Se promulgó la LUC, primera etapa de un proceso no concluido

Columnas 14 de julio de 2020 Por Tany Mendiondo
La Ley de Urgente Consideración finalmente fue promulgada. En editoriales pasados y en oportunidad de comenzar su consideración en el plenario de la Cámara de Representantes, analizamos la misma. Y es necesario destacar, a fuerza de repetirlo,  como se dio el proceso.
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Se promulgó la LUC, primera etapa de un proceso no concluido Por Tany Mendiondo

El Frente Amplio tenía una clara postura, caracterizándola de inconstitucional, inoportuna y regresiva. En el Senado, que fue por donde ingresó, se dio la discusión general en esos términos. Luego vino el tratamiento en su Comisión Especial, que trajo como consecuencia un cambio respecto a la posición inicial: que era rechazar los 501 artículos por los motivos ya expuestos.

Las comparecencias de los colectivos sociales, de grupos de  interés, de la academia y de organismos internacionales, entre otros, rondaron  las 120 delegaciones;  en paralelo, se le sumaron más de 100 delegaciones en una Bicameral conformada dentro de nuestra fuerza política, que condujeron a un cambio de postura. Ya no era aquella definición tajante de oponernos a todo. No hubo una delegación de las que se recibieron que pidiera eso, por el contrario, nos plantearon correcciones, modificaciones, que implicaron dar la pelea para mejorarla y formular  propuestas concretas.

A esta altura del tratamiento de los primeros cuarenta y cinco días de la LUC,  lo que manejaba el Frente Amplio fue acuñado en una frase: “mitigar los daños”.

Cuando le tocó el turno a la Cámara de Representantes, en sus treinta días de tratamiento y con 110 delegaciones compareciendo, terminamos de convencernos de que con la posición política que se venía imponiendo estábamos representando a los colectivos de diversa índole que en época de pandemia, imposibilitados de movilizarse, se expresaron a través de sus respectivos representantes.

Concluimos, la Ley de Urgente Consideración (LUC) salió promulgada en un esquema de mucho menor daño que el que planteaba la propuesta original; hay capítulos emblemáticos tales como ANCAP, ANTEL y  Áreas Protegidas, que ya no forman parte de ella  y otros que si bien tienen vigencia fueron corregidos en su redacción y sin lograrse un resultado  óptimo, se mitigaron sus efectos más negativos.

Por tanto, en la etapa parlamentaria  donde si bien somos la minoría mayor, la coalición multicolor construyó mayoría, el Frente Amplio fue el escudo en un escenario desigual que representó a las grandes mayorías del país, al menos a quienes se les hace más difícil hacer oír su voz. Los frenteamplistas debemos valorar que en las actuales circunstancias no cabía otra conducta que la que asumimos en consulta con todos los sectores a los que hicimos mención.

Si hay algo que quedó claro en el tratamiento parlamentario de ambas Cámaras, lo que consta en las versiones taquigráficas, es que el Poder Ejecutivo quedó aislado aunque tenga las mayorías.

Vivimos épocas en donde el impacto que generaron las elecciones del 27 de octubre y el balotaje del 24 de noviembre se hace sentir.

La LUC se promulgó hace escasamente cuatro días, pero la gestión del Gobierno ya se manifestaba con toda claridad sin esa ley. El manejo sanitario de la pandemia tiene reconocimiento nacional e internacional y por supuesto, nuestro. Pero las políticas para atender las emergencias sociales, son absolutamente insuficientes.

El Frente Amplio propuso leyes y minutas de comunicación con el propósito de ayudar al Poder Ejecutivo y hemos recibido como respuesta un silencio atronador. Basta con recordar la primera reunión de una delegación encabezada por el Presidente del Frente Amplio, Dr. Javier Miranda, con el propio Presidente de la República. No obstante, todos los proyectos de URGENCIA que envió el Poder Ejecutivo fueron votados de inmediato y sin discusión porque esa ha sido la esencia de nuestra fuerza política. 

Hace pocos días en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, delegaciones obreras y empresarias, legítimamente defendiendo sus intereses, hicieron acuerdos no definitivos pero encaminaron una negociación con el  objetivo principal de sostener el empleo. También ahí hubo sectores populares que cuestionaron a los dirigentes sindicales.

Nuestra mayor tarea hoy, en ese sentido,  es explicar y fundamentar que en estos cuatro meses y medio de gobierno, en medio de una pandemia, los únicos que hacen todo lo que se puede y más para evitar males peores son el Frente Amplio como fuerza política y el PIT CNT en la defensa de los trabajadores.

Tany Mendiondo

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