yo de absoluta evidencia. Todos experimentamos estas sensaciones. Si el placer y el dolor son las únicas certezas; deben ser, necesariamente,  el criterio para nuestra acción.

Aristipo distingue tres estados: El placer que es un movimiento suave comparable al de un barco con viento favorable, el desagrado comparable con un  barco en la tempestad que se somete a un movimiento brusco;  y  por último, el estado medio o neutral.

Los cirenaicos persiguen el placer positivo, rechazando la concepción del placer como “ausencia de dolor”.  “El telos” (la finalidad) del hombre es el placer individual. Al ser la sensación el criterio de validez del placer, los cirenaicos se remiten al placer presente, pues lo pasado ya fue y lo futuro no sabemos si será alguna vez. El ideal de la vida, entonces, es “gozar de todo placer, con tal que eso no comprometa nuestra felicidad.”

La frase célebre de Aristipo era: “Poseo sin ser poseído” (Capelle, 1981)

Algunas historias sobre Aristipo de Cirene

Cuentan que en una ocasión pagó cincuenta dracmas por una perdiz, a muchos le pareció mal el exceso,  a uno que lo criticaba, respondió: “¿Tú no la comprarías por un óbolo? y como dijese que sí, repuso: “Pues eso valen para mí cincuenta dracmas.”

En otra oportunidad, mandó Dionisio llevar a su cuarto tres hermosas meretrices para que eligiera la que más le gustase, pero despidió a las tres, diciendo: “Ni aun a Paris fue seguro haber preferido a una.”

Cuando Dionisio le escupió encima, lo sufrió sin dificultad; a un hombre  que se admiraba de ello, le dijo: “Los pescadores se mojan en el mar por agarrar un gobio, ¿y yo no me dejaré salpicar saliva por agarrar una ballena? “

En cierta ocasión pasaba por donde estaba Diógenes lavando unas hierbas, éste dirigiéndose a Aristipo le dijo: “Si hubieras aprendido a prepararte la comida, no necesitarías los favores de los tiranos”. A lo que Aristipo respondió: “Y si tú supieras tratar con los hombres, no estarías lavando hierbas”.

Al preguntarle qué era lo que había sacado de la Filosofía, respondió: “El poder conversar con todos sin miedo”. Como otros filósofos le criticaban  su vida suntuosa, contestó: “Si esto fuera vicio, ciertamente no se practicaría en las festividades de los dioses”. Al preguntarle en otra ocasión, qué tienen los filósofos más que los otros hombres, respondió: “que aunque todas las leyes perezcan, no obstante viviremos de la misma suerte”. Cuando le preguntó Dionisio por qué los filósofos van a visitar a los ricos, y éstos no visitan a los filósofos, le contestó: “porque los filósofos saben lo que les falta, pero los ricos no lo saben”.  Habiéndole encargado un próspero comerciante la instrucción de su hijo, el filósofo le pidió por ello quinientas dracmas, y diciendo aquel que con tal cantidad podía comprar un esclavo, le contestó: “Cómpralo y tendrás dos”.  

En cierta ocasión que navegaba, al saber que la nave era de piratas, sacó el dinero que llevaba y empezó a contarlo, luego lo dejó caer en el mar, aparentando con lamentos que se le había caído por desgracia. Añaden algunos que dijo: Es mejor que Aristipo pierda el dinero, y no que el dinero pierda a Aristipo.

Al preguntarle Dionisio a qué había venido, respondió: A dar lo que tengo y a recibir lo que no tengo. Otros cuentan que dijo: Cuando necesitaba de sabiduría, me fui a buscar a Sócrates; ahora que necesito dinero, vengo a tí.

Habiendo recibido de Dionisio una gran  porción de dinero, y en cambio Platón se  contentó sólo  con un libro, a quienes  lo criticaban, respondió: “A cada cual se le da lo que necesita, yo necesito el dinero; Platón necesita los libros.”

 

Bibliografía

Barrera,Jorge. (2021). https://mediomundo.uy/contenido/3590/las-escuelas-socraticas-menores

Barrera,Jorge. (2021). https://mediomundo.uy/contenido/3372/socrates-el-educador

Barrera,Jorge. (2021). https://mediomundo.uy/contenido/3420/los-sofistas

Barrera,Jorge. (2021). https://mediomundo.uy/contenido/3486/los-sofistas-segunda-parte

Capelle, Wilhelm,  (1981). Historia de la filosofía griega. Gredos. Madrid.

Diogenes Laercio. Vida de los filósofos más ilustres. Luarna Ediciones. España.

Gigon, Olof. (1985). Los origenes  de la filosofía griega.Gredos. Madrid.

Julian Marias (1958). Historia de la Filosofía. Revista de Occidente. Madrid

Mondolfo, R. (1983), El pensamiento antiguo., 2 vols. Buenos Aires: Ed

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