La LUC no es democrática

Columnas 12 de octubre de 2021 Por Por Ramón Fonticiella
Según Demo Amlat, organización latinoamericana que mide la adhesión y la confianza de las ciudadanías en la democracia, Uruguay forma parte del selecto grupo en que casi la mitad de los encuestados dicen que viven “en una democracia con pequeños problemas”.
No a la luc

Paraguay, Chile, Costa Rica y Uruguay son las cuatro naciones de mejor puntaje popular, con un poco más del 40%. Por eso me preocupa que la LUC tenga contenidos no democráticos, que deterioren la confianza en las instituciones a un nivel como quienes tienen más del 50, 60 y 70 por ciento disconformes con sus democracias.

La democracia no es una entelequia, es un régimen político concreto, y una de las acepciones del vocablo es “doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno”. La LUC cercena derechos a esa participación. Lo hizo desde su gestación, elaborada casi secretamente y a espaldas de la población; lista para aprobar a la carrera, como si fuera el cambio de nombre de una calle. La LUC es un corte profundo y enorme que tiende a cambiar la vida de la nación. Procura hacer de un golpe, lo que el herrerismo (conservadurismo de derechas) no pudo lograr desde inicios del siglo XX, porque el pueblo no quiso.

Propongo analizar la generalidad de uno de los capítulos de la LUC, que tiene conceptos altamente rechazables : el de Educación. Por algo impugnamos 34 de los 80 artículos sobre educación. La estructura de las nuevas formas de conducir los organismos educativos públicos restringe las posibilidades de participación popular en el gobierno educativo. Tras la muy discutible idea de “dar eficiencia”, la Ley de Urgente Consideración sacó de la elaboración de la política nacional educativa a los organismo colegiados y autónomos y lo puso en manos de individuos . Este tipo de instituciones (los consejos) permiten elaborar políticas públicas que no cambien con los gobiernos; no se educa para un partido o ideología, sino para que  la gente se desarrolle conforme a las distintas visiones del mundo. Luis Garibaldi y Héctor Florit, reconocidos maestros conductores de los organismos en estos quince años de educación para la Democracia, fueron muy claros este viernes en un encuentro con vecinos. Con la LUC en la Educación “no se elaboran políticas de Estado, sino de gobierno”, o sea al servicio y para la permanencia de quienes están ahora encaramados.

Posiblemente los padres de familia, los mismos maestros que no acceden a los textos legales, la población en general, pueden poner poca atención a este ataque democrático. No se puede educar para un régimen, aunque fuera bueno; debe educarse para la vida libre.

Esta es una razón del título: “La LUC no es democrática”.

También lo es el rechazo a la mercantilización de la educación. No es razonable aprobar que pueda hacerse convenios del Estado con organismos internacionales que tomen la enseñanza como una mercadería. A partir de la LUC se puede. Tampoco puede darse compensaciones económicas a los trabajadores en base a la “competencia”, un criterio propio de los negocios.

Hay tiempo para informarse y para discutir. Hay tiempo para salvar un cimiento de la Democracia.

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