Soñó en Paysandú, despertó en Laguna Merín

Columnas 13 de marzo de 2023 Por Ramón Fonticiella
"Hay un sueño de muchos uruguayos de utilizar en todas sus formas este precioso río". La frase pertenece al presidente Lacalle Pou; fue pronunciada en Paysandú, el 24 de Julio de 2020 en ocasión del viaje inaugural del portacontenedores uruguayo GF PAYSANDÚ.
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Tenía capacidad para 400 TEUs (medida de contenedores 20X8X8 pies), fue construido en 2008, era propiedad una empresa privada nacional, para hacer cabotaje de carga entre Montevideo y Paysandú. Hoy tiene bandera portuguesa y páginas marítimas dicen que ha sido destinado a otras funciones...

"El río Uruguay está llamado a ser nuestro gran socio y, si logramos convencer a la República Argentina y a los brasileños de la utilización del río Uruguay, mediante la instalación de infraestructura, no me cabe la menor duda de que estamos ante un futuro muy promisorio para toda esta zona". Más palabras del presidente en esa ocasión, transmitidas por la página oficial de la Administración Nacional de Puertos.

Lacalle se refería, como siempre con entusiasmo y fantasía, a transformar al río Uruguay en una hidrovía multinacional.

El 2 de Octubre de 2020, en la misma línea de "la ilusión intacta", el subsecretario de Obras Públicas era citado por la página de Presidencia de la República, de esta forma:" Olaizola informó que el Gobierno promueve el desarrollo de la hidrovía para favorecer la navegación en el río Uruguay, aguas arriba de la represa de Salto Grande, hasta las localidades de Santo Tomé, en Argentina, y San Borja, en Brasil."

El presidente y un ministerio soñaron con la hidrovía del río Uruguay; pero por ahora todo ha sido una fantasía. No se conoce ningún paso institucional por parte de ninguno de los gobiernos para habilitarla. Solamente se ha arrojado fuegos artificiales. El sub secretario Olaizola fue aquella vez bastante más lejos. El portal de Presidencia de la República lo reprodujo entonces: "Es importante llegar a acuerdos entre los países de la región para que apoyen y hagan viable esta iniciativa que impulsa el Gobierno uruguayo", indicó Olaizola acerca de esta inversión, que, según precisó, requerirá "cientos de millones de dólares". La mayor parte de los recursos se utilizarían en obras de infraestructura en el área del complejo hidroeléctrico, en el dragado y derrocamiento en distintos puntos del cauce del río, tanto al norte como al sur, explicó. 

Entre el último trimestre del 2021 y primeros meses del 2022, explotaron los fuegos artificiales que atrajeron a la región (y porqué no al país) con el puerto de barcazas al norte de la represa de Salto Grande. La gestión del marketing corrió por cuenta de otra figura del herrerismo que gobierna Uruguay: el presidente de la CTM uruguaya de Salto Grande, Dr. Carlos Albisu. Un puerto aguas arriba de la represa requería esa obra monumental de cientos de millones de dólares que mencionaba Olaizola. A un año casi de aquellas luces, sigue la oscuridad en el asunto.

El sueño que durmió el presidente en Paysandú por la hidrovía del río Uruguay, despertó en una realidad más modesta en la Laguna Merín. Allí se hará una hidrovía Uruguay-Brasil. Con la conducción brasileña de los procesos licitatorios y otros detalles. Así lo acordaron cancilleres y otros ministros esta semana en Río de Janeiro.

No se habló más de acondicionar (dragar, etc) 500 quilómetros del río Uruguay al norte de la represa; ni de actualizar la esclusa del lado argentino de la central y practicar un canal de navegación. Nada de la hidrovía del río Uruguay.

Una lástima, no por quienes pintaron fantasías, sino por los que las creyeron. Por ahora no habrá nada. Ni siquiera los imprescindibles acuerdos trinacionales para proyectar la intervención en el río.

No es para ponerse contentos. Es para seguir muy serios, razonando cómo hay gobernantes de verbo tan rápido, que cantan "God save the King" sin saber inglés, es decir que tejen fantasías...Como dijo el presidente el 2 de marzo de 2023 en la Asamblea General: "la ilusión está intacta". Permanece incambiada la actitud fantasiosa hacia la población más sencilla. Descarto que quienes planean invertir, sabrán lo que hacen (o dejarán de hacer), que el gobierno de Salto se habrá sentido cómodo (en las fotos), en su función de partenaire de los operadores del gobierno nacional, en el cuestionable acto de proponer maravillas a la población. 

El desarrollo no es discursivo; la fragilidad de la memoria popular no es argumento para comprometer edificios aquí, y culminar haciendo ranchos mucho más allá.

Hace algún tiempo alguien muy inteligente me dijo que la gente quiere las cosas "ya", y que no merece oír sólo críticas, que precisa alentar expectativas. Es cierto, pero si este es el camino, no lo quiero. La ranchada de costaneros con techos de cartón o chapas agujereadas, atenúa algo las penurias en verano; pero los inviernos de viento, frío y lluvias, necesitan viviendas dignas. Ojalá se entienda la metáfora. El mundo ha cambiado mucho, menos en dos cosas: la credulidad popular; y la mala intención de los malos políticos que la aprovechan (que no son todos).

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