20 años después

Columnas 21 de septiembre de 2021 Por William Marino
“La amnesia histórica es un fenómeno peligroso, no solo porque mina la integridad moral e intelectual, sino porque también siembra el terreno para crímenes sub siguientes”.  Noam Chomsky.
Torres Gemelas
Foto: AFP

20 años después de un “auto atentado”, ese tendrá que ser el título de este artículo. Porque la gran pregunta que estaba latente y luego de que el Presidente actual de los EE.UU. Joe Biden, desclasificara materiales de los atentados a las Torres Gemelas y poca cosa, según los entendidos del Pentágono, dejó más dudas que respuestas de quienes fueron los autores materiales e intelectuales de ese terrorífico suceso.

Por otra parte, es muy difícil contrarrestar la furibunda propaganda de un atentado de esa magnitud. El “patriotismo” le comenzó a salir por los poros a los Yankis, no importaba contra quien, pues el campo socialista ya había desaparecido. ¿Pero alguien era el culpable de ese terrible atentado ocurrido en el corazón del Imperio? Poco se recuerda los auto atentados cometidos por los EE.UU. Cuba cuando era aún colonia española, en 1900; en Filipinas; en Viet Nam del Norte en la bahía de Tonkín; los bombardeos en la guerra de los Balcanes. Por solo nombrar algunos, que dieron pie a una represión impresionante y brutal en lo que ellos denominan “guerra total al terrorismo”. Todas encabezadas por el ejército de los EE.UU., en lugares muy alejados de su territorio, aunque siempre tendrán gobiernos laderos y pueblerinos que se venderán a los viles dólares que repartirán a mano semi abierta para sus alcahuetes de turno. Si, eso que clamaran por sus vidas, después de entregar a sus compatriotas.

Una de las cosas que más llama la atención es que se sigue diciendo que dicho atentado, trajo unidad a los estadounidenses en ese momento, pero que hoy los tiene divididos.  Lo cual puede ser cierto, lo que no dicen los medios de comunicación, son las mentiras y medias verdades que tejían el 11 de setiembre del 2001. Lo que aún no se habla es el porqué “de esa declaración de guerra” contra Afganistán; luego Irak, Siria, Libia. Eso sí, siempre pretendiendo ser el gendarme del mundo, matando con una impunidad total, olvidando la derrota que habían sufrido a manos de los vietnamitas en 1975.  El tema podría venir por el lado de defender las fronteras de su ladero Israel. Por otro lado estaba la conquista del petróleo, el gas y las tierras raras, que al parecer por el medio oriente son más comunes que en otras partes del mundo. Pero otro punto que llama la atención es la participación de los ejércitos privados ,que recibirán muchas prebendas del gobierno de los EE.UU. Seguro que lo de unidad del "pueblo americano" es un poco ficticia; es según como se alineen los medios de comunicación, ya que por momentos la tan mentada libertad de palabra, deja mucho que desear. En la práctica, NO había aún “chocado” el segundo avión que los tambores de guerra ya estaban sonando a lo largo y ancho del país. Con el tiempo algo se sabrá, veremos qué dicen los documentos desclasificados, del presunto golpe de Estado, que pretendieron dar “los militares” cuando aún no había pasado media hora de la caída de la primera torre. Media hora en que casi todos los civiles con cargos en el gobierno estaban ya en sus respectivos búnkers. 

Más atrás en el tiempo, en 1964, en los EE.UU., sus “halcones” gobernantes se habían jurado reducir a la República Democrática de Viet Nam a la edad de piedra: “atacar y matar todo lo que vuela, contra todo lo que se mueva”, para salvar al mundo occidental y cristiano de las garras del comunismo.  Seguro que eso forma parte de sus políticas nacionales e internacionales. EE.UU. tiene casi desde su creación como nación, el genocidio como política de estado. Para dentro y fuera del país, existe a ojos visto el exterminio casi total de los aborígenes o mal llamados Pieles Rojas, tanto en lo cultural como en lo físico. En el 2001 la cruzada seria contra el islamismo y su abanderado será Henry Kissinger. Hoy, otros han tomado su bandera, pues no en vano esta guerra, aunque no tan largas como la de Viet Nam y la de Corea. La primera duro más de 25 años, la segunda lleva más de 70.  

En el 2001, con el “auto atentado” a las Torres Gemelas y al Pentágono, algo que es impensable para cualquier mente normal que en los EE.UU. se pudiera comete esos hechos sin que la CIA, el FBI, el mismísimo Pentágono y el Departamento de Estado no tuvieran pistas. ¿Eso se puede creer?  No, no se puede creer, pero dio paso a una nueva aventura belicista por parte del Gobierno.  

En octubre desde año, el Presidente George W. Bush dio comienzo a una guerra global, organizada y planificada bajo el nombre de “Libertad Duradera". Luego vendrá la operación “Guerra contra el Terror” que será contra Irak, cuyo gobernante era Saddam Hussein, luego seguirá Libia gobernada por Omar Gadafi y en esa zona estará en la mira Siria. Los saqueos y asesinatos estarán a la orden del día. Los militares de los EE.UU y de la OTAN participarán en una verdadera orgía de sangre contra los pueblos árabes. Los robos y saqueos serán por suma millonarios en dólares. Todo esto en nombre de la libertad y el mundo occidental y cristiano. 

La pregunta del millón sería: ¿Quién organizó, planificó y financió este atentado, al Pentágono y Torres Gemelas? ¿Los Talibanes podrían haberlo realizado? ¿O apuntamos la vista hacia los complejos e industrias militares que fueron los que salieron más favorecidos? Porque nunca se quiso seguir la pista interior que bien la desarrolla el periodista francés, Thierry Meyssa en su libro “La terrible Impostura”. Allí, afirma que “los atentados fueron patrocinados desde el interior del aparato de estado norteamericano" y NO de Osama Bin Laden, socio comercial de la familia del presidente George W. Bush.  

La otra gran pregunta es porqué atacar Afganistán cuando los únicos nombres de involucrados eran de Arabia Saudita.  Con la desclasificación del archivo 17, en el año 2016, donde se da a luz 30 nombres de saudíes que estuvieron involucrados en el atentado de diversas formas. El principal de ellos sería el príncipe Turki al Faisal al Saud, ex jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita, que era el que daba el visto bueno de los dineros que se le asignaba para financiar Al Qaeda desde 1990. Para pensar, ¿no?

                                                     WILLIAM  MARINO

  

  

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