El neo platonismo

Columnas 18 de junio de 2021 Por Jorge Barrera
Una nueva entrega de "Doxografía y Filosofía para profanos", del Profesor Jorge Barrera.
Neoplatonismo
Platón y Aristóteles

Con el nombre de Neo Platonismo nos referimos a una  filosofía que floreció alrededor del siglo iii de nuestra era. Esta nueva versión de la academia no fue ajena a los influjos de diferentes pensadores, entre los que se destacan los pitagóricos, los peripatéticos y los estoicos; fundidos, todos ellos, con el pensamiento de Platón; que se había desarrollado, sobre todo en Grecia y Alejandría, en el último periodo de la antigüedad. Esta corriente marcará una profunda ascendencia en el  pensamiento posterior, sobre todo, en el  cristianismo y en la filosofía medieval, extendiendo su influencia hasta la modernidad.

 Según Abbagnano: ” El neo platonismo es, pues, la manifestación más destacada de la orientación religiosa que prevalece en la filosofía de la era alejandrina” (Abbagnano, Nicolás,1982).

Como hemos mencionado en artículos anteriores, Alejandría fe un crisol en el que convivieron diferentes creencias religiosas y filosóficas.

La diferencia fundamental entre la religión y la filosofía es que aquella se apoya en la revelación y la tradición. Esos son los grandes criterios que le  permiten acceder a la verdad; en cambio, esta última,  utiliza la razón y el pensamiento crítico, como las herramientas teóricas que conducen al conocimiento.

El pensador más importante del neo platonismo fue Plotino,  nacido en Licópolis, actual Egipto, en el año 205 de nuestra era  y fallecido en Campania, actual Italia en el  270 d. C.. Algunos autores lo consideran el  fundador del neoplatonismo, otros, su más célebre representante; y es, sin lugar a  dudas,  el último de los grandes filósofos de la Antigüedad.

Licópolis, fue, por aquellos días, la capital de la gobernación del XIII nomo del Alto Egipto,  está situada en la ribera del río Nilo, 359 km al sur de El Cairo. La palabra Licópolis deriva del griego y significa “ciudad de los lobos” (Liko significa lobo y polis ciudad).

La vida de Plotino es conocida a través de los relatos biográficos de su amigo y discípulo Porfirio, un semita, cuyo nombre auténtico era Malco. Porfirio fue un pensador profundamente religioso, que quiso defender la religión tradicional greco-romana, oponiéndose para ello al cristianismo que. con gran vigor, estaba en expansión. Con mucho coraje y gran habilidad, estuvo dispuesto a acoger las novedades de las religiones orientales y de Egipto, debido a  que estas, al contrario que el cristianismo, no contradecían su visión filosófica. Probablemente, por ese motivo, incluyó elementos milagrosos en los relatos sobre su maestro. Este hecho, dificultan el poder discernir cuanto hay de verdad, y cuanto de fantasía en sus escritos. Razón por la cual, no podemos depositar en sus versión una confianza absoluta.

Sabemos que Plotino nació en una familia de elevada posición social, que a los 28 años, quizás movido por su interés por la filosofía, se trasladó a Alejandría; donde  frecuentó diversas escuelas hasta, presumiblemente,  encontrar a Amonio, a quien eligió por maestro y con quien permaneció durante algún tiempo. Con  Amonio, probablemente conoció el platonismo. La interpretación que éste realizaba era bastante personal y distante  del platonismo, más ortodoxo, enseñado, por entonces, en la Academia de Atenas.También, posiblemente, fue en la escuela de Amonio donde conoció el pensamiento de Numenio de Apamea, un neopitagórico, que constituye otra de las fuentes fundamentales de su pensamiento filosófico. Bertrand Russell, por su parte, coincidentemente, expresa: “se sabe que de  joven estudió en Alejandría, donde vivió hasta la edad de treinta y nueve años, y donde fue profesor suyo Amonio Saccas, considerado corrientemente como el fundador del neo platonismo”

En  el año 243, Plotino, acompañó la expedición militar del emperador Gordiano III, en su incursión por Siria; con la intención, según se dice, de estudiar las religiones del Oriente. En el año 244 se estableció en Roma, donde abrió su escuela. Rápidamente comenzó a gozar de enorme prestigio. A partir del año 253, Plotino comenzó a poner por escrito su pensamiento. En 263 se le unió Porfirio. su discipulo y su seguidor más importante.

La vida de Plotino es casi coetánea con uno de los períodos más desastrosos de la historia romana. “Poco antes de su nacimiento, el ejército había caído en la cuenta de su poder y adoptado la práctica de elegir emperadores a cambio de recompensas  monetarias, asesinándolos más tarde para dar ocasión a una venta renovada del  Imperio.” (Russell, Bertrand, 1946)

 La situación no podía ser peor, la población del imperio estaba mermada por la guerra y la peste, en casi una tercera parte;     los impuestos aumentaron considerablemente y disminuyeron los recursos;  todo esto causó una enorme crisis financiera. Incluso en aquellas provincias en las que no había penetrado ninguna fuerza hostil. El contexto político, social y económico en el que le tocó vivir, pudo haber contribuido a su actitud filosófica.

Plotino se apartó del espectáculo de pobreza, ruina y miseria de la  vida real, para contemplar un mundo eterno de bondad, belleza y satisfacción plena. En esto estaba en sintonía con los hombres más sabios de su época. A todos ellos, cristianos, judíos y paganos, el mundo de los asuntos prácticos les parecían inútiles, y sólo al “Otro Mundo”, lo consideraban digno de esperanza y fidelidad.

Su pensamiento

Al igual que sus datos biográficos, el pensamiento de Plotino lo conocemos gracias a Porfirio. Fue él quien compiló y ordenó los escritos de su maestro en 54 tratados, divididos en seis grupos de nueve; llamados, por ese motivo,  las Enéadas (enneas = grupo de nueve).

Plotino no buscaba  la formación de futuros políticos, como Platón en  la Academia; ni perseguía lograr hombres de ciencia, como el Liceo  de Aristóteles; tampoco, hallar el camino a la felicidad, como los estoicos o como Epicuro. Él deseaba mostrar una senda que pudiera llevar a la unión íntima con Dios. Como señala Porfirio. En: “la vida de Plotino”: “Para él, el fin y la meta consistían en aunarse con el Dios omnitrascendente y en allegarse a Él”.

Según Julián Marías el sistema de Plotino está regido por dos características fundamentales: su panteísmo y su oposición al materialismo.

Plotino profundiza y reflexiona sobre los temas clásicos del pensamiento platónico, a saber: la trascendencia y naturaleza del principio, la distinción entre la realidad sensible y la realidad inteligible, la doctrina de las Ideas, la naturaleza del alma. No obstante, pudo desarrollar su propia visión especulativa: “cuyo núcleo central lo constituye su doctrina del principio primero, el Uno.” (Yarza de la Sierra, Ignacio, sf)

El neoplatonismo le da suma importancia a la trascendencia de Dios, el Dios de Plotino está más allá del ser, más allá de la sustancia, más allá de la mente; si bien todas estas entidades son emanaciones de Él. Entiende que el nombre más adecuado para nombrar a Dios es: “Lo Uno” que es el principio y la mayor jerarquía ontológica de todo lo existente. De “Lo Uno” proceden el resto de las cosas por emanación, como la luz que se dispersa a partir de un  foco luminoso o como el perfume que se desprende de una flor o de otro objeto muy aromático.

El sistema de Plotino, según Sertillanges, se resume así: ” Dios engendra porque es el Bien. Y el bien tiende naturalmente a difundirse. Engendra por grados y su primera producción es tan cercana a Él, que, si bien se distingue de Él, no llega a separarse: “Este es el Hijo o la inteligencia que reúne en sí las ideas platónicas” (Sertillanges A.-D. 1983). Entonces, de “lo Uno” proceden todas las cosas, en primer lugar la inteligencia, el intelecto o “el nous”. Según escribe Plotino: “¿Cómo nace el intelecto de lo inteligible? -Permaneciendo en sí mismo, lo inteligible... engendra de sí mismo el hijo, digo engendra permaneciendo, y por eso como Él, permanece inteligible” (Mondolfo, Rodolfo, 1942).  De “el nous” se desprende “el alma universal” o del mundo, que es su reflejo. “El alma es verbo y alma del intelecto, como el intelecto es del Uno”  (Ibid). Del “alma universal” deriva el “alma humana” que es una emanación inmediata del “alma universal”. Las almas tienen una posición intermedia entre “el nous” y los cuerpos a los que le dan su forma. El alma posee  una doble naturaleza, por un lado intelectiva, pero por otra parte, sensitiva,  “lo mejor para el alma es vivir en lo inteligible, pero, la domina una necesidad de participar también de lo sensible, poseyendo una naturaleza semejante” (Ibid). El grado ínfimo del ser es la materia, que es casi un “no ser”, similar a aquello que, según Platón, se conoce a través de  la “pitis”; que, aún siendo el grado superior de la “doxa”, quedaba muy por debajo de la episteme, porque las cosas del mundo sensible tenían un escaso valor ontológico. Igual que el maestro de Aristóteles, creía que el alma estaba prisionera en el cuerpo y como él, también creía en la trasmigración de las almas. Reconocía, no obstante, la posibilidad de que el alma se liberase  brevemente del cuerpo a través del éxtasis, donde el alma se funde con Dios.

En el neoplatonismo, el mundo procede de la divinidad, no por creación, sino por emanación. El concepto de la creación ex-nihilo, es propio de la tradición judeo cristiana. De allí que se lo pueda considerar panteísmo, ya que el mundo es una emanación de la propia  divinidad.

En términos históricos, el cristianismo se apropió del neoplatonismo, para posteriormente aniquilarlo. Su filial de Alejandría tuvo después de Plotino a Porfirio, Proclo y Jámblico. La academia continuó viviendo hasta el siglo vi de nuestra era, hasta que Justianiano terminó por disolverla.

Bibliografía

Abbagnano, Nicolás. 1982.  Historia de a Filosofía. Hora S.A..Barcelona. España

Barrera Jorge. 2021.  https://mediomundo.uy/categoria/11/columnas

Dhilthey, Wilhelm, (1951). Historia de la filosofia. Fondo de cultura económica. México.

Julián Marías (1958). Historia de la Filosofía. Revista de Occidente. Madrid

Le Senne, René (1973). Tratado de Moral General. Gredos. Madrid. España.

Mondolfo, Rodolfo, (1942). El pensamiento Antiguo, Losada, Buenos Aires, Argentina

Russell, Bertrand, (1946). Historia de la filosofía Occidental. Austral. España.

Sertillanges A.-D. (1983). El cristianismo y las filosofías. Gredos. Madrid. España

Yarza de la Sierra, Ignacio. Plotino.   Visitado  13/06/2021.  https://www.philosophica.info/voces/plotino/Plotino.html#Igal

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