El gobierno del Presidente electo Yamandu Orsi parece tener una impronta muy marcada, que es la búsqueda de un proyecto nacional y terminar o aminorar la grieta política fomentada por una parte muy importante de la derecha uruguaya. No es un objetivo caprichoso, sino que ha sido una actitud constante de la dirección del Frente Amplio en su conjunto desde la derrota de 2019 y un accionar político de Orsi muy coherente en toda su trayectoria política.
Uruguay: su abundancia de agua es su escasez
¿De qué adolecen los países con impronta colonial? De lo que disponen en abundancia. India pasaba hambre los años de buena cosecha: era cuando los barcos ingleses se llevaban todo lo que podían. Por supuesto, sin tener la menor consideración hacia las necesidades locales. Eso era el colonialismo, precisamente.
Columnas28/06/2023 Luis E. Sabini FernándezEso no es historia. Es política, ahora designada geopolítica mundial. Y está absolutamente vigente. Con nuevos estructuras simbólicas, por ejemplo.
Un buen capítulo de los cambios de significado de los símbolos puede percibirse con las banderas, señas de identidad de comunidades, políticas o religiosas.
Los símbolos nacionales, por ejemplo, pero las banderas son mucho más que eso.
Con el advenimiento de más incisivas formas de navegación, abandonando la de cabotaje e iniciando las travesías más allá de la vista de las costas, las banderas eran las señas de identidad de las diversas organizaciones, públicas o privadas, que cruzaban sus itinerarios en esos mares.
Los barcos tenían su bandera distintiva del estado a que pertenecían. Los barcos colonizadores iban asentando así sus reales en costas nuevas.
El mar fue dominado por las grandes potencias que se permitían cruces transoceánicos, y establecían allende los mares, colonias.
Con el tiempo, además de las banderas distintivas del estado al que perteneciera cada embarcación, sobrevinieron las banderas piratas, que expresaban a quienes no se sentían súbditos de estado alguno y encaraban su trabajo marítimo por cuenta propia o privadamente, y también quienes como piratas en realidad trabajan no oficialmente para algún gobierno: el pasaje, la traslación de tierras americanas y sus recursos del colonialismo español al británico se logró en buena medida mediante barcos al servicio del reino británico, que saqueaban a los españoles, sin declarar su pertenencia.
Desde 1945 con cambios estructurales del poder planetario, con el ascenso ya indiscutible de EE.UU a imperio con aspiración de universal, las formas coloniales tradicionales dieron lugar a lo que se denominó neocolonialismo. Se reconocía así que el colonialismo puro y duro de los siglos anteriores se había hecho insostenible para el estado de conciencia, concientización alcanzado. Y se mantuvo la relación colonial pero no ya entre imperios y colonias sino entre estados nacionales formalmente iguales entre sí.
Entonces, las banderas pasaron a tener otro significado: todas las partes del contrato colonial, ahora neocolonial, tienen sus banderas.
Y el carácter melifluo de las relaciones internacionales alcanzó un nuevo nivel.
Señalamos antes como la explotación colonial del subcontinente indio a manos de su Majestad Británica, desde el comienzo fue rigurosamente programada. Pero no fue, obviamente, excepción.
Nigeria, un territorio africano occidental poblado ancestralmente por naciones grandes y fuertes, como hausas e ibos, por ejemplo, era considerado al despuntar el siglo XX como el país más rico del mundo entero. Naturalmente dotado.
En su millón de km2 contaba con abundantes minerales, alimentos vegetales y animales variados y nutritivos, una naturaleza exuberante. El saqueo colonial, intensificado con la extracción de petróleo a partir del siglo XX, lo ha convertido en tierra estéril y tóxica, puesto que montes, bosques, selvas han sido atravesados por oleoductos que se han averiado (con mucha mayor frecuencia que en tierras “propias”), generando una serie atroz de lagunones de petróleo que ha ido arrasando cultivos, envenenando suelos. Algo que tras un siglo de desperfectos, averías y pinchaduras ha convertido a los campos nigerianos en una pesadilla ambiental. ¿Cómo ha sido eso posible? Porque la extracción de recursos de tipo colonial no atiende al sitio donde se extrae. Todo lo colonial es solo el asiento de un producto que le interesa a la metrópolis.
Esto es tan cierto que algunas relaciones coloniales de nuevo tipo, con actores sociales se supone “no tradicionales”, no han escapado a esa ley de hierro del desprecio hacia lo ajeno y periférico. Noruega se ha especializado en cultivar salmones en criaderos. Para incrementar su producción y consumo. Esos salmones ya no son los que los pescadores de antaño, o los osos, solían pescar en los rápidos donde tradicionalmente se los pescaba, cuando nadaban contracorriente para cumplir el impulso reproductor que los lleva a llegar agotados a los ríos donde nacieran, ahora para engendrar descendencia.
Los salmones criados mediante acuicultura no sólo están impedidos de nadar contracorriente, sino que apenas si pueden nadar en recintos cerrados. Tales emprendimientos permiten acrecentar la producción de un pescado que seguramente es de inferior calidad al natural. Así y todo, tienen que andar con cuidado para evitar pestes que fácilmente puedan arrasar todo el estanque. Y si los noruegos han procurado capear los desastres ambientales en sus estanques, noruegos, en los que implantaron en el sur chileno, por diversos motivos, “elastificaron” los límites poblacionales de cada estanque y con ello, se ampliaron las posibilidades de infecciones generalizadas. Como la que pasó hace unos años en Chiloé, en el sur de Chile con el caligus, una especie de piojo de mar, de unos 2 o 3 mm de largo, que pica la piel del salmón, es herido en varios lugares y el animal pierde peso y calidad. Y puede llegar a morir. Y, “lo más importante”, pierde valor para el mercado internacional (aunque en el mercado local chileno se siguió comercializando para no perderlo todo tan estrepitosamente). El desastre ambiental fue atroz; salmones atosigados de antibióticos, por ejemplo, envenenamiento generalizado del mar aledaño.
La India, Nigeria o Chile no son excepción. Es lo que ha sufrido la periferia planetaria, rica en minerales y alimentos, que pasa hambre y privaciones.
La maldición para un país colonial es tener, gozar de un bien ansiable, “necesario” para las metrópolis.
Uruguay disponía de mucha agua. País templado, húmedo, irrigado por innúmeros ríos y arroyos. Tan bien presentados por nuestros poetas. La agroindustria y la industria en general tomaron nota.
Celulosa, soja transgénica, ganadería intensiva, arroz, se fueron convirtiendo en rubros producidos en el país. Bajo condiciones coloniales, ciertamente, es decir con deterioro de lo local. La producción de celulosa arrasa y excede toda estructura local. Baste pensar que la celulosera que acaba de inaugurarse en la margen septentrional del río Negro (UPM2) exige 133 millones de litros de agua diarios, devuelve al río 107 millones pero ahora contaminados, absolutamente tóxicos para cualquier producción posterior (pesca, agricultura, turismo), reteniendo además 26 millones de litros diarios –leyó bien, 26 millones de litros diarios–, de agua que desaparecen de nuestro ecosistema.
Las dimensiones del “paisito” no se acompasan con esta escala empobrecedora. Pero lamentablemente no es solo la celulosa la que se roba el agua. Antes, el eucalipto, que será luego materia prima para hacer celulosa, ha sido el primer extractor de agua a un ritmo totalmente desquiciante para nuestras dimensiones nacionales: lo saben todos los ganaderos y agricultores que han tenido al lado plantaciones de eucaliptos: han visto bajar mucho, visiblemente, los niveles de agua disponible, la humedad ambiente.
Pero el agua “oriental” ha atraído también otras dos variantes extractivas que terminan de arruinar “el paisito”: la soja transgénica, que no solo exige mucha agua sino que además se vale de una batería de agrotóxicos que emponzoña la tierra como pocas veces antes, y la ganadería intensiva tipo vacas estabuladas mediante feed lot o tambos “modelo” con mil vacas concentradas, que vacían de agua toda una región dejando el tendal de pequeños productores granjeros, quinteros. Esta ganadería tipo “campos de concentración” –la misma técnica que ya vimos con la acuicultura– necesita toda una batería de antibióticos, antiparasitarios, antidiarreicos, etcétera, para que la aparición de un brote cualquiera patógeno no arrase con toda o casi toda su población. La carne de estos animales paralizados suele hacerse más blanda porque son animales que apenas emplean su musculatura. Y la ignorancia popular permite confundir carne más blanda con más tierna, con lo cual la carne de feed lot tiene cierta estima en el público que nada conoce.
Resultado en un país colonial: tiene escasez de lo que tiene en abundancia. De lo que tuvo. Porque el exprimido es incontenible, insaciable, ilimitado. Porque las metrópolis administran aquí algo ajeno y por lo tanto lo hacen sólo en su propio beneficio, más allá de “las declaraciones” de cooperación y “buena voluntad”. Nada que ver con la producción de quien cuida su propio jardín, su propio taller, su propio hogar, sus propios hijos.
Hasta mediados del s. XX, cuando el agua era todavía abundante en todas partes (salvo en el Sahara): veíamos con pesar y dolor las ciudades mineras de Chile, como Lota, o de Bolivia, como Potosí. Porque allí veíamos claramente los males de la extracción colonial o neocolonial, al servicio de una sociedad lejana, metropolitana (a veces, capital del propio país, a veces capital de un imperio ajeno).
Pero en Uruguay, también colonial, la ganadería fue relativamente benigna con nosotros: aunque no facilitó la formación de familias rurales y alimentó la servidumbre, a la vez permitió comer a los lugareños. Carne, y a veces hasta leche. Nada menos. Y el cuero permitía vestirse, hacer muebles… y hasta ofrendas en hueso y guampa… La condición colonial se veía entonces mucho más indirectamente, en todo caso dentro de nuestro desarrollo cultural dependiente.
En el siglo XVI era la plata el botín. En el siglo XIX y con el aplauso del socialismo será el oro. Y desde su segunda mitad, el acero.
En el siglo XXI es el agua el bien apetecible, escaso y crucial. Ahora sí llega, llegó la relación imperial de modo masivo y sin contemplaciones a nuestro “paisito”.
Si no sabemos atajarnos, podremos entrar en la miseria global a la que el colonialismo, siempre expansivo, ha postrado a Haití, a Indonesia, a Bangla Desh, a Ecuador y desde los albores de la modernidad al África.
Con el ingreso de EE.UU. al sitial de líder pretendiéndose dueño y señor del planeta, con un impulso mayor a la tecnificación generalizada, con total desmedro de los equilibrios biológicos y ambientales (el emprendedurismo es lo opuesto de lo ecológico, aunque al día de hoy pululen los emprendimientos que proclaman el cuidado ambiental como su principal objetivo), la estructura material, cultural, tecnológica, sanitaria, del planeta ha entrado en una nueva dimensión, es decir en una nueva crisis.
En tanto nuestro país se siga sintiendo soberano, como en el himno, vamos a ser ciegos o indiferentes a nuestra colonialidad, condición colonial. Dependiente. Satelitaria. Que lógicamente se oculta a sí misma, porque tal es el diseño de “estado mundial” promovido por EE.UU. desde 1945. Todos con banderitas nacionales.
El concepto del título puede tener muy variables significados, materiales, espirituales, pero estas líneas van a discurrir exclusivamente en el plano físico; vinculado con nuestros cuerpos (aunque no exclusivamente; ya sabemos todo es uno).
El penoso papel de picador que se usaba en el toreo, que el director del semanario Voces se ha atribuido para iniciar los ataques a Gustavo Salle, −“Este año tenemos a un bufón con megáfono que va a hablar de todo un poco…”− ingresado al ámbito parlamentario, deja ver los recursos de que se van a valer para quitar del medio al recién ungido parlamentario.
Desde finales del siglo XX, el concepto de comunicación estratégica ha estado presente a lo largo de la historia llegando a obtener con el tiempo un papel relevante en las distintas guerras, desde la Primera Guerra Mundial hasta el final de la Guerra Fría.
Tal vez demostrando cierta predisposición a la solidaridad, a la piedad, a la justicia, muchas personas y de muy variado origen y situación condenan las atrocidades con que Israel, su gobierno y dirección política y religiosa –con enorme apoyo popular–, llevan a adelante la masacre del pueblo palestino.
Se dice, desde hace mucho tiempo, que el gran problema del Frente Amplio es que vota mal en el Interior. Se dijo, se dice, se repite y se vuelve a decir. Es una “cantarola” que aburre. Pero, ¿será verdad que pasan los años y todo sigue igual?
Uruguay ante el genocidio ISRAELÍ cada vez más “a la vista deL PÚBLICO”
Es sumamente penoso ver el grado de abdicación y sumisión mental (no sabemos si también material, pero con el primero ya tenemos motivos de preocupación) de los referentes y líderes de todo el espectro político principal de nuestro país
Si usted quiere saber dónde ganó, por cuanto, cómo o lo que sea, ya fuese Orsi, Cosse o Lima, cuáles fueron las 10 mejores, las 5 peores listas o algo por el estilo no pierda tiempo. Deje de leer porque de esos temas no vamos a decir nada. Levantemos la mira: hablemos del Frente Amplio que es la única esperanza del pueblo uruguayo para lograr su bienestar.
En América Latina, el crecimiento económico ha sido históricamente presentado como la panacea para los males sociales de la región. Los indicadores macroeconómicos, como el PIB, la inversión extranjera y las exportaciones, suelen ser utilizados por gobiernos y organismos internacionales para medir el "progreso".
El concepto del título puede tener muy variables significados, materiales, espirituales, pero estas líneas van a discurrir exclusivamente en el plano físico; vinculado con nuestros cuerpos (aunque no exclusivamente; ya sabemos todo es uno).
Uruguay es un país forjado por su educación pública. Desde sus inicios, la educación ha sido un pilar fundamental en la construcción de la Nación y de una sociedad democrática y equitativa.
“Este balotaje tiene olor a triunfo” decíamos en el artículo que analizaba las elecciones de octubre de este año. ¡Y vaya si tenía olor a triunfo: 140.000 uruguayas y uruguayos dejaron atrás lo que habían votado en octubre y decidieron poner al Frente Amplio a la cabeza del gobierno nacional!
El gobierno del Presidente electo Yamandu Orsi parece tener una impronta muy marcada, que es la búsqueda de un proyecto nacional y terminar o aminorar la grieta política fomentada por una parte muy importante de la derecha uruguaya. No es un objetivo caprichoso, sino que ha sido una actitud constante de la dirección del Frente Amplio en su conjunto desde la derrota de 2019 y un accionar político de Orsi muy coherente en toda su trayectoria política.
En oportunidad de asistir a la Cumbre del Mercosur en Montevideo y estar frente a varios presidentes de la región, en este caso Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Santiago Peña (Paraguay), Luis Arce (Bolivia), José Raúl Mulino (Panamá), Javier Milei (Argentina) y la representante de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, comparto algunas impresiones que surgen de escuchar, razonar y analizar, propuestas, definiciones y la gestualidad típica de los encuentros diplomáticos.
La Importancia del Big Data y la Escucha Social en las Estrategias Políticas
En un mundo donde la tecnología y la comunicación digital dominan el panorama, el Big Data y la escucha social se han convertido en herramientas clave para las campañas políticas. Estas tecnologías permiten a los equipos de campaña recopilar, analizar y actuar sobre datos masivos en tiempo real, ofreciendo una visión precisa de las preferencias, necesidades y preocupaciones de los ciudadanos y ciudadanas.
"Todo el mundo habla de Paz, pero nadie educa para la Paz, la gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese dia estaremos elaborando la Paz´". MARIA MONTESSORI (30 agosto 1870 – 6 mayo 1952. Italia)
Acabo de leer una novela. Una novela inquietante y fundamental. También es una película, la pasan por Netflix. Pero, no me voy a detener en la aventura de la adaptación cinematográfica. Prefiero volver a la novela. Definitivamente no es un best seller, tampoco es literatura recreativa, mucho menos un libro de auto ayuda.
En un mundo donde la información fluye a una velocidad vertiginosa, la capacidad de persuadir y argumentar se ha convertido en una habilidad esencial, la retórica - el arte de hablar con elocuencia y persuasión- y la argumentación - la capacidad de presentar razones de manera lógica y coherente- son más relevantes que nunca.