LUC: la nulidad republicana

Columnas 05 de enero de 2022 Por Ismael Blanco
En materia del Referéndum para derogar la LUC oficialista las pausas son puramente de estilo, ya que, avanzada la segunda semana de diciembre del año que pasó, se confirmó que habría convocatoria a la consulta ciudadana.
MASCARADA LUIS ALBERTO SOLARI
MASCARADA / LUIS ALBERTO SOLARI

La peculiaridad está vez, es que 3 meses antes que se proclamará lo que 800.000 voluntades decidieron, los partidos políticos ya habían comenzado a delinear campaña y argumentos; los promotores por convicción de su trabajo y el actual gobierno -que hizo todo lo posible para evitarla- reconoció con sus hechos, lo que tanto ninguneó.  

Lo cierto es, que la ley creada al mejor estilo “Cambalache”, donde la Biblia y el calefón son los chorizos de rueda con el desalojo exprés; o el procedimiento gamberro de aumento de los combustibles con el arbitrio de la extensión de la detención policial sin dar cuenta a la Justicia; entre otras tantas creaciones de la triple alianza conservadora que nos gobierna, se pondrá, como corresponde a una República como Dios manda, a consideración de la opinión de la comunidad que la conforma. 

Sin duda, este sólo hecho ha escandalizado a declamadores de “libertades” varias, como si hablar de libertad fuera algo que comienza y termina con el libre mercado o la carrera de los “malla oro” a quien se les debe proteger por razón de señorío. 

En anteriores artículos he expresado que lejos del pamento y las majaderías de diversos autores, lo que se debe intercambiar en el debate, es por qué 135 artículos para quienes sostenemos el SI a la derogación corresponde llevarse a cabo. 

Se debe informar y argumentar del deterioro que implica para la salud de un Estado de Derecho el mantenimiento de los artículos llevados a la consulta ciudadana. 

Del peligro que implica la consolidación de una serie de normas que se traducen en la práctica en el exacerbamiento individualismo; de la meritocracia; de la inducción al sueño artificial del éxito; del dominio de la voluntad a través de la sugestión que produce la seguridad con mayor represión policial y el acatamiento, aún implicando la perdida de derechos individuales. 

Se han escrito y dicho argumentos sensatos, fundamentalmente por parte de organizaciones sociales y de la Academia; que  han podido exponer cuando le fuera requerido, las razones jurídicas donde se deja asentado explicaciones y las comprobaciones empíricas en las diversas materias expuestas, sea Arrendamientos; Colonización; Enseñanza; Seguridad; cómo también legítimas consideraciones de por qué deben modificarse lo referido al sistema de aumento de combustibles o la portabilidad numérica de las compañías telefónicas. 

 Subrayo que los análisis; fundamentos y consideraciones por parte de especialistas y la academia universitaria han sido vía directa a la Comunidad, pues no les fue posible hacerlo durante un debate inexistente a razón del mecanismo que eligió un gobierno; que antepuso al debate republicano y democrático -que necesariamente existe cuando se procesa en tiempos razonables- por el que surge a puro prepo de mayorías de coyuntura. 

Dicho todo esto pretendo decir algunas palabras sobre el concepto de “libertad” con que se quiere fundar estas normas, cuyo soporte ideológico no se basa en la libertad republicana y solidaria sobre cuyo resguardo crecieron, vivieron, se forjaron y nos legaron nuestros antepasados; antepasados que no eran nobles ni numerarios; si no trabajadores: inmigrantes y criollos sin tierra.

También corresponde decir que nuestra patria se ha erigido a partir de la función pública y a través de ella, de los funcionarios del Estado; tan denostados y tan desconsiderados por los “chicos” admiradores del viejo Friedman; al punto que da náuseas leer los comentaristas del diario “caganchero” y colaboracionista. Para éstos, sólo existe la caricatura y el defectuoso estereotipo, olvidándose que los funcionarios del Estado se sostienen con miles de maestras y profesores; enfermeras; auxiliares de servicio; médicos y nurses; técnicos; profesionales de diversas materias; bomberos, policías y soldados. 

No hay compatriota -sea de la ciudad o del campo - que por su sangre no corra sangre de algún servidor público, sea desde los tiempos del propio Artigas a nuestros días. 

Sin embargo, comprendo que a la muchachada conservadora les cuesta disimular…

Ahora por estas tierras, pero también por las chilenas con Piñera hasta hace unos días, o las del Brasil con Bolsonaro; con horizonte inminente de salida o la de Argentina con la neurastenia de Milei; se viene hablando de “libertad” y si no fuera suficiente hasta algunos se autodenominan “libertarios”;  generando un chirrido a los oídos de quienes asociamos a este último vocablo con los anarquistas luchadores por los derechos sociales o del “Mayo Francés”. Una prueba más que a las palabras se las tuerce para que digan lo que no contienen. 

El asunto esta en debate:  con la LUC se puede ser colono “sin colonizar”; se puede aumentar descontroladamente y sin contención el precio de los combustibles; se puede desalojar en cualquier momento y con plazos perentorios; se puede detener por la policía y tardar en dar cuenta a un fiscal que es quien nos representa en la tutela de la acción penal del  Estado; con la LUC se puede hacer “inteligencia” sin dar cuenta al Parlamento, aspectos estos que afectan la institucionalidad y la economía de las personas. 

También con la LUC se puede ejercer legítima defensa sin que exista inminencia de agresión que se repele, afectando un elemento sustancial de la legítima defensa; se consagra la prevalencia del derecho de propiedad sobre el derecho a la vida o integridad física de las personas; se habilita a la legítima defensa aunque no haya agresión física; desaparece el criterio para distinguir  la racionalidad y la proporcionalidad, elementos cardinales del instituto jurídico, ya que estos son los que separan a la legítima defensa, de la justicia por mano propia, dando a lugar a excesos irreparables;  entre otros asuntos significativos más.

Los gobiernos cambian y eso es ley republicana; sin embargo, las leyes aún siendo modificadas por nuevos gobiernos se traducen en años y por tanto: un año; dos; tres; cuatro o hasta cinco, son muchos en la vida de los compatriotas y los años duran más cuando afectan a los que menos tienen; a los más expuestos; a los que corren en el pelotón. Nadie está libre de quedarse sin trabajo. La vida nos enseña siempre en su fragilidad, en la de la economía y más aún en aspectos más sensibles. 

El actual gobierno herrerista con sus aliados cabildantes y sanguinetistas aplican su programa de gobierno con marcas y señales, mucho antes de promulgar su presupuesto y primera rendición de cuentas; ya que por vía de decreto de dudosa constitucionalidad habían mandado a aplicar a las distintas reparticiones del Estado, la reducción de la ejecución presupuestaria vigente del período anterior, en marzo del 2020.

Sobre las necesidades del pueblo cualquiera ahorra y se jacta de ello…

Pero lo que viene a hacer la LUC con sus 135 artículos es la argucia ideológica, la falacia por el ideal filosófico; son las bases para empezar a cambiar el ARN de los orientales; en el intento de empezar a convencernos que “el está bueno cambiar”, significa que a diversas velocidades perdamos a consciencia y voluntad aquello de que el Estado deba ser el “escudo de los débiles” de forma tal que el Estado se convierta en la herramienta de los poderosos. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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