La ilusión de la experiencia y otras cuestiones

Columnas 18 de mayo de 2022 Por Jorge Barrera
Continuando con la serie de notas en homenaje a Vaz Ferreira, en su ciento cincuenta aniversario. En el artículo de hoy, vamos a referirnos a las últimas páginas de Lógica Viva; allí nuestro autor, introduce algunos nuevos y relevantes temas. Uno de ellos es “la ilusión de la experiencia”.
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El filósofo distingue, al menos, dos tipos de experiencia. Una que la podemos llamar la “experiencia reflexiva” y otra, que podríamos llamar la “experiencia acrítica”.

Entre una y otra existen innumerables estadios intermedios, pero, nos vamos a centrar en estas dos formas extremas de la experiencia.

Sin dejar de reconocer el valor de la experiencia para el conocimiento, intenta distinguir entre una modalidad, que conduce a la sabiduría y otra, que nos arrastra a errores, para aclarar su idea escribe:

“Entre las falacias de observación, existe una muy curiosa, cuyo esquema es el siguiente: obrar en consecuencia de una creencia, tiende a robustecer la fe en ella, como si se la hubiera comprobado experimentalmente. Es una ilusión de experiencia. Y tan común, que, en las personas vulgares, una buena parte de la “experiencia” que da la vida, pertenece a ese orden ilusorio” (Vaz Ferreira, pág  146)

Esta observación de Vaz Ferreira es de muy fecunda aplicación, tanto en la pedagogía constructivista, como en el desarrollo de la ciencia. Por una  parte, pone de manifiesto como las ideas previas o “mis conception”, poseen una gran fuerza y resulta muy dificil tirarlas abajo. Por otra, es también la explicación de la permanencia de la Física de Aristóteles, la Astronomía de Ptolomeo; o tantas otras teorías que, pese a sus limitaciones epistemológicas,  han persistido en el tiempo. No se agota en estos ambitos, el modo de valorar la experiencia propia,  sino que tambien es común en la experiencia vulgar.

La razón central es que las  propias creencias se resiten a ser abandonadas, la seguridad de una teoría, o una creencia, que se supone que funciona, aunque no esté probada, es más cómoda que la intemperie de la duda. Cómo en toda la “Lógica Viva” ilustra esta particularidad de los espíritus, con abundantes ejemplos.

A continuación de este tópico introduce otro, no menos interesante.

Se refiere a la propiedad del lenguaje de operar como un instrumento en la clasificación de la realidad. Sin embargo, esta propiedad presenta algunas debilidades; ya que,  las categorías no son inmutables, por el contrario, los significados deben considerarse dentro de un determinado contexto. Siguiendo la opinión de María Gracia Núñez, “podemos afirmar que: Vaz Ferreira realiza una crítica pragmática a la Lógica basada en que ésta no se adecua a las exigencias de los usos prácticos y de una crítica ideológica, en tanto esta disciplina, oculta los procesos psicológicos, a los que debería atenerse para evaluar relevantemente las argumentaciones. “

En ese sentido, nuestro pensador, desarrolla el tema que titula: “Psicología y lógica de las clasificaciones, y falacias ideo-verbales relacionadas.”

El fundamento que subyace, en el planteo Vaz Ferreriano, se refiere a la difícil concordancia entre pensamiento, lenguaje y realidad.  En este apartado vuelve a insistir con la falsa precisión en la que caen los hombres, en esa búsqueda de certezas absolutas. Existe un fuerte deseo de que las categorías sean biunívocas, se desea atribuir una exactitud dificil de conseguir, debido, entre otras cosas, a la vaguedad propia del lenguaje

En este apartado vuelve a insistir con la búsqueda infructuosa de la exactitud, recordando la dificultad de hallarla, en la mayoría de los casos.

Esa representación de atribuir, al lenguaje, la propiedad de describir claramente a la realidad, afirma que es muy común en los hombres. El error consiste en tomar las clasificaciones vagas como si fueran clasificaciones precisas, considerar, por ejemplo: “las clasificaciones de la Medicina o de la Psicología, o de la Pedagogía o de la Sociología, como si fueran clasificaciones matemáticas” (Vaz Ferreira, pág 153)

Ahora bien, no se agotan las dificultades en esta actitud. Existe una segunda manera, de sentido antagónico,  de encarar este mismo problema. Podría interpretarse como una especie de reacción contra la anterior: “sería la siguiente: Un espíritu observador, nota en seguida que, salvo ciertos casos especiales, de los cuales es tipo el de las Matemáticas, en los demás, en la inmensa mayoría de los casos de la vida y de la ciencia, reales y concretos, no pueden encasillarse, rotularse, las realidades, dentro de los tipos teóricos de las clasificaciones; y entonces, esta segunda actitud viciosa — reación contra la primera —es concluir que las clasificaciones no sirven”

Pero, este caso, es como “si tiramos el agua del baño con el niño adentro”. Frente a una limitación de las clasificaciones, abandonamos el instrumento, que seguramente es de gran utilidad en muchos otros casos.

¿Cuál es la verdadera actitud hacia las clasificaciones? ¿Cómo debemos obrar? La respuesta que nos brinda el filósofo uruguayo es la siguiente: “tomarlas como son, esto es, como esquemas para pensar, para describir, para enseñar y hasta para facilitar la observación.” (Vaz Ferreira, pág 154)

El lenguaje es al mismo tiempo, un sistema clasificatorio y una herramienta: así, las clasificaciones que aplicamos a los seres o a los fenómenos en el lenguaje corriente son esquemas para expresar la realidad , esto es, el lenguaje como un sistema de signos y reglas convencionales caracterizadas por su “inadecuación fundamental para expresar la realidad (en muchos casos, al menos)” (Andreoli, 1996:11) y como herramienta que sirve para expresar significados y con la que podemos comunicarnos.

Si bien el lenguaje puede ser un sistema de clasificación de la experiencia social heredada por los individuos, empleado a-críticamente; también puede constituirse en un instrumento que posibilite el entendimiento intersubjetivo.

“Si a las clasificaciones no se Ies pide si no la función que les estamos atribuyendo, de esquemas para la descripción, se ve claramente como pueden haber muchas clasificaciones útiles de los mismos hechos o seres, y que no hay rigurosamente necesidad de oponerlas ni de destruir unas en nombre de otras.”

Sin embargo, la lógica tradicional define determinada categorías que se consideran inmutables y como si existiese una absoluta concordancia entre el lenguaje y la realidad.

Toda la “Lógica clásica” ha sido fundada inconscientemente, implícitamente, sobre el principio de que todos los términos tienen una significación permanente y de límites claros; “toda la lógica ha sido fundada sobre el principio de que «se es o  no se es», ¿comprenden?, lo que, prácticamente, equivale a decir que ha sido fundada sobre el principio de que a cada cosa se le puede o no se le puede aplicar una palabra exactamente y sin duda ni ambigüedad de ningún tipo” (Vaz Ferreira, pág 159)

En resumen, son básicamente dos,  los hechos fundamentalmente olvidados por toda la lógica clásica: el carácter ftuctuante, vago y apenumbrado de las connotaciones de los términos, y la no adecuación completa del lenguage para expresar la realidad.

Para terminar el recorrido que hemos realizado por toda la “Lógica Viva” nos referiremos, por último, al concepto que desarrolla Vaz Ferreira sobre el Valor y uso del razonamiento.

“Suele creerse que siempre se debe pensar o discutir única y exclusivamente por raciocinios; mejor dicho,  por raciocinios formulables verbalmente. Esto es, por una parte, una idea vulgar; es, por otra parte, un postulado de la lógica clásica, la cual pretendía dar las reglas teóricas del raciocinio, partiendo del principio, consciente o inconsciente, de que toda creencia, toda discusión, etc., puede formularse por raciocinios exclusivamente, o que, por lo menos, debería formularse por raciocinios exclusivamente, debiendo considerarse eso como el ideal.” (Ibid, pág 162)

Al observar los diferentes problemas que se presentan al razonamiento, alguien podría afirmar que detrás de la constatación de las dificultades en su aplicación, es natural que se desarrolle una actitud extrema que consiste:  

«en decirse: El razonamiento no sirve para nada; el razonamiento es falaz, es engañador; es un peligro para el espíritu humano, razonar: dejémonos llevar única y exclusivamente por el instinto o por el sentido común» (ibid, 162)

El fundamento de tal afirmación se debe a que muchos de los que desarrollan conceptos falsos, son aficionados a “razonar”, o al menos gozan de la fama de poseer esa cualidad.

¿Cómo se resuelve la contienda entre ambos extremos? ¿Cuándo es necesario utilizar el razonamiento? ¿Qué condiciones se deben cumplir para que este instrumento sirva a la verdad?

“Una de ellas es que los que razonan o discuten se encuentren más ó menos en el mismo plano; segunda, que su espíritu no esté unilateralizado, ni prevenido intelectual o afectivamente por sistemas (en este caso, puede decirse que el raciocinio es inútil, que no sirve sino tal vez para falsear más el espíritu unilateralizado; y, tercero, especialísimamente, que se razone y se discuta para averiguar la verdad; no como discuten ordinariamente los hombres, esto es, para triunfar.” (ibid, pág,164)

En consecuencia, nuevamente estamos ante una falsa oposición: el razonamiento es importante, aunque,  sólo es  insuficiente. En realidad es complementario con otras formas de buscar la verdad.

“Los partidarios excesivos del razonamiento, los que creen que todo puede y debe formularse por el razonamiento, se equivocan, y se equivocan también, no hay que decirlo, los que pretenden prescindir del razonamiento; lo que es necesario en la vida práctica, es completar el razonamiento con el instinto empírico.”

 

Bibliografía

Andreoli , Miguel. (1996) “La moral en Vaz Ferreira: pluralismo, interioridad, desdicha”, en Miguel Andreoli (comp.) Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República.

Andreoli, Miguel.(2012). Pensar por ideas a tener en cuenta: elementos de filosofía política en Vaz Ferreira- Udelar. Biblioteca plural.Montevideo.

Barrera, Jorge. (2002), Mediomundo.uy

Núñez, María Gracia. En diálogo: lógica de las discusiones y acción comunicativa

Núñez, María Gracia. NÚÑEZ, María Gracia. Aproximaciones a la “Lógica de las discusiones” de Carlos Vaz Ferreira, Tesis de Maestría, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, 2007.  Ferreira, Tesis de Maestría, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, 2007.

Vaz Ferreira, Carlos. 1910. Lógica viva. Tip . de la Escuela Nacional de Artes y Oficios. Montevideo.

Ballestín Pérez, Susana. La filosofía de Carlos Vaz Ferreira: Fundamentos lógicos y psico-lógicos. Docta Ignorancia Digital, 2011; ISSN 1989 – 9416. Año II, núm. 2 – Filosofía.

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