El contexto político del pensamiento de Paulo Freire y la alegoría de la caverna

Columnas 18 de agosto de 2021 Por Jorge Barrera
El siglo XX fue un tiempo de conflictos y de sucesivas crisis. Fue un periodo en el cual cayeron todas las certezas. Las dos grandes guerras tiraron abajo la “idea del progreso”.
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Paulo Freire

Las barbaridades cometidas contra la humanidad en la metrópoli de la civilización, cuestionaron seriamente, el modelo único de la historia y la hegemonía moral de los países más “adelantados”. La racionalidad técnica llevada a su máxima expresión, dieron cuenta que no era “la ciencia” sola, quien podría traer la felicidad de todos los hombres. Auschwitzh e Hiroshima se erigieron en símbolos de muerte, destrucción y barbarie. El modelo civilizatorio del norte debía cuestionarse seriamente.

Con la finalización de la segunda guerra se constituye un nuevo orden mundial, caracterizado por la irrupción de dos super potencias: Estados Unidos y la Urss, quienes se disputarían la hegemonía política del mundo.

Surge, entonces, un conflicto: político, económico, social, militar, informativo y científico mundial entre el bloque Occidental (occidental-capitalista) liderado por Estados Unidos, y el bloque del Este (oriental-comunista) liderado por la Unión Soviética. A esta confrontación se le llamó “la Guerra Fría”.

Pero no todas las naciones se alinean con uno u otro bloque, en ese contexto algunos países del sur, toman conciencia de su situación de dependencia económica, política y cultural y vuelven a mirar a sus raíces, en busca de nuevos caminos. De ese modo, surgen diferentes movimientos, alejados de los centros culturales hegemónicos, que intentan promover políticas que contemplen a los países más postergados.

Es ahí cuando se comienza a hablar de “tercer mundo” en materia de alineación política, de “la teoría de la dependencia” como explicación del subdesarrollo, y de “la teología de la liberación” como opción preferencial por los pobres.

Es ese contexto en el que se desarrolla el pensamiento de Paulo Freire. Del mismo modo que fue necesario el derrumbamiento del antiguo paradigma, para comprender que es posible teorizar desde los países postergados, el pedagogo brasileño pone en el centro de su preocupación pedagógica el problema de la enajenación de los oprimidos. Sólo a partir de aceptarse como tales se puede modificar la visión del mundo.

Transformar al mundo implica: asumir que las ideologías son elementos de reproducción social y que su superación se puede lograr sólo mediante la «concientización».

Platón en el libro Vll de la República nos presenta una alegoría con la que podemos establecer un interesante paralelismo: “Se relata que en una caverna se encuentran unos prisioneros, amarrados con cadenas, que están allí desde su nacimiento. Sólo pueden mirar hacia una pared que tienen delante. Por detrás hay un muro, similar al que utilizan los titiriteros, una luz potente se halla más atrás todavía. Por el muro desfilan diferentes seres, que se reflejan en la pared iluminados por la referida luz. Las voces y los sonidos al chocar contra ella, dan la impresión de surgir de las propias sombras. Para lo prisioneros esa es la realidad, ya que es lo único que han conocido desde pequeños” (Barrera, 2021)

El relato bien puede compararse al estado de cosas, que reconocía por entonces Paulo Freire. La alegoría puede asemejarse a la situación en la que se encontraban los oprimidos, y en la que aún se encuentran. Las estructuras políticas, económicas y culturales, son similares a una  caverna que mantiene a los sujetos prisioneros. Los discursos hegemónicos provenientes, por entonces, exclusivamente de los centros culturales, inmovilizaban al sur. Tanto los relatos, como la hermenéutica de los mismos,  distorsionados por un euro-centrismo, opacaba el verdadero conocimiento. Esa filosofía representaba, para los postergados de los países subdesarrollados, la caverna, que los  aprisionaba. Sólo se podían ver las imágenes que se proyectaban en su  pared, y que eran funcionales a la ideología dominante.  Éste pensamiento representa las cadenas que, en el texto platónico, mantenía a los prisioneros inmovilizados. Del mismo modo, desde la periferia, sólo se podía ver el discurso hegemónico de los opresores. Ideología enajenada y enajenante.

“Se conoce como «ideología» el conjunto de creencias e ideas (políticas, religiosas, morales, etc.) que legitiman una determinada configuración social, justificándola y, a veces, encubriendo las verdaderas razones de que las cosas sean como son, concepto hegeliano usado por los marxistas desde los Manuscritos sobre economía y filosofía que escribiera Marx (Marx, 1993). Aunque hay distintas formas de entenderlo, yo voy a seguir esta tradición que concibe a la ideología como sirvienta de un régimen económico y social concreto.” (Santos Gómez,Marcos . 2008).

Los sujetos del sur estaban atrapados, porque la ideología siempre condiciona la manera en que las personas perciben el mundo y su lugar en él. Es a través de la ideología que las personas se autovaloran y se culpabilizan a si mismas de su estado, sin llegar a comprender que su opresión les viene del opresor, así mismo el opresor también construye un discurso alineado con esa ideología, que lo exime de responsabilidades. Tanto el oprimido como el opresor se encuentran atados con las cadenas de la ideología, que los mantiene en la caverna, creyendo que las sombras que se proyectan sobre las paredes son la realidad auténtica. El prisionero que logra romper las cadenas y  consigue contemplar la realidad, representa a los sujetos que pueden, a través de una filosofía de la praxis, romper las ligaduras que lo inmovilizan. La espada que corta esas ataduras es la concientización. Consiguen escapar de la prisión aquellos capaces de ver más allá de la ideología dominante, los que comprenden la miseria y la opresión de las estructuras vigentes. “Una filosofía de la praxis no puede dejar de presentarse inicialmente como una actitud polémica y crítica, como superación del modo de pensar precedente y del pensamiento concreto existente (o del mundo cultural existente). Es decir, debe presentarse ante todo como crítica del «sentido común» (Gramsci, 1972, p. 21).” (ibid)

Sin embargo, quienes rompen las cadenas, junto con la concientización, que les permite percibir la realidad verdadera, reciben un imperativo ético que los compromete y los angustia. Su finalidad no es individual sino que el compromiso es colectivo, es un mandato que los obliga a volver a la caverna y desde allí, junto con el resto de los oprimidos, lograr la liberación de todos.

La pedagogía del oprimido es el camino escarpado que le permite a los sujetos, salir de la caverna. Es dolorosa, porque no se puede mirar el sol, cuando los ojos están adaptados a la oscuridad. Necesita un proceso, que permita acostumbrarse a este nuevo contexto; “la liberación es un parto. Es un parto doloroso. “El hombre que nace de él es un hombre nuevo, hombre que solo es viable en la y por la superación de la contradicción opresores-oprimidos que, en última instancia, es la liberación de todos” (Freire, 1984). No es puro activismo, pero tampoco es discurso vacío. Es práctica y reflexión sobre la práctica, es crítica y autocrítica. Es praxis, es quehacer educativo.

El sujeto que ha roto las cadenas debe retornar a la caverna, a ayudar en la concientización de los oprimidos, a invitarlos a deshacerse de los atavismos de la ideología, a terminar con su estado de enajenación, a subir ese sendero escarpado que les permitirá conocer la realidad verdadera, la del “hombre nuevo”.

Pero ¿cómo el oprimido puede participar de ese proceso de liberación? “Solo en la medida en que se descubran «alojando» al opresor podrán contribuir a la construcción de su pedagogía liberadora.” (ibid)

Freire cree, en la linea de algunos pensadores neo marxista, que la educación es el camino a la liberación, pero,  la tarea no es sencilla, ni es individual, es con los más postergados, con los desharrapados del mundo. Porque en definitiva, ¿Quién mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de una sociedad opresora?

Bibliografía

Barrera, Jorge, 2021. https://mediomundo.uy/contenido/3781/los-grandes-sistemas-griegos-primera-partncientización no escoe

Freire, Paulo, 1984,  Pedagogía del oprimido, Siglo XXl, España.

Grube, G,.M.A.(1984). El pensamiento de Platón. Gredos. Madrid.

Santos Gómez,Marcos  (2008) Ideas filosóficas que fundamentan la pedagogía de Paulo Freire. Revista ibero americana de educación. N° 46. OEI

 

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