"Lograr la universalización del ciclo básico con educación de calidad no sólo es una necesidad, sino que es un imperativo ético"

Columnas 02 de septiembre de 2020 Por Jorge Barrera
Ahora  bien, los cambios no se producen solos, para poder impulsarlos se necesitan políticas públicas que atiendan las necesidades sociales y que se expresen en políticas educativas eficientes.
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La universalización del Ciclo Básico, una meta inconclusa Por Jorge Barrera

Para lograr cambios permanentes se debe trabajar conjuntamente desde lo macro, y desde los meso y aplicar  micropolíticas de impacto.

Desde esta perspectivas, a los efectos de dar soluciones, sería oportuno diseñar un plan de acciones que considere objetivos que permitan la mejora.

1. Fortalecer la gestión liceal.

El fortalecimiento de la gestión liceal es un concepto complejo que incluye varias dimensiones, no corresponde a este trabajo un análisis pormenorizado, simplemente vamos a referirnos a los aspectos más relevantes.

El primer aspecto a considerar es la construcción de una visión social compartida. Es muy difícil avanzar en colectivo si no hay acuerdos básicos sobre la realidad. Los docentes muchas veces quedamos atrapados en el deber ser. Desde los supuestos de una planificación estratégica, debemos situarnos en el ser, los adolescentes que hoy llegan a nuestros centros no son los jóvenes ideales que añoramos, los docentes que trabajan en nuestras aulas no son los ideales, son sujetos de carne y hueso con virtudes y defectos, los directivos no son Salomón. La realidad es mucho más cruel, pero con ella es que nos la tenemos que ver.

Es necesario entonces definir bien claro, que somos y hacia dónde vamos. El fortalecimiento de la gestión requiere  de un diagnóstico afinado de las diferentes dimensiones, que nos permita tomar decisiones que podamos concretar y que nos permitan avanzar hacia una meta consensuada.

Ya hemos visto el panorama de nuestra educación pública, hemos señalado algunos problemas comunes a muchos centros, las instituciones tienen que tener muy claros esos riegos y pensar estrategias que permitan avanzar hacia la concreción de aprendizajes de calidad.

Uno de los problemas que ha tenido la educación secundaria es lo que Hargreaves define como la cultura balcanizada. (Hargreaves, Andy Profesorado, cultura y postmodernidad: cambian los tiempos, cambia el profesorado. Ediciones Morata. España. 2005) . Durante muchos años rigió el viejo adagio: “Cada maestrito con su librito”, el fortalecimiento de la gestión implica pasar de esa lógica a la lógica de trabajo colaborativo, para lograrlo es preciso que los docentes intensifiquen su reflexión sobre las prácticas, desde los equipos directivos es necesario gestionar esos espacios, en coordinaciones y también a través de las visitas de clase. Estas prácticas generan además un aumento de la motivación y del compromiso docente, ingredientes imprescindibles para las innovaciones. Sin los docentes no hay cambios verdaderos.

Una gestión fortalecida implica un liderazgo de los directivos, fundado en el reconocimiento académico y en la claridad del proyecto. Requiere además docentes comprometidos con el horizonte y con el camino, por lo cual deben existir instancias de planificación en común, distribución de responsabilidades y evaluación de los logros.

No se trata de que el director en solitario gestione, ni tampoco que se pase de una decisión a otra como quien navega al garete. Se trata de un liderazgo firme, sustentado en la legitimidad, y el compromiso de los docentes.

2. Aumentar la motivación y el compromiso docente.

La falta de formación y el ausentismo docente, si bien no es generalizada, sino más bien excepción;  constituyen una de las principales fuentes de los problemas en los liceos. La falta de formación específica tiene como principal consecuencia problemas de indisciplina en los grupos y dificultades para involucrar a los alumnos en los aprendizajes. Por otra parte, la estructura de los centros educativos de educación media no está pensada en la lógica del ausentismo docente, cuando falta el profesor está institucionalizada la concepción de la “hora libre”. En un contexto en el cual el poder de la calificación es uno de los principales recursos disciplinarios, resulta muy difícil sustituir al profesor, por lo cual es necesario descender el ausentismo, o tranformar la estructura de los centros.

La motivación y el compromiso docente son el mejor antídoto contra el ausentismo.

¿Cómo se logra? Vamos a intentar explicitar algunas estrategias. Ante todo que el docente se sienta reconocido social y profesionalmente, cuando el centro desarrolla un proyecto educativo, es importante que los docentes lo conozcan, lo compartan y participen de su instrumentación. Esos elementos afirman el compromiso de los profesores con el liceo y generalmente los docentes más comprometidos son los que menos faltan.

Los profesores tienen que sentir que su presencia es importante, que no es lo mismo que esté, o que no esté. No sólo porque los estudiantes quedan a la deriva, sino porque su tarea es fundamental para la institución. El equipo directivo tiene que trasmitir ese concepto en los espacios institucionales y en conversaciones privadas con los docentes.

Otra estrategia adecuada, para que el docente se sienta comprometido, es la distribución de responsabilidades en las tareas del centro. Por ejemplo, un docente es encargado de contactarse con un artista que vendrá al liceo, en coordinaciones generales será ese docente el que dará el informe y será él quien mantendrá informado al equipo de dirección.

Es importante que desde el equipo de dirección se reconozca el trabajo extra del profesorado, el trabajo voluntario y aquellas tareas que sin corresponder específicamente a la función son desarrolladas por los docentes. Éstas deben agradecerse y ser reconocidas públicamente. Así mismo, se deben marcar con firmeza las reglas y las anomalías deben ser corregidas con celeridad, para evitar que se institucionalicen.

Es necesario construir comunidad académica, propiciar el trabajo colaborativo y el auto control.

Como estrategias para lograr los objetivos expresados, considero oportuno las salas, tanto a principios de año como en diferentes momentos a los efectos de retomar los objetivos planteados. Las visitas, tanto a las clases, a las coordinaciones parciales, o a los laboratorios, a los efectos de discutir juntos la marcha de los proyectos. La elaboración de proyectos específicos por parte de los diferentes proyectos y la creación de espacios de intercambio para los mismos.

La oportunidad de perfeccionar sus saberes debe tenerse especialmente en cuenta en las instituciones, la profesionalización es un elemento fundamental para una buena práctica. La consulta para la adquisición de material bibliográfico y la circulación del mismo, permite que el profesor se sienta considerado.

Es factible suponer que la permanencia en el centro, de los profesores calificados, es una variable que explica mejores desempeños, por lo tanto las estrategias deben apuntar a retener a los buenos docentes.

3. Optimizar la convivencia en los Centros educativos.

Desde la experiencia en diversos centros educativos, surge la necesidad de abordar la convivencia como un tema que trasciende el ámbito de lo meramente curricular y atraviesa todas las prácticas institucionales, procesos, espacios, tiempos.

Teniendo en cuenta el conjunto de prácticas de convivencia, es necesario potenciar en las instituciones que los agentes involucrados en ellas, se hagan cargo democrática y colectivamente, de decisiones que les permitan construir identidades colectivas y lazos adecuados para la vida comunitaria. Se generan así, procesos que acompañan el crecimiento y promueven su desarrollo y responsabilidad, de forma armónica y autónoma.

Construir un sistema de convivencia en las instituciones educativas, requiere un trabajo compartido de elaboración, demanda tiempo para su diseño y adecuación, se construye día a día, siempre está a prueba y nunca está acabado.

Entendemos por convivencia la capacidad que tienen todos los seres humanos de vivir juntos, respetándose y consensuando las normas básicas, para compartir un espacio con personas diferentes. Implica además, el desarrollo de competencias sociales, atendiendo a los sentimientos, conductas y principios de valor.

Abarca la construcción:

• del conocimiento social,

• del desarrollo de habilidades sociales y

• los sentimientos morales,poniendo énfasis en la convivencia pacífica y respetuosa, participativa y crítica, solidaria y justa, propia de los ciudadanos que demanda una sociedad democrática, necesitando por tanto de la razón, el corazón y de la acción.

Consideramos, que se hace necesario un trabajo sobre este tema, porque: Genera interacción y deliberación entre todos los actores que intervienen en los procesos que se involucran, lo que resulta fundamental a la hora de formar individuos autónomos.

Permite que se hagan cargo democrática y colectivamente, de decisiones que generen estabilidad.

Propicia fuertes lazos en la vida comunitaria, al trabajar sobre categorías comunes que afianzan identidades colectivas.

En la próxima entrega, seguiremos desarrollando este tema.

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