Sistemas alimentarios
Durante los días 22, 23 y 24 de junio se realizó un Diálogo Nacional denominado “Uruguay: hacia sistemas alimentarios más saludables, sostenibles e inclusivos” convocado por la Vicepresidenta Beatríz Argimón, respondiendo a la invitación realizada por las Naciones Unidas como parte del proceso preparatorio de la Cumbre Mundial sobre Sistemas Alimentarios a realizarse en septiembre de este año y que forma parte del Decenio de Acción para impulsar la Agenda 2030 para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La instancia contó con una amplia y variada participación de diferentes actores involucrados con la temática, con miradas, trayectorias y objetivos distintos, hubieron 50 expositores, 20 panelistas y 1300 participantes; además participaron varios Ministros y representantes de los Ministerios de Ambiente, de Ganadería, Agricultura y Pesca, de Salud Pública, y de Relaciones Exteriores, representantes del Congreso de Intendentes, de la Udelar, de FAO en Uruguay y la Coordinadora Residente en Uruguay de las Naciones Unidas, Mireia Villar, entre otros.
El Diálogo Nacional giró en torno a tres ejes temáticos: Impulsar la producción favorable a la naturaleza, Adoptar patrones alimentarios saludables y sostenibles y Garantizar el acceso de alimentos sanos y nutritivos para todos; y un panel destinado al tema del Rol de la mujer en la producción y provisión de alimentos.
Según la definición dada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) un Sistema Alimentario está formado por todos los elementos (ambiente, población, recursos, procesos, instituciones e infraestructuras) y actividades relacionadas con la producción, procesamiento, distribución, preparación y consumo de alimentos, así como los resultados de estas actividades en la nutrición y el estado de salud, el crecimiento socioeconómico, la equidad y la sostenibilidad ambiental. Además, define que un Sistema Alimentario Sostenible es aquel que garantiza la seguridad alimentaria y la nutrición para todos, de forma que no comprometan las bases económicas, sociales y ambientales para las futuras generaciones.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dice que: las presiones como el rápido crecimiento demográfico, la urbanización, el aumento de la riqueza y los consiguientes cambios en los hábitos de consumo, están poniendo a prueba la capacidad de los sistemas alimentarios de proporcionar alimentos nutritivos para todos, de forma sostenible para el ambiente. La alta demanda genera que los Sistemas Alimentarios contribuyan al Cambio Climático y a su vez, se ven afectados por el mismo, un ejemplo de ello es que la agricultura es responsable del 70 % de la extracción de agua dulce y del 21 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y en América Latina ha generado casi un 70 % de la deforestación. Otro dato que es muy significativo y que tiene que ver con la pérdida de la biodiversidad para la alimentación, es que de las 6.000 especies de plantas que se cultivan para la alimentación solo 3 especies vegetales aportan el 56 % de las calorías consumidas por la población mundial.
El informe de la FAO del 2020 reveló que había 2.000 millones de personas (25,9 % de la población mundial) que padecían hambre o no tenían acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes, por otro lado según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay cerca de 2.000 millones de personas con sobrepeso. Además mientras el hambre en el mundo aumenta, aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician, durante 2019 se desperdiciaron 931 millones de toneladas de alimentos.
Evidentemente los sistemas agroalimentarios predominantes a nivel mundial, no sólo no resuelven los problemas nutricionales de la población, sino que además generan efectos adversos para el ambiente, contaminando el suelo, el agua, generando GEI; además concentran tierras y capital. Las principales multinacionales productoras de alimentos ponen en el mercado alimentos ultraprocesados, poco nutritivos a precios bajos y con fuerte marketing y publicidad, incluso para la población infantil.
Un ejemplo de las grandes contradicciones de nuestra forma de vida es la fusión de las multinacionales Monsanto y Bayer, la primera una de las principales empresas productoras de agroquímicos y biotecnología, que ha impuesto sus paquetes tecnológicos a nivel mundial para producir alimentos con semillas transgénicas y el uso (más bien abuso) de agroquímicos, y la otra una de las más poderosas empresas de la industria químico-farmacéutica. No puedo dejar de sospechar que la misma empresa que nos enferma es la que nos cura con sus medicamentos y en ese ciclo solo gana la multinacional y pierden el ambiente y el estado de salud de las personas, entre otros.
Uruguay no escapa a la realidad mundial: el 17 % de las familias con niños, niñas y adolescentes tienen situación de inseguridad alimentaria y un 4,5 % sufre inseguridad grave, por otro lado el 65% de las personas adultas y casi un 40 % de los niños tienen sobrepeso u obesidad. Hoy en nuestro país, alimentarse a base de alimentos ultraprocesados es cinco veces más barato que alimentarse de forma saludable.
En América Latina y el Caribe de acuerdo con los datos de la FAO (2014), la agricultura familiar es un sector clave para lograr erradicación del hambre y el cambio hacia sistemas agrícolas sostenibles. Bajo el modelo de producción familiar se producen el 80 % de los alimentos consumidos a nivel mundial.
Entonces, si realmente queremos cumplir con los objetivos de las Naciones Unidas de ir hacia Sistemas Alimentarios Sostenibles que proporcionen seguridad alimentaria y nutricional para todos sin comprometer las bases económicas, sociales y ambientales de las futuras generaciones, es necesario revisar los modelos productivos predominantes que agotan los recursos naturales y contaminan el ambiente, es necesario promover la producción familiar con bases agroecológicas, donde la mujer cumple un rol fundamental; debemos fomentar las huertas orgánicas, urbanas, suburbanas y comunitarias, también es necesario favorecer las cadenas cortas de comercialización, producir y comercializar en el territorio. Entendemos fundamental fomentar fuertemente el consumo de alimentos naturales y nutritivos y también es necesario pensar en un sistema que penealice la comercialización de alimentos ultraprocesados.
Uruguay es un país productor de alimentos, con gran tradición y cultura agropecuaria, donde tenemos aprox 22.000 unidades de producción familiar que involucra a unas 56.000 personas donde el 47 % son mujeres; un país que tiene la Ley de Agroecología (Ley 19.717) y un Plan Nacional de Agroecología, un país que proporcionalmente aporta pocas emisiones de GEI al planeta pero que sufre los efectos del Cambio Climático, en definitiva un país con excelentes condiciones para avanzar en los objetivos de Sistemas Alimentarios Sostenibles y con esa mirada hay que trabajar para que esto sea una política pública sólida y sostenible.
Sylvia Ibarguren Gauthier