El día en que perdimos nuestro derecho a ser felices

Columnas 27 de junio de 2023 Por Adolfo “Fifo” Guidali
Se trata de un viejo adagio o una especie de axioma utópico, pero, aunque la realidad lo contradiga, siempre escuchamos como si fuera una verdad incontestable que “niños y jóvenes tienen el derecho (¿natural?) a ser felices”.
WhatsApp Image 2023-06-27 at 12.12.23 AM (1)

Yo había cumplido 18 años diez días antes de aquel cruel y nefasto 27 de junio de 1973. ¿Dónde quedó mi derecho a ser feliz? 

Los años anteriores habían constituido un preámbulo de lo que se concretó aquel día, aunque siempre abrigáramos un resquicio de esperanza. Pero, la suerte estaba echada, Washington y sus esbirros de Brasilia y el Cono Sur ya habían decidido cuál sería nuestro destino.

La felicidad sería, ahora sí de manera “institucionalizada” y no oficiosa, reemplazada por la represión, la cárcel, la tortura, las desapariciones, la intolerancia, la tristeza…

Cincuenta años más tarde encontré en París a una “franco-uruguaya”, la cual, siendo una niña emigró a Uruguay con su familia y vivió una peripecia de horrores y misterios que plasmó en una exposición de cuadros bajo el rótulo “Golpes”, colgada días atrás en la municipalidad del 11º distrito de la capital francesa.

Se llama Catherine Fleury, cuyo seudónimo artístico es Katia Odartchenko, y para Medio Mundo narró el porqué de su muestra, que recorre el gran camino que partió desde su inocencia quebrada y tapizado de ripios conformados por fragmentos de memoria y hechos que entonces no alcanzaba a comprender y todavía hoy, tanto para ella como para muchos, continúa siendo difícil lograrlo.  

“Llegué a Uruguay en un gran transatlántico blanco. Mi padre, Paul Fleury, había sido destinado como profesor de literatura en la Alianza francesa de Montevideo (…) Yo tenía 5 años, mi hermanito 3 y mi hermano mayor, Franck Conchon Oswald, 12”, rememoró respecto a su arribo al país.

“Los comienzos, aquellos primeros años, fueron muy buenos, pero, de golpe todo se oscureció (…) Durante siete años fuimos muy felices, sobre todo con nuestros vecinos, la familia Gil. Eran seis niños y, sin lugar a duda mis mejores amigos (…) Pero, nunca podíamos haber imaginado que en abril de 1972 la casa de mi amiga Cecilia sería allanada. Se llevaron a sus padres encapuchados –que serían torturados--, y sus seis hijos entregados a sus abuelos”, explicó con cierta turbación.

Su relato continuó con un segundo exilio obligado hacia su propio país.

“Aquel mismo año, los militares nos echaron de Montevideo ‘por apoyar a sediciosos’ (…) Pero, en abril de 1974 se llevaron a mi hermano mayor, que entonces tenía 20 años. El embajador (francés) nos llamó a París para decirnos que había desaparecido”, rememoró.

“Lo torturó el propio Gavazzo -afirmó- (…) Dépues pasó 5 años en el penal de Libertad (…) Recuerdo, ¡Número 1607!” gritaban cuando lo iba a visitar una vez al año (…) Pero, creo que el allanamiento de la casa de Cecilia y su familia fue la peor noticia de mi vida. Yo lloraba todas las noches. Todavía hoy me pasa (…) ¡Habíamos entrado en el túnel del terror!”, aseveró como si éste no tuviera salida posible.

“Con los años me preguntaba: ¿Cómo pudieron torturar a niños y adolescentes? Pinté veinte retratos de las adolescentes, estudiantes desaparecidas. Con esa mirada tan especial que parece que te interrogan…”, recordó emocionada.

“Me pareció importante para los 50 años del golpe recordar a aquellas adolescentes que lucharon. Pero personalmente, en lo más profundo de mi alma pinté para Cecilia, mi amiga de la infancia. Para no olvidar el calvario que vivió junto al pueblo uruguayo. Para no olvidar todos los sueños que acariciábamos (…) No pensábamos que la lucha fuera tan difícil y parecía que nunca terminaría”, apostilló.

El vernissage de la exposición de Fleury-Odartchenko fue un éxito, casi un hito sin precedentes en cuanto al público que abarrotó el suntuoso salón principal de la alcaldía del distrito XI de París.

Sin lugar a duda, los recuerdos, algunos borrosos o entrecortados de Katia, se disiparon y salieron a la luz desde sus propios cuadros con la presentación que hizo Elena Salgueiro, la presidente de la Asociación ¿Dónde Están?, que auspició la muestra.

Algunos pasajes:

“Gracias a Catherine Fleury que confió en nosotros para presentar su hermosa y conmovedora exposición de pinturas titulada “¡Golpes!”, que es tan cara para ella”.

“¿Por qué esta conmemoración del golpe de estado en Uruguay en 1973? ¿Por qué debemos guardar el recuerdo de un evento tan fatal? Para que la historia no se repita: ¡Nunca más!, ¡Nunca más!”

“Durante los doce años de dictadura en Uruguay, un país de (poco más de) tres millones de habitantes, hubo más de 10.000 presos políticos, torturados sistemáticamente, 197 desapariciones forzadas, 122 asesinatos políticos y 13 apropiaciones de niños” 

“Todo esto, al igual que en los otros países cómplices en el Plan Cóndor (Argentina, Bolivia, Brasil y Chile), bajo la égida de Estados Unidos”. 

“Al menos, 380.000 uruguayos se vieron obligados a partir al exilio...”.

“Desde el retorno de la democracia en 1985, una ley de impunidad impide que la mayoría de estos crímenes sean aclarados y juzgados (…) por lo que la mayoría de los responsables de estas atrocidades no han comparecido ante los tribunales”.- 

Catherine y Elena nos dejan un mensaje simple y conciso: ¡No nos dejemos dominar por la desmemoria!

Fifo

Te puede interesar