Decidieron excluirnos del combate a la pandemia

Columnas 05 de mayo de 2021 Por Tany Mendiondo
El relacionamiento político entre oficialismo y oposición siempre está en la cresta de la ola, pero con más razones aún en medio de una pandemia. Seguramente comparable a escenarios de guerra.
Lacalle Salinas

No pueden existir mínimas dudas sobre los objetivos. Porque trascienden lo político partidario, en sí se trata de la supervivencia misma. 

No obstante y por la trayectoria dada en estos casi catorce meses, desde aquel 13 de marzo del año pasado, la sociedad uruguaya y por espejo su sistema político, no han logrado pararse frente a este enemigo destructor, con la suficiente unidad de diagnóstico y de acción. 

La complejidad hace que cuando pasó un largo período, hasta el 23 de noviembre de 2020, de lo que llamaríamos éxitos así percibido por el Poder Ejecutivo para montarse sobre él, como por la sociedad para incorporarse la idea de que ya estaba, que habíamos derrotado por goleada al virus en la altura. Eso generó una baja en la percepción del riesgo. Tan equívoca que hoy con impactos de contagio, de secuelas y de muerte, aún no logramos comprender lo que nos toca vivir. 

Esta diputación ha tenido una postura absolutamente congruente desde aquel 13 de marzo: seguimiento estricto de los lineamientos de la autoridad sanitaria especialmente asesorada por el Grupo Asesor Científico Honorario. Y por la razón del artillero, para poder estrictamente ceñir el comportamiento de la población a lo dispuesto, trabajamos desde la bancada del Frente Amplio para lo que fueron siete proyectos de ley y cinco minutas de comunicación, con estado parlamentario desde hace un año pero durmiendo el sueño de los justos, ¿por qué todos esos proyectos están archivados? Porque no tenemos mayorías y porque la coalición multicolor con el liderazgo del Herrerismo ha dejado en manos del Poder Ejecutivo la absoluta responsabilidad política de generar los instrumentos tanto para el frente sanitario como para el socioeconómico. 

El Frente Amplio es el partido político que cuenta con la minoría mayor en el parlamento, ha votado más de cuarenta leyes de iniciativa del gobierno nacional, con solo dos matices que marcaban un accionar diferente. Las demás las votamos todas, siempre la fuerza política propuso, pidió y hasta exigió al gobierno que encabeza el presidente Lacalle Pou, ser partícipe y poner el cuerpo a las responsabilidades. No se nos escuchó.

Desde diciembre hasta ahora, son contadas las conferencias de prensa del presidente y equipo, a diferencia de las permanentes y cargadas de triunfalismo del pasado año. Ahora ya no son buenas las cosas a comunicar, eso sí, debemos reconocer que el Poder Ejecutivo, que el Presidente de la República, ha sido congruente con dos hechos: 1- no quiere al Frente Amplio espalda con espalda, hombro con hombro, que es el mandato que nace de la nación misma; 2- desde febrero y basado en un concepto de “libertad responsable”, absolutamente superado por la realidad, ha desoído el asesoramiento de los científicos uruguayos. Científicos que constituyeron en todo el proceso del 2020 un ejemplo para el mundo. 

Siempre nos planteamos desde nuestro lugar ¿cuál es la medida que nos toca en las desavenencias? ¿En qué nuestra fuerza política no ha sido lo suficientemente eficaz y clara a la hora de pararse frente a esta guerra y en la insistencia al Poder Ejecutivo de hacerlo en conjunto? Seguramente  algunos errores cometemos, pero podemos documentar cada una de nuestras propuestas y acciones, que siempre fueron con el corazón en la mano, en aquello que hemos dado en llamar espalda con espalda. “El mano” siempre es el Presidente de la República porque ahí legítimamente fue puesto por la ciudadanía. Y resulta más que obvio explicar el talante de unos y otros, la chicana de baja estofa, de en un diario extranjero argumentar el desconocimiento de la estructura legítimamente constituida por los afiliados del mayor partido político uruguayo; con la mayor gravedad de hacerlo el mismo día que la población uruguaya esperaba (está sí en medios nacionales) el anuncio de medidas de mayor restricción para desalentar un fuertísimo impacto de contagios fruto de la movilidad. 

Nuestra diputación ha sido, lo es y lo será, rigurosamente responsable de su tarea. Está claro que confrontaremos con el enemigo que no es otro que el Covid-19. Exhortaremos una y mil veces, como hasta ahora, sobre la higiene, el tapabocas, el distanciamiento y la no aglomeración y la mínima e imprescindible movilidad. A lo que le sumamos en los últimos meses la exhortación a vacunarse. Y no con el ánimo de instalar que es una decisión individual, porque es colectiva, es de interés general, porque va quedando claro que solo la inmunización de rebaño nos sacará de esta pandemia. 

Nos desvela el hecho de pensar cómo poder contribuir con más empatía al propósito de la unidad como condición básica para el combate de esta enfermedad, pero tenemos claro que no es callando. Deberemos medir nuestras palabras, mejorar las propuestas, todo es posible. Pero somos oposición, no tenemos mayorías para imponer caminos, hay una coalición que se autoproclama multicolor, liderada por el Herrerismo (legítimamente) que es quien marcó y marca la cancha. 

Acá estaremos, siempre con el brazo tendido para las necesidades del país y su gente. Y como siempre sucede, ya vendrá el tiempo de evaluar dónde hemos estado, qué responsabilidades hemos tenido, y qué cosas hemos hecho para apoyar a nuestra gente. 

-Tany Mendiondo-

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