La Piqueta fatal del Progreso

Columnas 31 de diciembre de 2020 Por Jorge Barrera
En su última entrega de este 2020, el Profesor Jorge Barrera nos acerca un nuevo artículo que invita a reflexionar sobre las transformaciones e innovaciones a lo largo de la historia y su impacto en la organización de la sociedad.
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La Piqueta fatal del Progreso Jorge Barrera

“Si cada instrumento pudiese, en virtud de una orden recibida o, si se quiere, adivinada, trabajar por sí mismo, como las estatuas de Dédalo, o los trípodes de Vulcano «que se iban solos a las reuniones de los dioses»; si las lanzaderas tejiesen por sí mismas; si el arco tocase solo la cítara, los empresarios prescindirían de los operarios, y los señores de los esclavos”. (Aristóteles, politica, libro primero, capítulo II)

En una sociedad esclavista como era la de Atenas, Aristóteles justifica la esclavitud. El ocio creativo del que gozaban los ciudadanos, se apoyaba en el trabajo de los esclavos. El  estagirita,  clasifica a los esclavos en dos categorías los que lo eran de manera  natural y otra clase  que surge de la reducción a la condición de esclavo en la guerra. Lo que nos ocupa en este artículo es que la justificación de la esclavitud natural, se basa en que el esclavo es asimilado a un instrumento, ya que según el discípulo de Platón, carece de discernimiento. Los llamados instrumentos son instrumentos de producción, y el esclavo lo es para la producción ya que, al carecer de racionalidad deliberativa, es incapaz de la acción, del saber por saber. Por lo tanto, como instrumentos, los esclavos necesitan de quien los maneje: “Si cada instrumento pudiese hacer por sí mismo, recibiendo órdenes o anticipándose a ellas entonces las lanzaderas tejieran solas, y los plectros tocaran solos la cítara, los maestros no necesitarían ayudantes, ni esclavos los amos”

Las tareas que realizaban los esclavos, generalmente, eran actividades rutinarias, que no requerían especialización ni conocimiento de técnicas complejas, Eso hacía que fueran  fácilmente reemplazables.

Al haber abundante mano de obra esclava, desaparece el acicate para la inventiva de artefactos mecánicos, muchos historiadores coincide en señalar que los conocimientos científicos que poseían los griegos, hubieran permitido  desarrollar artefactos tecnológicos que debieron esperar veinte siglos. Como señalara Marx en forma certera, la estructura condicionó la super estructura. “A lo largo de la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su propia voluntad, mantienen relaciones de producción que se corresponden con determinado grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se eleva una superestructura jurídica y política, y a la que corresponden determinadas formas de la conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona, en general, el proceso social, político y espiritual de la vida”.(C. Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. 1859).

En la Edad Media –época en que comienza un cierto declive de la esclavitud– hubo que aguzar el ingenio, y comienza la época de los adelantos mecánicos: mejoramiento del arado, molino de agua, noria, reloj, etc.); consiguientemente, y como círculo vicioso, la falta de máquinas exige el aumento de mano de obra humana, obviamente esclava.

Pero, de la misma forma que los vasos comunicantes permiten que los líquidos se desplacen de un brazo a otro, en dos recipientes comunicados entre sí, el aumento de la producción generó nuevas necesidades, nuevas formas de distribución del trabajo y nuevas demandas de trabajadores. Pero, los artesanos que dominaban las técnicas de producción artesanal; ya no pudieron competir con la producción en serie y se vieron proletarizados y sometidos a condiciones laborales inhumanas. “Las manufacturas lanera y algodonera habían abandonado los hogares campestres para ir a establecerse en las regiones fabriles. Más de un sastre, carpintero, cervecero o molinero de aldea, se encontraron con que su profesión estaba de más. “Rara vez hilaba el ama de casa en la rueca sobre el suelo del hogar rural; el calificativo de spinster (hilandera), que se aplicaba a las solteras iba convirtiéndose en anacrónico” (Lastra Lastra, José Manuel. La Revolución Industrial y el movimiento obrero inglés )

En este contexto, hay que resaltar dos elementos: por un lado, la estructura de la industria se transforma paulatinamente hacia una producción manufacturera de gran escala, es decir el uso de las máquinas revolucionó los medios de producción y la manera de producir. Y como consecuencia de ello, los cambios en los procesos productivos modificaron las relaciones laborales.

La paradoja del progreso se desplegó cuando los medios y los procesos de producción se hicieron mas eficientes, pero,  dejaron de pertenecer al trabajador,. El aumento de las riquezas tuvo como consecuencia perversa que los artesanos  fueran proletarizados. Sin embargo, el explotado y el explotador se necesitaban uno al otro, porque la lanzadera no funcionaba sola, necesitaba de un obrero que aunque reemplazable, la manejara en la producción. “Quien la dirija tendrá como cometido ponerla en marcha, pararla, alimentarla, vigilar su funcionamiento. Su actividad o su negligencia pueden hacer variar la cantidad de la obra, más no su calidad, porque no es él quien ejecuta el trabajo; sólo está allí para medirlo.” (Ibid)

Hoy estamos viviendo una nueva transformación de las estructuras productivas, que impacta fuertemente sobre el trabajo. Roberte Reich en su libro “El trabajo de las naciones” en la década de los 90, expresaba:

“...se hace evidente que los éxitos o fracasos no serán igualmente compartidos por todos los ciudadanos. Algunos ciudadanos, cuyas contribuciones a la economía mundial estén más cotizadas en los mercados mundiales, tendrán éxito, mientras otros, cuyos aportes sean mucho más valiosos, no lo lograrán.” (REICH, R.: El Trabajo de las Naciones)

En el nuevo contexto en el que nos encontramos, este autor define tres categorías de trabajadores, según expresa están surgiendo tres amplias categorías de trabajo, que corresponden a las tres diferentes posiciones competitivas. Las llamó servicios rutinarios , servicios personales  y analistas simbólicos.

Los servicios rutinarios son quienes realizan tareas que no necesitan una especialización y son fácilmente reemplazables, Por ejemplo los obreros que controlan las máquinas en las fábricas. Pero también, hoy,  muchos otros que la revolución informática va haciendo prescindibles, como los cajeros o  los cobradores en los puestos de peaje. Los servicios personales, tienen su nicho ocupacional, aunque es un sector que, en el presente,  no genera mucho trabajo, como peluqueros, personal trainers, etc., pero puede ser un gran motor que contribuye de manera importante, para salir de la crisis, potenciado el trabajo social. Por último los analistas simbólicos son quienes poseen el conocimiento (know-how). Estos trabajadores ocupan posiciones de privilegio en la nueva distribución del trabajo,

Sin pretender ser exhaustivo voy a enumerar algunas políticas necesarias para evitar los problemas  que provocaría una gran desocupación. Medidas que deberían pensarse y experimentarse para evitar una profunda crisis consecuencia de las nuevas condiciones tecnológicas y su repercusión  en el mercado laboral:

Reducción de la jornada semanal. En el nuevo escenario tecnológico se puede producir lo mismo con menos mano de obra humana, por lo tanto no sólo es posible, sino incluso es conveniente reducir la jornada laboral, a los efectos de que la mayor cantidad de personas tengan acceso al trabajo.

Promover el autoempleo y el emprededurismo, a  través de la ayuda fiscal. logística y crediticia.

Beneficios fiscales para las empresas generadoras de empleos genuinos.

Salario ciudadano universal, este instrumento es una herramienta útil para redistribuir el ingreso, debería complementarse con políticas educativas de reinserción laboral en las nuevas condiciones de producción.

Creación de puestos de trabajo en el sector de promoción y asistencia social. Es necesario educar a las personas para poder incorporarse a este sector de servicios personales, que tiene que ver con la promoción y asistencia de las personas más vulnerables. Los sectores de la salud, la educación y la industria del entretenimiento y el cuidado del medio ambiente, son los que podrían ocupar más personas.

Toda crisis es una oportunidad, la nueva situación puede ser una alternativa para una nueva sociedad con mayor ocio y mayor libertad.

La otra alternativa es la del neoliberalismo, que implica exclusión.

“De todos modos, la idea de un "mercado libre", al margen de las leyes y decisiones políticas que el mismo genera, es una pura fantasía. El mercado no fue creado por Dios en alguno de los primeros seis días (al menos, no directamente), tampoco se mantiene por la voluntad divina. Es un artificio humano, la ingeniosa suma de una serie de criterios acerca de los derechos y responsabilidades individuales. ¿Cuáles son los míos? ¿Cuáles son los tuyos? ¿Cuáles son los nuestros? Y, ¿cómo definimos y reaccionamos con respecto a las acciones que amenazan esos límites? ¿Por la fuerza, el fraude, la extorsión o la negligencia?” Ibid

Por decirlo de otra forma. Las sociedades no cambian, solamente,  porque algún pensador, filósofo o político, piensa una idea o una organización social nueva, sino también,  porque cambian las condiciones de producción material de esa sociedad.  la innovación tecnológica, es fundamental en esa transformación. En la medida en que se van desarrollando nuevos medios de producción se van creando estructuras económicas distintas y acabando las anteriores.

Cuando los trabajadores sean lo suficientemente conscientes de su situación y de las alternativas serán revolucionarios.

 

Bibliografía

Aristóteles.Politica,

REICH, R.: El Trabajo de las Naciones - Hacia el Capitalismo del Siglo XXI.

Edit. Vergara, Buenos Aires, 1993.

 

 

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