Heraclito de Efeso. “El Oscuro”.

Columnas 13 de enero de 2021 Por Jorge Barrera
Segunda entrega de "Filosofía y doxografía para profanos" del Profesor Jorge Barrera.
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Heráclito

Según Diogenes Laercio, Heráclito fue hijo de Blisón, o según otros, de Heración, nació en  Efeso, y floreció hacia la Olimpiada 69. Su trabajo intelectual se lo ubica en la llamada escuela Jónica que desarrolló su actividad en  Asia Menor; como hemos señalado  en anteriores notas, allí comenzó esa forma de pensamiento que llamamos filosofía. Thales de Mileto puede considerarse el fundador de la escuela, Anaximandro, Anaxímenes,  Jenófanes y Heráclito, son los principales exponentes de ella.

Su ciudad natal, Efeso, donde se encontraba el templo de Artemisa, una de las siete maravillas del mundo antiguoo,  vivió un período de esplendor en el siglo V a.C.  Se destacó por permitir la integración de los extranjeros y dar gran importancia a la educación y a la cultura.  figuras de suma importancia como el poeta Calino, el pintor Parrasio y quien nos ocupa en esta entrega,  Heráclito, vivieron allí.

Si bien muchas veces se lo conoce como el filósofo del devenir, no es una característica particuar, ya que a todos los filósofos presocráticos les impresionó el cambio en la realidad, no obstante, es  probable que Heráclito haya logrado  expresar  la universalidad del movimiento de las cosas  con mayor claridad que otros filósofos. Aunque,  lo fundamental para él era la norma  inherente al cambio; pensaba que estaba regulado por una ley universal”: “el logos”, lo expresaba de la siguiente manera: “si escuchas al logos y no a mi, verás que todo es uno” (frag.50)

Se podrían elegir muchos conceptos importantes y fundantes en la filosofía de Heráclito; logos, fuego, divinidad, devenir,  debido a las limitaciones de este artículo voy a elegir sólo uno: la conexión de los opuestos.

Según Kirk y Raven se pueden distinguir cuatro tipos diferentes de conexión entre los opuestos:

1.    Las mismas cosas producen efectos opuestos sobre clases distintas de seres animados. Se puede ejemplificar esta oposición con el fragmento 9 que expresa:  “Los asnos prefieren la basura al oro, los hombre, el oro a la basura”.  También, en el frag 61,  se puede observar como la misma cosa produce efectos opuestos: “El agua del mar es la mas pura y la más impura, buena para los peces que viven en ella, mortal para los hombres que no la pueden beber”. Así mismo, referido al conocimiento, iguales instrumentos producen efectos contrario, es así como los sentidos engañan a unos y sin embargo son útiles para otros: “Ojos y oidos malos testigos son para  el hombre que tiene alma de bárbaro” (frag 107), mientras que  el fragmento 200  expresa: “prefiero las cosas que se pueden ver, oir y percibir.  

2.    Aspectos diferentes de la misma cosa pueden justificar descripciones opuestas: “el camino hacia arriba y hacia abajo, es uno y el mismo” (frag 60”), en el mismo sentido encontramos  el fragmento 58: “el cortar y el quemar -normalmente acciones malas- exigen una retribución cuando es un cirujano el que las hace”.

3.    Cosas buenas y deseables como la salud o el descanso, necesitan de sus opuestos para valorarse, la salud con la enfermedad, el descanso con el cansancio.: “La enfermedad hace a la salud agradable y buena, el hambre a la hartura, el cansancio al descanso” (frag 111)

4.    Por último la relación entre ciertos opuestos interelacionados de un modo esencial, que son lo mismo, porque se suceden mutuamente: “ los hombres no saben que lo que está en desacuerdo, concuerda consigo mismo. Armonía oculta como en el arco y la lira” (fragmento 51). Por una parte, la lira simboliza la paz y el arco la guerra, pero, además de la tensión de las cuerdas surge el sonido o blande la flecha. También el frag 88, plantea la identidad de los contrarios:

“Lo mismo es  vida y muerte, velar y dormir, juventud y vejez, aquellas cosas se cambian en estas y estas en aquella”

Heráclito fue el primer filósofo que utilizó la dialéctica como procedimiento de análisis y como concepción del universo. Entre los filósofos fundadores se va a istalar una confrontación entre el pensamiento metafísico y el dialéctico. La batalla la ganó la metafísica, recién con Hegel volvió a tener fuerza el pensamiento dialéctico, que será uno de los supuestos fundamentales del marxismo y del Psicoanálisis entre otros.

Después de esta breve presentación filosófica,  pasemos a considerar algunos aspectos doxográficos relativos al tema.

 Todo pensador es hijo de su época y de su lugar en el mundo, Heráclito está intimamente relacionado con Efeso. El mito de la fundación de Éfeso se remonta al período anterior a la colonización jónica. Cuentan que antes de partir a extender sus dominios y buscar un nuevo asentamiento, Androcles, hijo del rey de Atenas consultó al oráculo sobre su nueva travesía y éste le contestó que debería establecerse: «en el lugar que se indicará con un pez y un jabalí».Al desembarcar en Anatolia, Androcles y sus colonos acamparon en un claro, en el que -según la leyenda-, mientras asaban un pescado, saltaron chispas de la sartén y crearon un pequeño fuego entre los arbustos, de donde huyó, asustado, un jabalí. Recordando las palabras del oráculo, los colonos decidieron que habían encontrado su nuevo asentamiento.

 Otras versiones atribuyen  a la fundación de la ciudad a las amazonas. Según relatos mitológicos, las amazonas eran una raza de guerreras , supuestamente hijas de Ares, que vivían en Anatolia, por el segundo milenio antes de Cristo. Se dice que  tomaron parte en la Guerra de Troya apoyando a Héctor, debido a esto  Aquiles tomó venganza y asesinó a su reina, Pentesilea, Esta era  tan hermosa que al verla bien, aún después de muerta, el propio Aquiles quedó prendado de ella. Según cuenta la leyenda, las amazonas se relacionaban  con los hombres solo en la guerra y en la procreación, y solo admitían a las hijas hembras.

Como hemos dicho anteriormente Heráclito era conocido como “el oscuro”.  Aunque algunos historiadores afirman que escribió un libro titulado: “sobre la naturaleza”,  hasta nosotros sólo llegó un conjunto de sentencias en forma de aforismos,  que Diels Kranz numeró. Se cuenta que descendia de familia noble pero, según testimonio de Antístenes, con actitud soberbia, dejó su ascendencia nobiliaria a su hermano. Pudo haber sido seguidor de Jenófanes, aunque el fragmento 40, parecería desmentirlo, al decir:  “El aprender muchas cosas no instruye la mente. Sino llamariamos sabios a Hesíodo, a Pitágoras y aun a Jenófanes y a Hecateo”. Fue admirado desde niño, y siendo joven decía que no sabía cosa alguna; pero cuando llegó a la edad madura decía que lo sabía todo. Decí que “de nadie fue discípulo”, sino que él mismo se dio a las investigaciones, y se ufanaba de haberlo aprendido todo por sí mismo.

Diógenes nos dice que se rehusó a escribir leyes para los efesios, prefiriendo jugar con los niños en el templo de Artemisa. Reprendió vivamente a los efesinos porque habían echado a su compañero Hermodoro, diciendo: Todos los efesinos adultos debieran morir, y los impúberes dejar la ciudad. Al parecer Heráclito estaría de acuerdo con la legislación de Hermodoro en dos aplicaciones de la igualdad en las que el deber cívico debía recaer en todos los ciudadanos. En primer lugar, en el acceso a la riqueza por parte de todos. Ambos rechazaban el plutos (riqueza) y la habrosynÄ“ (molicie) de los nobles, aspirando a que en Éfeso cundiera la vida austera, en un contexto en el que la riqueza de unos pocos contrastaba enormemente con la miseria del estamento popular. En segundo lugar, en la igualdad de obligaciones cívicas que, en plena situación bélica contra los persas, podemos intuir que se referían especialmente a los deberes militares. En este segundo sentido, y haciendo referencia al último concepto, pólemos, se podría entender que no trataba la guerra de forma metafórica, sino que estaba haciendo una alusión directa a la contienda militar contra los persas para instalar a los miembros de la nobleza del momento a cumplir con su deber cívico de participación activa en la guerra. “Polemos es la madre de todas las cosas, a unos los hace dioses, a otros hombres y a otros esclavos” (frag.53)

Su fama trascendió fronteras, fue asi que el mismo rey Darío lo invitó  a visitarlo en Persia, escribiendole lo siguiente;:  “El rey Darío, hijo de Histaspis, quiere ser uno de tus oyentes y participar de la erudición griega. Ven, pues, en breve a nuestra vista y real palacio, pues los griegos, por lo común, no acostumbrando distinguir a los varones sabios, menosprecian las cosas que éstos demostraron dignas de que se oigan y aprendan con estudio y diligencia”, a la propuesta  Heráclto contestó : “Cuantos viven en estos tiempos huyen de la verdad y de practicar lo justo, dándose todos a la insaciabilidad y vanagloria por falta de juicio; mas yo, por cuanto doy al olvido toda injuria y declino el fastidio de toda familiar envidia; asimismo, porque huyo de vanidad y lujo, no iré a Persia, contentándome con mi cortedad, que es lo que me acomoda.”

Se cuenta también que se enemistó con su conciudadanos, convirtiéndose  en un misántropo. Fue asií que se retiró al monte para vivir comiendo sólo hierbas, hay quienes afirman que por esa causa,  probablemente,  se enfermó de  hidropesia,  De regresó a la ciudad, cuentan que  preguntaba enigmáticamente a los médicos si podrían de la lluvia hacer sequía. Como ellos no lo entendiesen, se enterró en el estiércol de una boyera, esperando que el calor del estiércol le absorbiera las humedades,   en consonancia con su frag. 96 que expresaba que vale más el estiercol que los cadáveres. Pudo haber muerto, a causa se esa enfermedad, a los sesenta años.

Oscuro, enigmático o distorsionado por intereses espurios, Heráclito es uno de los filósofos presocráticos más importantes y uno de los que mántiene más vigencia en el pensamiento actual.

Diogenes Laercio. Vida de los filósofos más ilustres. Luarna Ediciones. España.
Capizzi, Antonio (2018). Heráclito y su leyenda: propuesta de una lectura diferente de los fragmentos (José Mª Villoria Losada, Trad.). Zaragoza, AR: Prensas de la Universidad de Zaragoza

Mondolfo, R. (1983), El pensamiento antiguo., 2 vols. Buenos Aires: Editorial Losada

Kirk G. S y Raven, J.E. (1981).  Los filódofos presocráticos.Gredos. Madrid.

 

 

 

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