El gobierno del Presidente electo Yamandu Orsi parece tener una impronta muy marcada, que es la búsqueda de un proyecto nacional y terminar o aminorar la grieta política fomentada por una parte muy importante de la derecha uruguaya. No es un objetivo caprichoso, sino que ha sido una actitud constante de la dirección del Frente Amplio en su conjunto desde la derrota de 2019 y un accionar político de Orsi muy coherente en toda su trayectoria política.
Un paso más de la impunidad israelí
Israel ha dado un nuevo giro hacia el círculo del infierno para palestinos. Queda por ver si los sionistas fanáticos de Israel no están introduciéndose ellos mismos en otro infierno.
Columnas27/12/2022 Luis SabiniIsrael gira a la derecha de la derecha
El nuevo gobierno, la tríada Beniamin Netanyahu, Bezabel Smotrich e Itamar Ben-Gvir constituyen una perspectiva que procurará ser todavía más racista, abusiva y asesina que dirigencias como las de “el carnicero” de Sabra y Shatila, Ariel Sharon, o del que ha matado muchos palestinos, Naftali Bennet “¿y qué problema hay con eso?”
Smotrich ha planteado que “Israel debe tratar a grupos de derechos humanos como amenaza existencial.” La frase se comenta sola.
Por su parte, Netanyahu planteó en 2014 la disyuntiva: “La diferencia es que nosotros usamos una defensa de misiles para proteger a nuestros ciudadanos y ellos usan a sus ciudadanos para proteger sus misiles.” Un reduccionismo cómodo, sencillo.
La consigna preferida de Ben-Gvir “Muerte a los árabes” nos trae a la memoria aquella consigna del fascista castizo y aristocratizante José Millán Astray, “¡Viva la muerte!” de la década del ’30.
Estas “vanguardias” sionistas tienen que ir superándose una a otra por una razón, histórica: el tiempo del colonialismo rapaz, de asentamientos, que caracterizó la expansión europea en casi todos los continentes (el rey belga Leopoldo II seccionaba pies y/o manos de congoleños que no alcanzaban la producción que el monarca “civilizador” exigía); esa colonización europea, que prosperó cuando la navegación se liberó de las costas (cabotaje) e incursionó en continentes lejanos (y ajenos), tuvo su cuarto de hora entre el 1500-1600 y la primera mitad del s XX.
Con todo el mundo remodelado según la norma europea, llegó un reflujo de la furia conquistadora y los conquistadores empezaron entonces a acentuar lo civilizatorio. No cambió la relación de fuerzas, pero se suavizó el maltrato.
Porque a mediados del siglo XX hubo un crac del orgullo racista; el modelo nazi empezaba a socializar un espanto, y racistas que hasta apenas décadas antes, asumían el racismo como lo más natural, deseable y conveniente en cualquier sociedad, empezaron a considerarlo injustificable.
Y justo cuando florece” la democracia, el “buen trato” (rooseveltiano, que sustituyó “el garrote” igualmente rooseveltiano), el antirracismo, la igualdad de todo el género humano, ¡oh maravilla!, cuando se produce el crac ideológico del colonialismo y la consiguiente emancipación de las colonias (cierto que más formal que real), aparece el colonialismo mediante asentamiento de los sionistas. Con la bandera del despojo en ristre. Totalmente a destiempo: una trasnoche inesperada de la democracia en avance. Si en lugar de 1947/48 el sionismo hubiese dado su golpe de mano en, pongamos, 1924, habría pasado como “la voz de los tiempos”.
Pero ya no en 1948. Por eso la dirección israelí fue durante décadas “socialdemócrata”. Un membrete un poco forzado e incongruente con todo racismo militante. Pero, a decir verdad, ya varios gobiernos europeos socialdemócratas habían procurado “casar” socialismo y colonialismo. Así que los sionistas con su remedo ni siquiera fueron originales.
Pero quedaba lo de los modales. Los gobiernos socialdemócratas debían suavizar la opresión, la discriminación. El arrebato de tierras, por ejemplo, no tenía que hacerse manu militari ni con procedimientos policiales sino mediante desalojos con raíces jurídicas o históricas (aunque fueran un “valetodo”, como realmente ocurrió). De todos modos, sin una política de sangre y fuego, como la que propugnaba, por ejemplo, el padre de Beniamin Netanyahu en los ’30-’40, el proyecto Estado de Israel no “marchaba”, al menos no todo lo satisfactoriamente que deseaban los sionistas.
Por eso tan larga convivencia entre judíos sionistas y palestinos (musulmanes, cristianos o agnósticos). Y por eso, desde 1948, vemos un progresivo enderechamiento del Estado de Israel. Acercándose insensiblemente al viejo colonialismo mediante asentamiento y despojo; y expulsión o muerte de los “originarios”.
A fines de 2022, la manu militari está cada vez más presente: el ejército israelí, el de “Defensa”, acaba de inutilizar la red de agua de la comunidad Al-Auja en el valle del Jordán. Destrozaron las cañerías, inutilizaron el sitio llenándolo de piedras y montaron chapones de acero inoxidable soldados entre sí.
No es nada nuevo. El clima es seco, el agua escasa y el robo está bien organizado.
La OMS recomienda 100 lts. diarios de agua por habitante; en los territorios palestinos con cañería funcionando rondan los 80 lts. por hab.; palestinos no conectados, a gatas cuentan con entre 20 y 50 lts. per capita. Mientras, el consumo diario israelí per capita, en zona tan escasa y desértica, es de casi 300 lts. (ibíd.)
Si hablamos de calidad del agua, el abismo entre judíos israelíes y palestinos oriundos es aun mayor, mucho mayor (las cuencas de donde la población palestina extrae buena parte del agua están muy, pero muy contaminadas, en primer lugar por la industria y la agroindustria israelí que dirige sus efluentes hacia terrenos palestinos; las restantes fuentes de suministro son cuencas costeras, sobreexigidas con mucha agua salobre ocupando napas).
El broche de tal situación es que a los palestinos les está severamente vedado acumular la (escasa) agua de lluvia; el ejército israelí les rompe tales instalaciones.
No hay que extrañarse entonces que la OMS considere que apenas un 3% del agua en tierras palestinas es potable.
Veamos el testimonio, insospechable de simpatías ideológicas por islamismo o algo por el estilo, de un periodista del occidentalísimo diario El País (Madrid), registrado hace apenas unos años: “La trágica escasez de agua salta a la vista. Para conseguirla tenemos que recorrer más de 25 km cada día con el tractor, se lamenta Abed el Mahdi Salami, de 73 años y jefe de un pequeña comunidad beduina de al Hadidiyah. Intentamos construir un sistema de riego para la agricultura y la ganadería con el dinero de la cooperación española, pero el Ejército israelí lo desmanteló por motivos de seguridad, cuenta Abed apesadumbrado mientras muestra los restos de la conducción. Cerca de su tienda, una bomba de Mekorot, la empresa estatal israelí (de agua) emite un suave zumbido. "El agua está alli mismo, ¿lo ves?. ¿Por qué no podemos usarla?"
¿Cómo satisfacen los palestinos, siquiera mínimamente, la necesidad de agua? Comprándole a Mekorot. Cinco o seis veces más cara que lo que Mekorot le cobra a judíos (en 2020, p. ej., 90 mill. m3).
Pero la penosa cuestión del agua, con ser tan primaria, no es la única en el contencioso palestino-israelí. Destrucción de toda producción agropecuaria, con violencia abierta; un día el ejército israelí ocupa un sitio, alega que va a ser usado para maniobras y en consecuencia arranca de cuajo varios centenares de olivos (algunos centenarios) o limoneros, de palestinos, claro. Política de erradicación de palestinos mediante bloqueo de sus accesos o derribo de sus viviendas; alegando títulos históricos, a veces totalmente viciados por el tiempo y los acontecimientos transcurridos entretanto (la mezquita Al Aqsa tiene casi 1400 años; ¿qué sentido tiene alegar que allí, en ese mismo punto había antes algo judío? ¿cómo probarlo?)
Una “política de seguridad” que emplea proyectiles de plomo al cuerpo por las más nimias “obstrucciones a la seguridad del estado”; resistir un desalojo, manifestarse con carteles, apedrear un coche policial… Cuando las fuerzas de seguridad israelí procuraron ubicar un soldado israelí tomado prisionero (Gilad Shalit), a través de múltiples allanamientos, durante un año, terminaron matando, en dichos procedimientos, a unos doscientos palestinos (el soldado fue liberado tiempo después y atestiguó el buen trato recibido). La fuerza israelí sembró los cadáveres sin rendir cuentas a nada ni a nadie.
Y la agresividad del sistema imperante en Palestina/Israel no hace sino aumentar. Tensionarse. Y la negativa a reconocer lo palestino se acrecienta. El “Acuerdo del Siglo” de 2020, fue firmado entre el entonces presidente D. Trump de EE.UU. y B. Netanyahu de Israel. SIN palestinos. Y era un “acuerdo” sobre el territorio palestino.
Con los ya mencionados Netanyahu, Smotrich, Ben-Gvir y sus amenazantes declaraciones, el abuso lleva miras de aumentar ferozmente.
En los últimos dos años se han incrementado los asesinatos de palestinos a manos de israelíes (sin contar el costo en vidas palestinas de las invasiones que Israel ha llevado a cabo particularmente en la Franja de Gaza).
En 2021, el estado israelí acabó con la vida de 313 palestinos. El año 2022 lleva 224 asesinados (miles de heridos). Se anota asimismo que el tendal de judíos israelíes, notoriamente menor, en “las operaciones de limpieza”, ha aumentado.
En 2014, más de 300 judíos sobrevivientes de la 2GM y algunos de sus descendientes condenaron el "genocidio" de Israel al pueblo palestino en Gaza. Hay israelíes que se han mostrado alarmados "por la colonización de Palestina" y condenaron la "deshumanización racista de los palestinos en la sociedad israelí, que ha alcanzado su punto máximo". Son guarismos escasísimos, como en su momento los de los bravos refuseñik, soldados israelíes que se negaron a participar de las operaciones de bombardeo a barrios palestinos, por ejemplo. La escasez del número, empero, agiganta su valor (y valentía).
La dirigencia israelí hace oídos sordos, a judíos críticos (muchos arrepentidos), a Amnistía Internacional, a la Corte Penal Internacional.
Con sus afanes de grandeza ni advierten que se empequeñecen hostigando, y haciendo desaparecer a palestinos. Amparados en sus poderes fácticos, apoyos financieros, económicos y militares de “Occidente”, y como cumpliendo una suerte de ciclo fatídico le hacen a los palestinos lo que siempre dijeron que los nazis le hicieran a ellos.
El concepto del título puede tener muy variables significados, materiales, espirituales, pero estas líneas van a discurrir exclusivamente en el plano físico; vinculado con nuestros cuerpos (aunque no exclusivamente; ya sabemos todo es uno).
El penoso papel de picador que se usaba en el toreo, que el director del semanario Voces se ha atribuido para iniciar los ataques a Gustavo Salle, −“Este año tenemos a un bufón con megáfono que va a hablar de todo un poco…”− ingresado al ámbito parlamentario, deja ver los recursos de que se van a valer para quitar del medio al recién ungido parlamentario.
Desde finales del siglo XX, el concepto de comunicación estratégica ha estado presente a lo largo de la historia llegando a obtener con el tiempo un papel relevante en las distintas guerras, desde la Primera Guerra Mundial hasta el final de la Guerra Fría.
Tal vez demostrando cierta predisposición a la solidaridad, a la piedad, a la justicia, muchas personas y de muy variado origen y situación condenan las atrocidades con que Israel, su gobierno y dirección política y religiosa –con enorme apoyo popular–, llevan a adelante la masacre del pueblo palestino.
Se dice, desde hace mucho tiempo, que el gran problema del Frente Amplio es que vota mal en el Interior. Se dijo, se dice, se repite y se vuelve a decir. Es una “cantarola” que aburre. Pero, ¿será verdad que pasan los años y todo sigue igual?
Uruguay ante el genocidio ISRAELÍ cada vez más “a la vista deL PÚBLICO”
Es sumamente penoso ver el grado de abdicación y sumisión mental (no sabemos si también material, pero con el primero ya tenemos motivos de preocupación) de los referentes y líderes de todo el espectro político principal de nuestro país
Si usted quiere saber dónde ganó, por cuanto, cómo o lo que sea, ya fuese Orsi, Cosse o Lima, cuáles fueron las 10 mejores, las 5 peores listas o algo por el estilo no pierda tiempo. Deje de leer porque de esos temas no vamos a decir nada. Levantemos la mira: hablemos del Frente Amplio que es la única esperanza del pueblo uruguayo para lograr su bienestar.
En América Latina, el crecimiento económico ha sido históricamente presentado como la panacea para los males sociales de la región. Los indicadores macroeconómicos, como el PIB, la inversión extranjera y las exportaciones, suelen ser utilizados por gobiernos y organismos internacionales para medir el "progreso".
El concepto del título puede tener muy variables significados, materiales, espirituales, pero estas líneas van a discurrir exclusivamente en el plano físico; vinculado con nuestros cuerpos (aunque no exclusivamente; ya sabemos todo es uno).
Uruguay es un país forjado por su educación pública. Desde sus inicios, la educación ha sido un pilar fundamental en la construcción de la Nación y de una sociedad democrática y equitativa.
“Este balotaje tiene olor a triunfo” decíamos en el artículo que analizaba las elecciones de octubre de este año. ¡Y vaya si tenía olor a triunfo: 140.000 uruguayas y uruguayos dejaron atrás lo que habían votado en octubre y decidieron poner al Frente Amplio a la cabeza del gobierno nacional!
El gobierno del Presidente electo Yamandu Orsi parece tener una impronta muy marcada, que es la búsqueda de un proyecto nacional y terminar o aminorar la grieta política fomentada por una parte muy importante de la derecha uruguaya. No es un objetivo caprichoso, sino que ha sido una actitud constante de la dirección del Frente Amplio en su conjunto desde la derrota de 2019 y un accionar político de Orsi muy coherente en toda su trayectoria política.
En oportunidad de asistir a la Cumbre del Mercosur en Montevideo y estar frente a varios presidentes de la región, en este caso Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Santiago Peña (Paraguay), Luis Arce (Bolivia), José Raúl Mulino (Panamá), Javier Milei (Argentina) y la representante de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, comparto algunas impresiones que surgen de escuchar, razonar y analizar, propuestas, definiciones y la gestualidad típica de los encuentros diplomáticos.
La Importancia del Big Data y la Escucha Social en las Estrategias Políticas
En un mundo donde la tecnología y la comunicación digital dominan el panorama, el Big Data y la escucha social se han convertido en herramientas clave para las campañas políticas. Estas tecnologías permiten a los equipos de campaña recopilar, analizar y actuar sobre datos masivos en tiempo real, ofreciendo una visión precisa de las preferencias, necesidades y preocupaciones de los ciudadanos y ciudadanas.
"Todo el mundo habla de Paz, pero nadie educa para la Paz, la gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese dia estaremos elaborando la Paz´". MARIA MONTESSORI (30 agosto 1870 – 6 mayo 1952. Italia)
Acabo de leer una novela. Una novela inquietante y fundamental. También es una película, la pasan por Netflix. Pero, no me voy a detener en la aventura de la adaptación cinematográfica. Prefiero volver a la novela. Definitivamente no es un best seller, tampoco es literatura recreativa, mucho menos un libro de auto ayuda.
En un mundo donde la información fluye a una velocidad vertiginosa, la capacidad de persuadir y argumentar se ha convertido en una habilidad esencial, la retórica - el arte de hablar con elocuencia y persuasión- y la argumentación - la capacidad de presentar razones de manera lógica y coherente- son más relevantes que nunca.