Tomás Olivera Chirimini: “Los afrodescendientes permanecemos invisibles”

Columnas 02 de mayo de 2023 Por Agustín Courtoisie
Paseó con orgullo el candombe uruguayo por el mundo. Recibió más de una vez el apoyo de la UNESCO. Es el director de Africanía y desde hace más de 50 años continúa inspirando al conjunto Bantú. Nacido en 1937 en el Barrio Reus al Sur, Tomás Olivera Chirimini todavía sigue allí para enseñar con su bonhomía y contagiar su pasión por la cultura.
Foto  Got Talent 2022 - Tomas Olivera en el centro

Concedió esta entrevista con la misma generosidad con la que lo hemos visto trabajar siempre. Muchas aclaraciones que le pedí vinieron por mail. Pero el trasfondo existencial profundo, la sabiduría de vida, Tomás Olivera Chirimini los hace sentir cada vez que uno se lo cruza en persona por alguna esquina del barrio Palermo de Montevideo y conversa con él unos minutos. De ahí salieron iniciativas como la de “Cinéfilos”, una trenza de reflexiones filosóficas a partir de experiencias cinematográficas que le propuse hace unos años y para la cual cedió durante mucho tiempo un espacio semanal en la sede social de Africanía. 

AC: ¿Qué personalidades “afro” históricas admira? 

TOCH: Nelson Mandela, Steve Biko, Martin Luther King, Léopold Sédar Senghor, Josephine Baker, Barack Obama, Toussaint Louverture, Patricio Lumumba. (1)

AC: ¿Y en una escala más individual?

TOCH: Nací el 8 de agosto de 1937. Me crié, me desarrollé y continúo viviendo en Barrio Reus al Sur, una zona de leyenda dentro del barrio Palermo. Mi residencia es en Isla de Flores esquina Minas.

Tuve el privilegio de haber sido acompañado, adoctrinado, guiado, instruido por muchas personas. Con algunas de ellas, he compartido una verdadera amistad a lo largo de mi camino. Todos ellas son personalidades fundamentales en mi concepción de la vida. Algunas, con gran notoriedad pública. Otras no tanto y varias, casi sin trascendencia o desconocidas. (2)

AC: Tengo entendido que usted en lo personal, o emprendimientos como los de Africanía y el Conjunto Bantú, han merecido apoyos relevantes en más de una ocasión. 

TOCH: Entre los apoyos recibidos a lo largo de mi vida, debo destacar tres. En dos oportunidades, UNESCO aprobó dos proyectos primordiales. El primero, en 2011, reconociendo a la institución que presido, la Asociación Civil Africanía, como Centro de Interpretación del Patrimonio (CIP), por rescatar y revalorizar al Barrio Reus al Sur a través de actividades culturales y sociales que desarrollamos desde la creación de la institución hasta el presente. 

El otro apoyo se centró en la formación en 2015 del Ballet Afro-uruguayo-Bantú, que nos permitió hacer una investigación de realidades africanas musicales y de danza, junto a las provenientes de nuestro folklore afro.

Otro apoyo importante fue brindado por PLUNA, empresa que bajo la presidencia del doctor Juan Piaggio Vitorica, nos facilitó y permitió presentar exitosamente a nuestro grupo, Conjunto Bantú de Montevideo en el Festival Internacional de Danzas Folklóricas en Palma de Mallorca (España, 1993).

AC: Como vecino del barrio y activo participante en algún período de la Asociación Civil Africanía, tengo recuerdos muy afectuosos de lo que ha significado esta institución para el barrio Reus al Sur, para la comunidad afro en particular y también en general para la cultura uruguaya. Recuerdo, por ejemplo, muchos homenajes.

 

TOCH: En nuestra institución se realizaron homenajes a Martin Luther King, Pedro Rafael Tabares (Pedro Ferreira), Carlos Gardel, Horacio “Pintín” Castellanos, José Puglia, Juan Alberto Schiaffino, Edgardo Alcides Ghiggia, Louis Armstrong, Charles Chaplin. También a “los negros en el fútbol”: Leandro Andrade, Obdulio Varela, Víctor Rodríguez Andrade, Oscar Chirimini, Pelé.  

AC: Hace dos años, en el 2021, se cumplieron 50 años del Conjunto Bantú de Montevideo. ¿Qué significaron esas cinco décadas? 


TOCH: Luego de un esfuerzo de tantos años para programar, ordenar y llevar a la acción actividades personales que constituyeron un sueño, que poco a poco se convirtió en realidad, y una opción de vida, debo concluir que el destino (azar, estrella, suerte) estuvieron siempre a nuestro lado. ¿Por qué?


Porque nuestro grupo surgió espontáneamente, sin ninguna ambición ni meta. Se fue creando lentamente, por el acercamiento entre varios seres que practicamos la amistad barrial desde la niñez. En las calles de un mismo entorno fuimos aprendiendo  todos los secretos que tiene el candombe que practicaban nuestros mayores. El tambor nos ha acompañado casi, y sin casi, desde la cuna. Inconscientemente fuimos creciendo, divirtiéndonos despreocupadamente y en forma constante, disfrutando  todos los juegos y costumbres de la niñez con la práctica de los tamboriles. 


En determinado momento, dejando la pubertad atrás, con algunos de aquellos amigos de la niñez, integrando el elenco del Teatro  Negro Independiente, surgió el Conjunto Bantú. De allí en más, fue todo sorpresa, regocijo y aprobación ante diversas audiencias. ¡Jamás pensamos el camino por delante que íbamos a recorrer! Sin organización alguna, sin directores reconocidos, sin equipos técnicos, sin gestores culturales,  ni productores ni managers, poco a poco, sólo con nuestros ideales asumí la dirección y la responsabilidad  del  conjunto. 


Así, cada representación escénica nos fue abriendo un camino con destinos inesperados. En la década del 70, después de llevar a cabo tres pruebas de admisión frente autoridades culturales del Ministerio de Educación y Cultura, con el Conjunto Bantú tuvimos aceptaciones y éxitos parciales frente a gran variedad de espectadores, a organizadores de espectáculos y al periodismo de nuestro medio. 


Luego, a partir de una invitación para presentarnos en el exterior (en el Carnaval de Niza en Francia), sin esperarlo, surgieron como una catarata una sucesión de viajes y sorpresas en cada uno de ellos, que nos llenaron de satisfacción y de orgullo. Por representar a nuestro barrio y a nuestro país, logrando admiración y respeto, casi sin haber obtenido apoyo alguno y siempre sin empresarios.


Salir al exterior, intercambiar momentos de vida con otros países, con otras culturas, con otros grupos étnicos, nos fue moldeando personal y artísticamente. Como resultado de ello hemos acumulado experiencia,  reconocimientos y felicitaciones que justifican todo el esfuerzo realizado, a pesar de los sinsabores y decepciones que implica toda lucha. 


Ello se engrandece aún más, si reflexionamos que casi nunca estuvimos bien organizados ni apoyados por sponsors ni por entidades estatales de turno. De aquí en adelante, nos resta continuar hasta el fin del camino, que nunca debe tener fin, bregando por lo que siempre creímos: defender el rico patrimonio legado por nuestros antepasados africanos, que seguramente, desde algún lugar del más allá nos guían, nos protegen y seguirán iluminando con sus luces. Soy naturalmente optimista, y cuando yo no esté, alguien va a tomar la posta.


AC: No cualquier grupo o institución logra recorrer un camino de cinco décadas y sobrevivir al esfuerzo. Algunas dificultades deben haber surgido...


TOCH: Transcurridos más de cincuenta años que llevo los tambores al hombro, debo reconocer que no he aprendido la lección de dejar a un lado el paternalismo dentro de un grupo. 


Lo esencial es formar a la gente, otorgarle el bagaje de lo aprendido, transmitir  experiencias que uno va acumulando a lo largo de los años, para que cada aprendiz sea mañana un docente y una fuente de conocimientos para el progreso, entendimiento y el vivir en armonía, tanto en nuestra sociedad como en la humanidad.


He cometido un error “gigantesco” al haber desatendido el consejo de atender a los niños en el arte del candombe. Siempre desbordado en diferentes actividades, desordenado, sin disciplina, no intenté hacer un lugar en mi vida para transmitir mis experiencias dentro de la cultura afrouruguaya a los niños, que son el futuro fundamental de nuestra sociedad.


Bantú ha constituido siempre, aunque inconscientemente, una forma de entender la vida, cultivando amistad, confraternidad, respeto, aprendizaje, compartir, alegría de vivir. El tambor siempre, desde mi cuna,  latió como mi corazón.


AC: En Got Talent 2022, resultó impactante el cuadro de Figari hecho música y canto, con usted como protagonista en la voz. Recuerdo una letra de dignidad afro y de llamado a la concordia y de la humanidad. ¿Qué recuerdas de aquella experiencia? (3)


TOCH: La experiencia de Got Talent fue necesaria, difícil, oportuna y reconfortante. En el año 2021 se habían cumplido  50 años de labor ininterrumpida de nuestro Conjunto Bantú, a pesar de la pandemia de la Covid.

Got Talent significó una oportunidad para hacer visible a un grupo que ha dedicado su existencia  a difundir todo lo aprendido empírica y teóricamente respecto al candombe  y a toda su temática.

La tarea fue difícil porque  la mayoría de los protagonistas, fundamentales en nuestra profesión, que supieron otorgar relieve al grupo, habían dejado este mundo y tuvimos que ingeniarnos con el apoyo y el talento de algunos veteranos de Bantú, integrados con artistas nuevos, formados en otras escuelas de candombe, distintas a la del barrio Reus al Sur o Ansina.

La instancia fue difícil porque debimos adaptar nuestro estilo característico de presentaciones, al formato de tan sólo dos minutos que exigía Got Talent. Ello dificultó mucho el desarrollo de nuestros cuadros artísticos, pero felizmente pudimos alcanzar un nivel digno de nuestros antecedentes.

El resultado fue valioso, aunque no pudimos llegar a la instancia final, a la que todos ansiábamos alcanzar para plantear a la audiencia nuestro desafío guardado con fe y energías a fin de rendir homenaje a nuestros compañeros de casi toda la trayectoria que ya no están.

Recuerdo con emoción la devolución de todo el jurado frente al “Cuadro de Figari” y la deferencia del Canal 10  que en la semifinal nos otorgó una placa recordatoria de los 50 años transcurridos por Bantú.

AC: ¿Qué actividades culturales que le conciernen en forma directa se preparan para el 2023?


TOCH: En este 2023 se nos presenta un gran desafío que involucra reactivar Africanía, contribuir al mejor conocimiento de nuestro barrio y desarrollar actividades que puedan satisfacer a los distintos grupos etarios de nuestra sociedad (niños, jóvenes, adultos y ancianos). 

También debemos trabajar en la participación de la colectividad negra en nuestra sociedad en particular y en la diáspora en general. Intentaremos continuar difundiendo desde nuestra asociación valores intemporales, a través de biografías de talentosos y meritorios protagonistas afrodescendientes y no afrodescendientes. 

Además creemos que es muy importante intentar un acercamiento entre las instituciones afrouruguayas, a fin de lograr una verdadera y positiva fuerza coherente de lucha por las reivindicaciones que nos permita avanzar algo en la escala social. 

Entiendo que nuestra colectividad debe unirse, capacitarse y trabajar muy duro en todos los aspectos, para constituirse en una verdadera fuerza visible, pujante y orgullosa de nuestros antepasados. Que pese en nuestra sociedad por sus virtudes, por sus valores, por su talento, por su cultura y por su “don de gente”.

Si bien considero estos últimos conceptos como una “utopía”, espero que podamos lograr a través de nuestra labor, una pequeñísima trascendencia en nuestra sociedad, aunque sea mínima. (4)

AC: Los afrodescendientes en el Uruguay viven y luchan a través de diferentes expresiones artísticas y sociales. ¿Cuál es la situación hoy, 2023, de la cultura afro y de la vida cotidiana de los afrodescendientes en el Uruguay?

TOCH: Es necesario hacer un análisis introspectivo a fin de conocer, entender, reflexionar qué ocurre con la cultura afrouruguaya en nuestros días para difundir conceptos claros. El tema es muy complejo. 

Pienso que en general aún hoy estamos desprovistos de una información fidedigna sobre la situación real de los afrodescendientes uruguayos. Situación que se intuye y se confirma “a ojos vista”.

En una primera impresión, luego de estudios específicos en la materia, debe ser unánime la conclusión de que los afrodescendientes permanecemos invisibles y  que no tenemos un peso determinante, trascendente, en las decisiones del desarrollo político, social y económico del país.

Si consideramos una población uruguaya actual, estimada entre 3.500.000 y 4.000.000 de habitantes y se establece estadísticamente que de esa población total, el 10 % corresponde a los afrodescendientes, tendríamos que deducir numéricamente unos 300.000 habitantes afros. Sin embargo, cotidianamente en acción social y cultural podríamos vislumbrar menos de 1.000 afrodescendientes. ¿Dónde están los 300.000 habitantes de esta etnia que en un país democrático y progresista deberían ser visibles?

Es categórico el hecho de que esa enorme faja humana (banda, franja o sector) está sumergida en la pobreza, en los más bajos estratos de nuestra sociedad y por lo tanto, excluida de acceder o adquirir una cultura mínimamente aceptable.

Así, los afrodescendientes uruguayos que vivimos y luchamos infructuosamente, a través de diferentes armas y acciones culturales y sociales, que conformamos un número escaso de ciudadanos privilegiados, vivimos un “espejismo” de superación, de ascenso social, de logros de superación, de consideración igualitaria en nuestra sociedad.

Las oportunidades necesarias para nuestro justo ascenso social son casi nulas.

Por otra parte, dentro de la comunidad afrouruguaya, aquellos que aún tenemos la posibilidad de luchar por nuestros derechos y por justas reivindicaciones, si  continuamos con nuestros esfuerzos aislados, cada uno bregando por su cuenta, sin comprender, sin concientizar, sin reflexionar, que la unión hace la fuerza, es seguro que no llegaremos a ningún lado. Pasarán otros 100 años y la brecha será cada vez mayor, más desigual. Porque el mundo moderno evoluciona a cada instante con mayor rapidez, con mayor exigencia, con una aceleración tecnológica increíble. Por ello, todo es más duro para los afrodescendientes. Es más difícil alcanzar metas luchando por separado y sin una preparación debida o adecuada.

Es necesario, es prioritario, luchar con una fuerza mancomunada que nos haga seres visibles, No solamente en los “desfiles de llamadas” o de leyes y carteleras propagandistas de igualdades inexistentes o en querellas cotidianas por sobrevivir.

Mientras los pequeños grupos afros continuemos luchando aislados contra un enemigo común como la pobreza; desarrollando acciones artísticas y sociales individuales y con afán de superarnos individualmente; haciéndonos visibles en las redes; cada vez más seremos presa del “lobo” de la injusticia, que devora todo a su paso.


NOTAS

(1) Conocemos algunos de esos nombres mencionados en forma expresa por Tomás Olivera Chirimini, pero quizás hemos olvidado que el sudafricano Steve Biko (1946-1977)​ fue un activista antiapartheid. Léopold Sédar Senghor (1906-2001) un poeta  que llegó a ocupar la presidencia de la República de Senegal. François Dominique Toussaint Louverture (1743-1803) uno de los más importantes dirigentes de la Revolución de Haití. Patrice Émery Lumumba (1925-1961) líder nacionalista y anticolonialista, fue el primer gobernante democrático de la República del Congo. 

(2) Nuestro entrevistado menciona entre otras personas a “Walter Piaggio Garzón, Jorge Goñi Antognazza, Blanca Lamboglia de Silva, América Rivero de Albarenque,  Melitón Merino Burghi, Andrés Castillo, Juan Antonio Varese, Ildefonso Pereda Valdés, Daniel Vidart, Renzo Pi Hugarte, Enrique Benech, Jorge Abbondanza, Raúl Rodríguez Sica, Guaymirán Ríos Bruno, Luis y Raúl Praderi, Luis Sgarbi Figueroa, Rogelio Martínez Furé, etcétera”. Y agrega: “esenciales, mi madre, Sara Chirimini/o de Olivera y mi tío, Oscar Chirimini/o Rubilar”.

(3) En dos enlaces de Youtube puede encontrarse esa participación en Got Talent 2022:  
https://www.youtube.com/watch?v=1rVPx2pp46M https://www.youtube.com/watch?v=yt-wJpWxNRs 


(4) Por más información sobre Tomás Olivera Chirimini, Conjunto Bantú y la Asociacion Civil Africanía, consultar los datos proporcionados por el entrevistado en: https://drive.google.com/file/d/1WTHmZo3EKArazk_i5iOy7v_ukCJURp5c/view?usp=sharing


FOTOGRAFÍA: Got Talent 2022. Compartida por Tomás Olivera Chirimini.

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