La escuela de Elea. Segunda parte: Zenón de Elea

Columnas 08 de febrero de 2021 Por Jorge Barrera
El Profesor Jorge Barrera nos trae otra entrega para "Filosofía y doxografía para profanos”.
Zenos-Paradoxes
Filosofía y doxografía para profanos / Por Jorge Barrera

Zenón fue el discípulo predilecto de Parménides, se cuenta que “vivió en relación íntima y personal con él ” Capelle (1981), si bien no realizó grandes avances en cuanto a la profundidad del pensamiento de su maestro, elaboró una potente estrategia argumentativa para defender la posición de Parménides. El propio Aristóteles lo considera el padre de la dialéctica y Platón lo llama “el Palamedes eleata”. Su método se basaba en admitir  como verdaderos los supuestos de su adversario y a partir de ellos,  desarrollar un pensamiento lógico que condujera a un absurdo, de esa manera se derrumbaba la posición de su oponente.

La teoría de Parménides se daba de bruces con “el sentido común”, la unidad, la inmovilidad y la indivisibiliddad del ser, resultaban conceptos contrarios a la intuición, Como causa de ello, muchos coetáneos, tomaban sus teorías en broma, burlándose de sus afirmaciones. Zenón es “el escudero” de Parménides, mediante ingeniosos ejemplos,. se burla de los burladores, gozó de gran popularidad y recorrió la antigua Grecia con gran audiencia y reconocimiento.

Suponiendo cierto lo que Platón relata en su diálogo “Parménides”, que es dos veces indirecto y bien podría ser un recurso literario para escribir una ficción. La historia  que nos presenta se conoce a partir del relato de Céfalo de Clazómenas,  que es el narrador del diálogo y este lo  reproduce del relato de Antifonte,  quien, a su vez, lo escuchó de Pitodoro. Es importante la aclaración para tomar precauciones de los detalles  de este diálogo

Cuenta que Parménides era avanzado en edad, ya que tenía como sesenta y cinco años, el pelo blanco, pero, de aspecto noble y hermoso.  Zenón se aproximaba a los cuarenta años, pero era alto y de agradable figura ,  cuando visitó Atenas, acompañando a su maestro.

Esta alusión al aspecto físico y  la edad  nos sitúa frente a un procedimiento literario que permite poner en evidencia la juventud de Sócrates,  frente a la edad madura de Zenón y la vejez de Parménides.

“Estando en Atenas, Parménides y Zenón se hospedan fuera de los muros de Atenas en casa de Pitodoro, en el Cerámico, que es un barrio de Atenas al norte de la ciudad y está dividido en dos partes por las murallas: intramuros incluye el ágora y extramuros es una zona residencial elegante. Hasta ahí, llegó Sócrates, muy joven, y sus compañeros que deseaban escuchar la lectura de los escritos de Zenón.” Platón (2005)

 Admitiendo que Sócrates tuviera unos veinticinco años, ya que en el diálogo se refieren a él como: “ muy joven”, Zenón sería unos quince años mayor que Sócrates, por lo que se    puede suponer que nació en el primer decenio del siglo cuarto A.C.

Se cuenta que Zenón permaneció varios años en Atenas, dando curso y conferencias, por lo que - según recoge Capelle - de  “datos fidedignos”, cobraba unos honorarios de cien minas cada uno, contando con el propio Pericles entre sus oyentes. Al volver a Elea, fue asesinado por quien se proclamó tirano en dicha poli;  Nearco, por defender el honor de sus padres.

Las Aporías.

 Veamos como Zenón arremete contra el movimiento. de manera muy ingeniosa,  con el ejemplo de “la flecha”.

Básicamente el razonamiento es el siguiente: Supongamos que un arquero lanza una flecha, si vamos dividiendo el tiempo desde que la flecha pasa por un lugar determinado, en tiempos más pequeños.  recorre espacios más pequeños. Si consideramos un tiempo igual a cero, la flecha recorrería un distancia igual a cero – hoy diríamos, “como cuando sacamos una foto instantánea”- es decir,  la flecha se encontraría en reposo. Obviamente,  el movimiento no puede ser la suma de muchos reposos, luego, en realidad, la flecha no se mueve y el movimiento es sólo aparente. Este método de división del espacio y el tiempo, será el que, muchos años después,  Newton y Leibniz utilizan en el desarrollo del cálculo infinitesimal.

Es también muy interesante como   Diógenes “el cínico” refuta el argumento de Zenón, caminando de un lado a otro y decíendo:  “El movimiento se demuestra andando”. En realidad,  lo que  intentaba demostrar Zenón, era lo absurdo de suponer un mundo permanente y al mismo tiempo en continuo  cambio. Recién Platón, con la teoría de los dos mundos,  encontraría una solución a este problema.

 Otra paradoja, que expone el discípulo de Parménides es la de Aquiles y la tortuga. Como sabemos Aquiles era apodado “el de los pies ligeros” por su velocidad para correr. La tortuga, en cambio, goza  fama de ser muy lenta. Zenón afirma que si la tortuga parte con alguna ventaja sobre Aquiles, este nunca podrá alcanzarla. Con un hábil procedimiento intenta demostrar esta absurda teoría.

El argumento es el siguiente:

Supongamos que la carrera es sobre cincuenta metros y que la tortuga tiene veinte de ventaja, cuando Aquiles recorrió diez metros, la tortuga ya se alejó, aunque sea un pequeño espacio y Aquiles antes de recorrer los diez metros restantes, debe recorrer cinco y antes de rcorrer los cinco restantes, debe recorrer dos y medio y así hasta el infinito.  Antes de llegar al punto en donde partió la tortuga debe recorrer la mitad y luego la mitad de la mitad y luego la mitad de la mitad de la mitad, etc, por lo tanto, Aquiles nunca podrá alcanzar  a la tortuga.

Con esta paradoja, lo que pretende el eleata, es mostrar la imposibilidad de la división del espacio y también, nuevamente,  lo absurdo del movimiento.

Contra la multiplicidad afirma, que de existir ésta, toda multiplicidad consta de infinitas partes,  infinitamenre pequeñas e indivisibles, probablemente se refiere al concepto de “puntos” en geometría, y contra esa concepción argumenta: “pero lo que no tiene magnitud, ni volumen ni masa, no puede existir, cada una de esas unidades indivisibles es “nada” y por más “nadas”que se unan el resultado este es siempre el mismo: “nada”. De ahí se deduce que la multiplicidad nos conduce a la no existencia de la cosas. Si no puede ser múltiple, queda una sola posibilidad: Que sea uno.

Por último,  vamos a exponer el argumento mediante el cual Zenón niega al existencia del espacio. La aporía del espacio versa sobre lo siguiente: Si suponemos que existe un espacio (Topos), todas las cosas deberían encontrarse en el espacio, pero a su vez el espacio también sería un ente. Siendo el espacio un ente debería encontrarse en otro espacio, ya que todas las cosas se encuentran en el espacio y a su vez este nuevo espacio en otro espacio y así hasta el infinito, por lo tanto debemos concluir que el espacio no existe.

Probablemente, muchas de las paradojas que nos presentó Zenón, pretenden echar por tierra la cosmogonía de los pitagóricos, al igual que su maestro es apóstata de los itálicos,  al dar respuesta a la escuela itálica, los convierte en adversarios importantes y trata de refutar sus argumentos.

 

Bibliografía

Capelle, Wilhelm,  (1981). Historia de la filosofía griega. Gredos. Madrid.

Diogenes Laercio. Vida de los filósofos más ilustres. Luarna Ediciones. España.

Gigon, Olof. (1985). Los origenes  de la filosofía griega.Gredos. Madrid.

Gilsom, Ettenne (1985). El ser y los filósofos. Eunsa. Pamplona. España.

Guthrie, W. K. C. (1986). Historia de la filosofía griega. Tomo II. La tradición presocrática

Jaeger, Werner. (1998). La teología de los primeros filósofos griegos. Cuarta reimpresión.Traducción de José Gaos. México: Fondo de Cultura Económica.

Kirk G. S y Raven, J.E. (1981).  Los filódofos presocráticos.Gredos. Madrid.

Mondolfo, R. (1983), El pensamiento antiguo., 2 vols. Buenos Aires: Editorial Losada

Platón. 2005. Parménides. Trad. Guillermo R. De Echandía. Madrid: Alianza

Editorial. S. A.

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