George Berkeley: “Ser es ser percibido”

Columnas 28 de diciembre de 2022 Por Jorge Barrera
También conocido como el obispo Berkeley, nació el 12 de marzo 1685 en Dysert Castle, Irlanda. Su padre fue el mayor de William Berkeley, un cadete de la noble familia de Berkeley. No se conoce casi nada sobre su madre...
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e sabe que el joven George, ingresó a los 15 años al Kilkenny College, después de varios años de estudio allí, cursó estudios en el Trinity College de Dublín. En esa última institución accedió al cargo de  profesor de griego en 1707, donde había  sido admitido como "Fellow" en 1706, título al que renunció en 1724, por haber sido nombrado Decano de Derry.

En 1707 ya había  incursionado en el mundo de la filosofía. Al principio realizando anotaciones filosóficas, estas fueron llamadas: “Comentarios filosóficos”, a partir de las cuales podemos conocer  la evolución temprana de Berkeley como filósofo.

En 1709 publicó su primer trabajo importante, relacionado con las matemáticas, en él examinó la distancia visual, la magnitud, la posición y los problemas de la vista y el tacto. Si bien este ensayo generó una serie de polémicas, sus conclusiones ahora se aceptan como parte de la teoría de la óptica.

Posteriormente publicó el Tratado sobre los principios del conocimiento humano y en 1713, una de sus principales obras filosóficas, los Tres diálogos entre Hylas y Philonous.

Entre 1714 y 1720  recorrió Europa, aunque también, estuvo algún tiempo en Inglaterra y fue recibido en el círculo de Addison, Pope y Steele, allí se relacionó con los principales intelectuales ingleses de su tiempo.

Mientras completaba su gira por el Viejo Continente como tutor de un joven, Berkeley compuso “Motu”, un fragmento en el cual desarrolló sus puntos de vista sobre la filosofía de la ciencia y articuló un enfoque instrumentalista de la dinámica newtoniana.

Luego regresó a su tierra natal y retomó su posición en el Trinity College.

En 1721 se ordenó sacerdote en Irlanda, obteniendo su doctorado en teología.

En 1724, se retiró del Trinity cuando fue nombrado deán de Derry, cargo eclesiástico que preside el cabildo de la catedral, después del obispo.

Fue en ese momento cuando Berkeley comenzó a pensar en su plan de fundar una universidad en Bermudas, había pergeñado la idea de convertir a los pueblos bárbaros, a través de la educación; por lo que al año siguiente comenzó su proyecto de capacitar ministros y misioneros en la Colonia.

Tras obtener una carta y las promesas de financiamiento del Parlamento británico, Berkeley zarpó hacia América en 1728, acompañado de su esposa, Anne Forste.

George Berkeley y Anne tuvieron seis hijos, de los cuales solo cuatro sobrevivieron: Henry, George, William y Julia; los otros dos murieron en la infancia.

Allí se instaló en Newport (Rhode Island), donde intentó, sin conseguirlo, fundar una institución de enseñanza. Pasaron tres años en Newport, donde compraron una plantación en Middletown. Se tienen referencias de que varias universidades estadounidenses, en especial Yale, se beneficiaron con la visita de Berkeley.

Mientras estuvo en América, Berkeley escribió Alciphron, una obra dirigida contra “los libre  pensadores” a quienes consideraba enemigos del anglicanismo establecido. El filósofo se vio obligados a regresar a Gran Bretaña en 1731.

Regresó a Londres y luego a Irlanda donde fue nombrado en 1734 Obispo de la diócesis de Cloyne.

Luego, en 1737, tomó asiento en la Cámara de Lores irlandesa y un año más tarde publicó la obra titulada: “Un discurso a magistrados y hombres en autoridad”.

En 1744 publicó su obra titulada: “Siris”, una serie de reflexiones filosóficas y un tratado sobre las virtudes medicinales del agua de alquitrán.

En agosto de 1752, George comisionó a su hermano, Robert Berkeley, como vicario general; luego, tomó una casa en Holywell donde residió hasta su muerte.

El 14 de enero de 1753 falleció y fue enterrado en la capilla de la Iglesia de Cristo.

Existe prácticamente unanimidad en torno a la afirmación de que la filosofía moderna comienza con Descartes. Mientras en la Edad Media el problema central era el problema de Dios y la preocupación fue la de conciliar razón y fe; con la modernidad se produce el giro antropológico, a partir de una certidumbre fundamental, la existencia de sí mismo y de los pensamientos propios. Con este supuesto Descartes logra una primera certeza que le permitirá, posteriormente, deducir la existencia del mundo exterior. “Éste fue el primer estadio de un desarrollo que, pasando por Berkeley y Kant, va hasta Fichte, para el cual todo era únicamente una emanación del yo.” (Bertrand Russell, 1948).  

Las ideas de Descartes son tomadas como punto de partida para el pensamiento de Locke, por lo que, pese a sus diferencia en torno a las fuentes del conocimiento, podemos encontrar similitudes en su filosofía. Tanto que no podemos comprender a Locke sin Descartes. Del mismo modo, Berkeley elabora su sistema a partir de la crítica al racionalismo moderno y al empirismo de Locke.

La única coincidencia  de todo el empirismo inglés radica en negar el innatismo y afirmar que todo conocimiento proviene de la experiencia.

Según Nicolás Abbagnano: ”La doctrina de Berkeley es la escolástica del empirismo. El empirismo de Locke es tomado por Berkeley como punto de partida y fundamento de una defensa de valores morales v religiosos. Berkeley se encuentra, frente al empirismo, en la misma posición en que se halló Malebranche respecto al cartesianismo: ambos utilizaron una u otra filosofía para una defensa de la espiritualidad religiosa, “aunque intentan completarla con las doctrinas del neoplatonismo tradicional.” (Abbagnano, Nicolás)

Si bien, el interés dominante de Berkeley  es el religioso; y pone más el acento en lo práctico que en lo especulativo, es conocido por su filosofía empirista, idealista y como uno de los más grandes filósofos del período moderno temprano.

Desarrolló un pensamiento conocido como “idealismo subjetivo o inmaterialismo”. Esta doctrina fue la que le aseguró un sitio eminente en la historia de la filosofía. Su espiritualismo inmaterialista, fue para él  un instrumento de defensa de la religión.  

La filosofía no fue concebida como un fin en sí misma, sino como un argumento, al servicio de la apologética religiosa. No obstante, llevó el idealismo hasta su máxima expresión. El yo como sujeto absoluto del conocer: “ser es ser percibido”.

Al decir de Joaquín Xirau; “La ideología idealista , plenamente consciente de su significación, se inicia con la obra del obispo Berkeley, y se desarrolla de un modo progresivo a partir de Kant, a lo largo del siglo XlX, en todas las direcciones posibles” (Xirau, Joaquín, 1973)

Además, Berkeley, fue conocido como uno de los críticos más brillantes de sus predecesores; especialmente de Descartes, Malebranche y Locke. Fue un metafísico famoso por defender el idealismo: es decir, todo, con la sola excepción de lo  espiritual, existe en la medida en que se pueda percibir por los sentidos.

El meollo del pensamiento de Berkeley se encuentra en la crítica a lo que Locke llamó las cualidades primarias. El filósofo irlandés solo reconoce la existencia de cualidades secundarias. Niega la existencia de entidades abstractas tales como el espacio o la materia, de ese modo se emparenta con el nominalismo. Lo único que existe es lo que podemos percibir, es decir una entidad con un tamaño, una forma, un color y toda la multiplicidad de sensaciones que provoca en nuestro espíritu. No existe un espacio en sí mismo, sino que lo existente es este espacio que percibo. Fuera de la percepción nada existe. Con todo ello, y no obstante su aspecto paradójico, es una afirmación coincidente con el "sentido común" siempre que éste sea fundado en la experiencia y no en la abstracción.

Para llegar a las anteriores conclusiones Berkeley intenta demostrar que todas las cualidades dependen enteramente de la percepción sensible.

“Berkeley, el representante del idealismo inmanente, considera que los cuerpos, es decir, las cosas, los árboles, las mesas, las sillas, etc., no son más que complejos de impresiones de la mente que los percibe.” (Ajdukiewicz, Kazimierz.1986).

Ferrater Mora, expresa que para Berkeley:

“ todas las cualidades dependen enteramente de la percepción sensible. Esta dependencia había sido ya reconocida por muchos filósofos en lo que atañe a las llamadas cualidades secundarias (véase cualidad). Pero Berkeley fue más lejos: afirmó que también las cualidades primarias —como la forma o la extensión de los cuerpos— dependen de la percepción. Así, por ejemplo, puede decirse que la extensión absoluta —a diferencia de los conceptos de extensión relativa tales como 'mayor o menor que'— no cambia. Pero la verdad es que tampoco existe. Todo lo que existe es particular, pues el espíritu no puede formar ninguna idea (es decir, ninguna percepción sensible) de nada abstraído de sus características particulares.” (Ferrater Mora, José.1984).

Berkeley niega absolutamente la posibilidad de la abstracción, no existen las entidades abstractas, solamente existen los particulares. Cuando una idea se refiere a una multiplicidad de objetos que poseen las mismas notas, lo que representa la idea es un signo, pero no una realidad, y menos todavía una abstracción precipitadamente identificada con una realidad.

En suma, Berkeley niega que puedan concebirse "ideas generales abstractas" y más aún que éstas representen o definan las esencias de las cosas. A lo sumo admite que hay "ideas generales" si por ello se entienden símbolos o palabras con las cuales se habla acerca de lo real. Con su posición entronca con el nominalismo radical que niega la existencia de los universales. Su significación, según el filósofo, se basa enteramente en la asignación de cualidades inexistentes.


Bibliografía

Abbagnano, Nicolás. (1982), Historia de la Filosofía. Hora S.A. Barcelona.

Ajdukiewicz, Kazimierz. (1986).  Introducción a la filosofía Epistemología y metafísica. Ediciones Cátedra, S. A . Madrid. España.

Barrera, Jorge, (2022), Descartes, la búsqueda del método (mediomundo.uy)

Barrera, Jorge. (2002). John Locke: el padre del liberalismo político y el fundador del empirismo (mediomundo.uy)

Berkeley, George. (1986), Sobre los principios del conocimiento. Clemente Fernández. Los filósofos modernos, selección de textos.

Ferrater Mora, José.(1984). Diccionario de Filosofía Alianza Editorial S.A. Madrid.

Russel, Bertrand. (1948). Historia de la filosofía occidental. Traducción: Julio Gómez de la Serna & Antonio Dorta.

Xirau, Joaquín (1973). Descartes, Leibniz, Rousseau. Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Xirau, Ramón. (2011). Historia de la filosofía.  Universidad Nacional Autónoma de México, México.

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