Filosofía Helenística. Los escépticos.

Columnas 14 de mayo de 2021 Por Medio Mundo
Una nueva entrega de "Filosofía y Doxografía para profanos" y las Escuelas pos Aristotélicas, por el Profesor Jorge Barrera
escepticismo

Antecedentes del escepticismo.

“Ataraxia”, “aphasia”, “epochḗ”, “tropos”, sképsis’, “sképtoma”, “criterion” (κριτήριον), son palabras que nos evocan el pensamiento helenístico.

Según Víctor Brochard, el uso de la lengua autoriza a emplear la palabra escéptico para señalar un estado del espíritu, que duda por razones científicamente determinadas. Según este autor, hay escepticismo en toda filosofía, pero el verdadero escéptico no es el que “duda de intento y reflexiona sobre la duda”, tampoco es el que no cree en nada y afirma que nada es verdadero,  el verdadero escéptico es el que de primera, y por razones generales, duda de todo, excepto de los fenómenos y se  contenta con la duda. Agrega: “quien duda a sabiendas de varias cosas, está en el camino del escepticismo que niega toda verdad”. Sin embargo, es innegable, que esas formas, aparecidas con la duda, son el germen del verdadero escepticismo. “Por eso vemos señales de escepticismo desde los primeros tiempos de la filosofía. Este pensamiento, “se puede rastrear  en los filósofos presocráticos, en los sofistas y, aún , en los socráticos” (Brochard, Víctor, 1945)

Entre los filósofos presocráticos, Jenófanes se puede señalar, más que ninguno, como el primer precursor del escepticismo, dice: “Jamás ha habido un hombre que conozca con certeza lo que digo de los dioses y del universo”.  Según el testimonio de Soción, referido por Diógenes Laercio,  “habría sido el prmero  en expresar que todo es incomprensible.”.

Parménides y Zenón, pese a su claro dogmatismo; ejercieron una importante influencia sobre esta doctrina al introducir la diferencia entre lo sensible y lo inteligible. Los eleáticos, aseguraban lo “insuficiente y engañoso” del conocimiento sensible. Por otra parte,  Parménides oponía la verdad a la apariencia,  distinción mantenida por los escépticos.  Zenón, por su parte, trató de probar que en las apariencias sensibles, sólo hay contradicción y absurdidad. Además, al inventar la dialéctica, los eleatas, le dieron, a los escépticos, un arma muy potente, para defender sus ideas. Tampoco debemos olvidar que, según Zeller, Gorgias,  procede directamente del eleatismo. De la dialéctica ha nacido la erística y de la erística al escepticismo hay sólo un paso. Así pues, aunque parezca extraño, fueron los filósofos más dogmáticos quienes abrieron el camino  transitado por aquellos que declararon ilegitimo o imposible el conocimiento.

Por otra parte, si bien, Parménides y Heráclito son presentados como adversarios y contradictorios, coinciden en la imposibilidad del conocimiento sensible; “Ojos y oídos malos testigos son, para el hombre que tiene alma de bárbaro”(Frag. 107), nos decía el eléata. Empédocles, también rechaza el conocimiento sensorial; queda patente en su máxima: “Rehúsa todo crédito a los sentidos, que solo el pensamiento te haga conocer la realidad”. Al igual,  que antes Parménides,  Demócrito, opone la verdad a la opinión y dice: “La verdad está completamente oculta”. También Anaxágoras comparte el rechazo al conocimiento sensible. Señala que “nuestros sentidos son muy débiles para conocer la verdad”. Así mismo,  Demócrito,expresó que “los sentidos no nos permiten conocer la verdad de las cosas”. Aunque, hay según él otra forma de conocimiento más verdadera, la razón.

Ahora bien, si por una parte es cierto que todos estos filósofos desconfiaban de los sentidos, muchos de  ellos tenían fe en la razón. Por lo cual, no podemos afirmar que haya pensamiento  escépticos entre los presocráticos. Pero, no es menos cierto que muchos, de los verdaderos precursores, provienen de ese origen: De los Eleatas, vendrá Gorgias;  de Heráclito Protágoras y Cratilo, el mismo que para negar el conocimiento dejó de hablar y sólo señalaba con el dedo; y de Democrito, según Aristocles,  surgió Metrodoro de Quio.,

Etapas del escepticismo.

Los historiadores dividen al escepticismo en dos partes; El antiguo y el nuevo. Entre los antiguos se destacan: Pirrón su fundador, Timón y algunos, además, incluyen a Enesidemo. Sin embargo, Brochard que ensalza, a este último, y lo considera un gran filósofo, expresa: “Encontramos muchas más analogías entre Enesidemo y los últimos escépticos que entre el mismo filósofo y los primeros” (Brochard, Víctor, 1945).

Es muy probable que los antiguos ya hubieran enunciado los diez “tropos” que terminan en la suspensión del juicio. Éstos son, una sistemática colección,  de los más importantes argumentos usados por los  pirrónicos, contra las posibilidades del conocimiento. Aunque, es muy probable que haya sido Enesidemo quien elaboró la  lista de los diez tropos o modos de argumentos, conocidos en nuestros días, o al menos los perfeccionó.

El primer escepticismo, el de Pirrón y Timeo, tuvo por característica el desprecio por la dialéctica. A diferencia de Sócrates, que fundó su moral en la ciencia, ellos trataron de fundar las reglas para la vida buena, fuera de ella.

El segundo periodo, que comprende a Enesidemo y sus sucesores, que, como hemos referido,  formula, o  clarifica los diez tropos y demuestra la impotencia de la razón, se puede llamar el “escepticismo dialéctico”.

El tercer periodo o Escepticismo empírico, recusa  los testimonio de los sentidos y se sirve de la dialéctica para demostrar lo estéril de la razón.  

Aparte de estos tres periodos, hay que hacer también un lugar, en la historia del escepticismo, a la academia nueva.

El escepticismo Antiguo

No podemos estudiar el origen del escepticismo como filosofía, sin tener en cuenta el contexto socio político en que aparece. Al lado de las causas de orden intelectual, están las condiciones históricas. La época en la que surgió el escepticismo antiguo, es la que siguió a la muerte de Alejandro, época de crisis y de grandes cambios. Tampoco lo podemos estudiar sin tratar de precisar conceptualmente que entendemos por la expresión: “Escéptico”. Un ciudadano griego de entre el siglo IV a. C. y el II d. C. al oír la expresión ‘sképsis’, derivada del verbo griego “sképtoma”, pensaba en:  “mirar con atención”, “observar cuidadosamente”. Por lo tanto, ‘escéptico’, es aquel que mira o examina con cuidado. Su actitud es, pues, la del investigador cauteloso. El escéptico prefiere abstenerse de afirmar o negar algo, antes que tomar partido de forma injustificada por la afirmación o por la negación. Frente a aquella cuestión en la que se pueden ofrecer argumentos de igual peso, a favor o en contra, el escéptico opta por la “epochḗ”, es decir,  “la suspensión del juicio”. Heráclito nos decía: “polemos es la madre de todas las cosas”.(Frag, 53).  Las escuelas dogmáticas de la época, estoicismo y epicureismo,  fueron las interlocutoras, del escepticismo, en el debate filosófico, y  por lo tanto, tuvieron una considerable influencia en la formación de las principales argumentaciones antidogmáticas de la escuela escéptica.

Fundación del escepticismo como doctrina filosófica

Pirrón fue el verdadero fundador del escepticismo,  fue hijo de Pleistarco o de Pistócrates, Nació en Elis, hacia el año 365. Era pobre, primero fue pintor, y luego se hizo discípulo de Drusón.

La ciudad de Elis (en griego antiguo Ἦλις Ễlis, en dorio Ἆλις Ãlis y en dialecto local Ϝᾆλις ;​en griego moderno Ήλιδα Ilida) era una polis situada al noroeste del Peloponeso, al oeste de la Arcadia. Fue la capital de la región que llevaba su mismo nombre. Estaba en la orilla izquierda del Peneo, conocida por su cría de caballos y por los juegos olímpicos , que supuestamente se fundaron allí en el 776 a. C.

Pirrón no escribió nada,  comprendió que la redacción de cualquier texto, hubiera acabado estableciéndose como canónico. De ese modo, evitó terminar cayendo en el dogmatismo. Por ello, prefirió la enseñanza por medio de la palabra oral.  Repudió la ciencia de la naturaleza, reconociendo su propia ignorancia y declarando que tales temas sobrepasan el entendimiento humano.

La vida de este filósofo, es de los aspectos más interesantes de su figura, Pirrón es eminente un educador, su interés fundamental fue formar a los hombres, educarlos para hacerlos mejores. La manera más adecuada que encuentra de educar es “su propio ejemplo”. En gran medida, identifica teoría y práctica. La doctrina que pretende transmitir es sobre todo una actitud vital de tranquilidad y paz.

Pirrón introdujo la noción de ‘criterio’ (κριτήριον),  esta es una de las nociones más características del escepticismo.  Un defensor consecuente del escepticismo no puede sostener que tal criterio exista y sea cognoscible y utilizable, si existiera algún “criterio”, acabaría con la necesidad de suspensión del juicio, y por tanto destruiría el escepticismo. La doctrina ética positiva de Pirrón puede deducirse de lo que Aristocles. atestigua de Timón, quien habría dicho que para alcanzar la felicidad se deben tener en cuenta tres puntos:

1.- ¿Qué son las cosas por naturaleza?

2.- ¿Qué actitud debemos tomar ante ellas?

3.- ¿Cuáles serán las consecuencias de esa actitud?

La respuesta de Pirrón a la primera de las cuestiones es: que las cosas son todas  igualmente indiferenciadas, inciertas e indiscernibles.

La respuesta a la segunda cuestión es de desconfianza,  no hemos de fiarnos ni de los sentidos ni de la razón, sino permanecer sin opinión, impasibles, en lo que se conocerá como “la aphasia”.

La tercera cuestión interroga por la consecuencia de esta actitud, la respuesta  del escéptico es que se debe lograr  “la ataraxía”, la tranquilidad imperturbable del ánimo, en definitiva: “la verdadera felicidad”.

De todas las escuelas filosóficas de la antigüedad, la escéptica,  es una de las que más podemos conocer. Gracias a Sexto Empírico, que nos legó un libro autentico, el pirronismo llegó hasta nuestros días.

Bibliografía

Brochard, Víctor, 1945. Los Escepticos Griegos, Editorial Losada, S.A., Buenos Aires

Capelle, Wilhelm, (1981). Historia de la filosofía griega. Gredos. Madrid.

Diogenes Laercio. Vida de los filósofos más ilustres. Luarna Ediciones. España.

Gigon, Olof. (1985). Los orígenes de la filosofía griega. Gredos. Madrid.

Mondolfo, R. (1983), El pensamiento antiguo., 2 vols. Buenos Aires: Editorial Losada

Pajón Leyva ,  Ignacio, (2011), Categorías y supuestos del escepticismo pirrónico. Memoria para optar al grado de doctor . Universidad Complutense de Madrid . Madrid.

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