Nosotros Boal

Columnas 03 de mayo de 2024 Por Michel Croz
“Buscamos o Belo que se esconde no coração de cada cidadão, pois cada cidadão é um artista, cada qual ao seu modo – mesmo que alguns não sejam capazes de criar um Produto Artistico estimulante que nos ilumine – todos são capazes de desenvolver um Processo Estético.” Augusto Boal (1) Introito
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Este mes arrancó, con toda su potencia, al final de cuentas estamos en año electoral, el teatro democrático de las voluntades, el 1º.de mayo es de todos nosotros, las trabajadoras, los trabajadores, las diversidades.


Al día siguiente con-memoraremos los 15 años de la muerte (2 de mayo de 2009) del carioca Augusto Boal, trabajador-pensador, agitador del teatro y la vida como celebración dionisíaca. Como una amorosa boa. El gran Boal. Mi maestro en el arte y en la estética del Teatro del Oprimido, de donde recibí y transmití, en el Centro del Teatro del Oprimido del barrio bohemio de la Lapa de Río de Janeiro.


El Augusto comprometido en extender los espacios de libertad y justicia de la gente común y corriente (sabedor que la gente nunca es común y corriente). Su visión política y latinoamericanista lo llevo a transitar por otros escenarios: políticos partidarios (fue edil del PT), movimientos sociales (Movimiento Sin Tierra, entre otros muchos), espacios académicos, la calle como espacio privilegiado de pro-ponerse y jugar y hacer pensar en escena, y creador de una teoría y metodología teatral que dio lugar a un sin número de CTO por todo el mundo.


Junto a otra fiera del teatro mundial, Bertolt Brecht, supieron jugársela contra el odio y la muerte (por coherencia Boal estuvo un paso adelante), por un teatro político con calidad artística, ayudando a cambiar el curso de un tipo de teatro que pre-tende tensionar contra el capitalismo en sus diferentes vestuarios, (aunque les haya costado fervorosos críticos especializados del “teatrón”, del “star sistema” en la industria de la banalidad y la guarangueria) y apuntar a completarse como herramienta de cambio social. Nunca la frase de Marx estuvo mejor “encarnada”, traducida, como en la obra de Boal (cito de memoria): ya no se trata solamente de contemplar el mundo, sino de transformarlo.     


Persona = “personare”. Máscara que suena y truena. Teatro. Boal. Augusto. Angustia. “Maldita muerte”, escribía en un mail con rabia un teatrero, “jaeputa estas personas no se pueden ir. Una triste noticia que se precipita como un diluvio en el alma. Maldita muerte, no se puede ir. No dejemos que se vaya.” 

Nosotros somos tan solo máscaras, mascarones de proa, barcos a la deriva y en otras con puertos a las espaldas. 

Nosotros no tenemos vida, vivimos para ser máscaras recordadas. “Teatro mundi” decía Shakespeare. Y la gran mentira es la muerte, que no mata nada (a no ser el barco, la máscara). Somos recuerdo germinando que busca nacer y morir y renacer. “Recordis”, corazón enarbolado. 

II 

Augusto Boal murió el pasado sábado a la hora del tigre en el horóscopo chino. Boal nació carioca en 1931. En 1953 estudió Ingeniería Química en EEUU, donde terminó por ganarle la “química” teatral. Escribe obras teatrales y las escenifica en el “Writer´s Group” asociación de jóvenes escritores de Nueva York. 

En 1955 vuelve a Brasil y dirige el Teatro de Arena de San Pablo. Por sus tablas pasan la flor y nata del teatro brasileño. 

Escribe “Revolución en América del Sur”, “José, del parto a la sepultura” (basado en Lope de Vega). Y hace la dirección de un show musical que despertó inquietudes en la casta cívica-militar y fue considerada “bandera” de la resistencia contra la dictadura: “Opinião”. 

Otra musical “Arena canta Bahía” lanzó a cantautores del nordeste brasileño como Maria Bethânia, Gal Costa, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Tom Zé y Pitti. 

A principios de 1971 es preso, tras su liberación se exilia en Argentina, allí pone en escena “Torquemada” donde habla de la prisión y la tortura. En Buenos Aires representa, investiga y “enloquece creativamente”. Funda grupos y crea la metodología del “teatro invisible” y comienza a experimentar con su sistema teatral del “Teatro del Oprimido.” 

Son de esa época las representaciones de “La Tempestad” de Shakespeare y “Mujeres de Atenas” (con canciones de Chico Buarque). En 1978 Boal es invitado por la Sorbonne para dar clases de Teatro del Oprimido. 

De la vuelta del exilio (86) funda en Río de Janeiro el CTO (Centro del Teatro del Oprimido) en el multidiverso barrio de la Lapa. En el 90 dirige el espectáculo “Somos 31 millones ¿y ahora?”. 

Desde entonces Boal trabaja en barrios, cárceles, sindicatos; con el movimiento de mujeres, negros, marginados. La discusión sobre la ciudadanía, la cultura y sus variadas formas de opresión son expresadas a través del lenguaje teatral. 

En 1992 es electo “vereador”(edil) por el PT carioca, con la propuesta de trabajar teatralmente los problemas vividos por el ciudadano común y discutir en las calles las leyes de la ciudad de Río (¿Qué político profesional se animaría?). Después de haber transformado al espectador en autor con el Teatro del Oprimido, inicia el proyecto de Teatro Legislativo, transformando al elector en legislador. 

En 1999, monta una sambópera sobre la ópera “Carmen” de Bizet y en 2000 la representa en el Palais Royal de Paris. 

Su libro “Teatro del Oprimido y otras poéticas políticas” ha sido traducido a más de 25 idiomas. Augusto Boal fue nominado para el premio Nobel de la Paz 2008. En marzo de este año fue reconocido como “Embajador Mundial del Teatro” por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). 

Y lo más importante, siguió haciendo camino al andar en un proyecto común con el MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), propuesta que se llevó a cabo en 15 estados de Brasil. 

III 

Maestro Boal. Dionisíaco compañero. Teatrero de ley (subversivo sin ley). Cuestionador de leyes (poderosas leyes para poderosos caballeros don dinero). Protagonista de la Historia, contador de historias que devuelven vida para quienes merecen vivirla. El “caballo”, el médium: el Teatro. San Jorge y Che Guevara. Los intermediarios entre arte y sociedad: Shakespeare, Margarita Xirgú, Florencio Sánchez, y el vecino de la Cuaró, el adolescente de la UTU, la “privada de libertad” de la cárcel de mujeres de Paso Ataques, el joven poeta del centro o la actriz del Taller de Teatro Independiente de Riveramento. Todos ellos, ellos todos: atragantados por la boa, Boal.

En tiempos de post peste, las palabras de Boal renuevan en nosotros el alegre compromiso de no solo “hacer teatro”, sino de “ser teatro”: 

“Numa comedia de Molière um personagem declara que os doentes foram feitos para a medicina e não a medicina para os doentes. Quem dizia isto era um médico. Também há gente que pensa que os espectadores foram feitos para o teatro e não o teatro para os espectadores. Quem diz isto é cretino. O teatro è uma forma de comunicação entre os homens; as formas teatrais não se desenvolvem de maneira autônoma, antes respondem sempre a necessidades sociais bem determinadas e a momentos precisos. O espetáculo faz-se para o espectador e não o espectador para o espetáculo (…), o teatro popular há muito que encontrou o caminho das ruas, dos estádios, dos circos, e quaisquer outros locais onde o povo se possa reunir.” (2)

(del libro: “200 exercícios e jogos para o ator e não-ator com vontade de dizer algo através do teatro”).

Notas


Versión al español: 

“Buscamos lo Bello que se esconde en el corazón de cada ciudadano, pues cada ciudadano es un artista, cada cual a su manera –  a pesar de que algunos no sean capaces de crear un Producto Artístico estimulante que nos ilumine – todos son capaces de desarrollar un Proceso Estético.” Augusto Boal.

“En una comedia de Molière un personaje declara que los enfermos fueron hechos para la medicina y no la medicina para los enfermos. Quien decía esto era un médico. También hay gente que piensa que los espectadores fueron hechos para el teatro y no el teatro para los espectadores. Quien dice esto es cretino. El teatro es una forma de comunicación entre hombres; las formas teatrales no se desenvuelven de manera autónoma, antes responden siempre a necesidades sociales bien determinadas y en ciertos momentos precisos.  El espectáculo se realiza para el espectador  y no el espectador para el espectáculo (…), el teatro popular hace mucho encontró el camino de las calles, de los estadios, de los circos, y cualquier otro lugar donde el pueblo se pueda reunir.” del libro “200 ejercicios y juegos para el actor y el no actor con voluntad de decir algo a través del teatro”. Augusto Boal.

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