La Stoa nueva

Columnas 29 de mayo de 2021 Por Jorge Barrera
El Profesor Jorge Barrera nos trae una nueva entrega de Filosofía Helenística dentro de "Doxografía y Filosofía para profanos".
Seneca
Lucio Anneo Séneca

El estoicismo ha abarcado tres épocas:

En la primera época fue dirigido por Zenón de Citio, su fundador, destacándose también, Cleantes y Crisipo.

La segunda época correspondió al periodo entre  los siglos ll y  el l antes de Cristo.  Fue el llamado  estoicismo medio y  ha sido representado por Panecio y Posidonio. Por último, el estoicismo nuevo o Romano,entre el  siglo l y ll después de Cristo; al que pertenecen: Cicerón, Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.

A Panecio el estoico lo hemos estudiado ya en un articulo precedente (Barrera, J, 2021). Fue amigo de Polibio y, como él, protegido del Escipión más joven. Mientras vivió Escipión el Africano, estuvo con frecuencia en Roma, pero después de  su  muerte,en 129 a. C., permaneció en Atenas como jefe de la escuela estoica.

Roma tenía aún lo que Grecia había perdido: la buena disposición, junto con la oportunidad, para la actividad política; en consecuencia, las doctrinas de Panecio eran más políticas y menos individualista que las de los cínicos y también que las de los primeros estoicos. Probablemente la  influencia de Platón, a quién admiraban  los romanos  cultos, influyó para  que abandonase la dogmática  de sus predecesores, asumiendo una posición más ecléctica.

Según Bertrand Russell: “El Imperio romano influyó en la historia de la cultura en varios aspectos más o menos aislados.

Primero: hay influjo directo de Roma sobre el pensamiento helenístico. Éste no  es muy importante ni         profundo.

Segundo: el influjo de Grecia y del Este  sobre  la mitad occidental del Imperio, profundo y perdurable, puesto       que comprende la religión cristiana.

Tercero: la importancia de  la larga paz romana para difundir la cultura y para acostumbrar a los hombres a la idea de una sola civilización asociada a un solo gobierno.

Cuarto: la transmisión de la civilización helenística a los mahometanos y por ellos en último   término, a la Europa occidental. ”  (Russell, Bertrand; 1946)

Podría decirse que el estoicismo fue una filosofía hecha a la medida de Roma, Cicerón, Epicteto, Marco Aurelio  y Séneca fueron sus principales exponentes. En este trabajo nos concentraremos en la vida y el pensamiento de Séneca.

Lucio Anneo Séneca, llamado Séneca el Joven, nació  en “Corduba”, fue un filósofo, político, orador y escritor hispano-romano, conocido por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo, Séneca, fue Cuestor, Pretor y Senador del Imperio Romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de ministro, tutor y consejero del emperador Nerón. Hay quienes dicen que fue “el gobernador de facto” en los días en que gobernó este último.

Su ciudad natal se conoce como “Corduba”, es  la capital de la provincia Bética de la Hispania Romana. Se encuentra entre la Sierra Morena y la campiña, está regada por el río Guadalquivir. Sus  orígenes pueden situarse en el tercer milenio antes de Cristo.

La zona donde está enclavada, está poblada desde finales del siglo II a. C. donde poco a poco la polis indígena va perdiendo influencia, ante el ya definitivo asentamiento de las tropas romanas. Los romanos  la conquistaron en el 206 a.C., tras la batalla de llipa. Se desconoce exactamente la fecha de fundación de la población, aunque se dan dos posibilidades, que coinciden con la estancia en Hispania del pretor Marco Claudio Marcelo (169/168 bien en 152/151 a. C).

Séneca es el máximo exponente del estoicismo romano, proponía un retorno a los valores éticos y espirituales estoicos tradicionales. Su obra promueve la sencillez y el apartamiento de los bienes materiales, para encontrar la felicidad. Expresa: “no es pobre el que tiene poco, sino, el que mucho desea”. Insiste sobre el carácter práctico de la filosofía: “La filosofía enseña a obrar, no a hablar”. (Abbagnano, 1982).  Su concepto de la filosofía como el arte de vivir, lo lleva  lleva a enlazar la Ética y la Pedagogía. “El sabio es el educador del género humano” (Ibid, pág 203). La sabiduría permite ser al mismo tiempo virtuoso y feliz, igual que Arístóteles cree que es la vida, conforme a la virtud, la que lleva a la felicidad. “Aquel que ha alcanzado lo  que la filosofía procura, es el que es llamado a ser el pedagogo del género humano,” (Puchet, Enrique) . Aquí,  pedagogo conserva el significado etimológico de conductor (agogé). El sabio sólo puede guiar en la medida que, el mismo, es testimonio de la verdad.

Igual que con  las virtudes, los males, para Séneca,  son los propios de su época, los clasifica en:

  • Males interiores: error, ignorancia, incertidumbre, pesadumbre, arrepentimiento.
  • Males externos: Enfermedad pobreza, pérdidas, esclavitud, violencia, ignominia.

Si bien estos males llevarían al pesimismo, el sabio supera la vulnerabilidad y se conserva indemne a las “agresiones”. Las virtudes que le permiten al sabio no sufrir estos males son: La justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia .

En la carta 9, hace referencia al ejemplo clásico de Estilpón: Este fue el único sobreviviente del incendio de su ciudad, despojado de todo, reflexionó: “Nada he perdido, todos mis bienes están  conmigo”. ¿Cuales son estos bienes, que nadie puede quitarle? La justicia, la entereza, la prudencia. Ves, comenta Séneca: “que es más fácil vencer a toda una nación que a un verdadero hombre”

En lo que se refiere a la naturaleza del alma, sigue a Platón, distingue una parte racional y otra irracional. En esta última, a su vez, describe, una parte irascible y ambiciosa que contiene las pasiones y otra humilde, lánguida, dedicada al placer. División que se corresponde con las partes: racional, irascible y concupiscible, que describía en el alma el maestro de Sócrates. También sigue al filósofo ateniense en la relación del cuerpo con el alma:  “El cuerpo es la prisión y tumba del alma”. “El día de la muerte, es el día del nacimiento eterno para el alma”. Séneca entiende que siempre existe un abismo entre lo que el hombre debe ser y lo que el hombre en realidad es. Por eso. mira con mayor indulgencia que su predecesores, las imperfecciones y caídas de los hombres. Se va acercando al cristianismo, también se aproxima en su concepción de la hermandad de la humanidad, la razón es el atributo filial, común  a todos los hombres: “la divinidad puede, por consiguiente, hallarse tanto en un liberto, o en un esclavo, como en un caballero romano.” (Ibid).  Su idea de Dios se diferencias de los anteriores estoicos por su fuerte carácter religioso.  Su concepción del hombre, de la divinidad y del amor entre los hombres, están tan próximos al mensaje de Cristo, que no faltó quien se refiriese a un intercambio epistolar con San Pablo, aunque la historiografía lo ha considerado falso; pero, lo que no hay duda, es que su doctrina está nutrida de una aspiración religiosa muy especial.

Después de muchos avatares políticos, Séneca termina,  su vida en el suicidio. Se relata que se abrió las venas, bebió cicuta y como no moría, se sumergió en agua caliente, donde terminó con sus días asfixiado por sufrir de asma.

Bibliografía

Abbagnano, Nicolás. 1982.  Historia de a Filosofía. Hora S.A..Barcelona. España

Barrera, J; 2021, https://mediomundo.uy/contenido/4076/la-stoa-media

Julián Marías (1958). Historia de la Filosofía. Revista de Occidente. Madrid

Le Senne, René (1973). Tratado de Moral General. Gredos. Madrid. España

Puchet, Enrique. Comentario de Séneca. Revista fermentario. Fhuce.

Russell, Bertrand, (1946). Historia de la filosofía Occidental. Austral. España.

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