Mayo del '68, ¿la utopía o espejismo preámbulo de un mundo distópico?

Columnas 29 de mayo de 2021 Por Adolfo "Fifo" Guidali
Más de medio siglo después de la revuelta estudiantil de 1968, acompañada en Francia por los sindicatos de trabajadores, y que se extendió a otras partes del mundo, el análisis de lo ocurrido todavía genera polémicas en las cuales muchas veces los propios protagonistas no se ponen de acuerdo.
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Manifestantes se enfrentan a la policía el 6 de mayo de 1968 en París / Foto: Jacques Marie / AFP

¿Una revolución frustrada?, ¿Un golpe inesperado al sistema? o tal vez una enorme demostración de hastío respecto al pasado o ante lo que se perfilaba por venir.

Simplificaciones sobran, pero abundan teorías filosóficas y sociológicas que intentan profundizar en la génesis, desarrollo y rápido final de aquella gesta cuya mayor cualidad fue la solidaridad, sobre todo entre estudiantes universitarios y obreros, por entonces una especie de entelequia fundada en las diferencias entre clases sociales.

Sin embargo, esta súbita alianza puso en jaque al gobierno del general Charles de Gaulle, militar por vocación pero, a su manera un político hábil, quien fue capaz de convencer al final de la Segunda Guerra Mundial a las grandes potencias de que, además del apoyo de éstas, la derrota nazi y del gobierno colaboracionista de Vichy fue posible gracias al movimiento de la resistencia, soslayando el papel clave que tuvieron los brigadistas internacionales de distintas procedencias.

Valga aquí, un pequeño homenaje a la novena compañía de la división blindada del general Philipe Leclerc, prácticamente al 100% integrada por republicanos españoles (al igual que otras milicias y escuadrones), quienes fueron los primeros en llegar para liberar París con sus carros ligeros, en agosto de 1944. Leclerc, un aristócrata que hasta simpatizaba con el general Francisco Franco, terminó amando a aquellos parias, sobrevivientes de otra guerra que dieron su sangre por Francia, Pero, el oficialismo se empeñó en su tesis para evitar que el país fuera puesto bajo administración aliada, como entonces se especulaba.

Pero, el origen de mayo del '68 no estuvo en París, sino en la región parisina o de île de France, que integra la capital (departamento 75). En el suburbio de Nanterre (pocos km al oeste de la capital), donde se creó un campus universitario en el marco de un proyecto de descentralización de la actividad académica. Pero, los jóvenes estudiantes no se encontraban cómodos en aquel lugar, trasmano en cuanto al transporte en aquella época, que además acogía un enorme cantegril. Hoy, un distrito de viviendas sociales y sedes de empresas.

Allí, a Nanterre, se acercó un día el ministro de la Juventud y Deportes de la época, François Missoffe, para refrendar la inauguración de un centro deportivo universitario, hasta con piscina. A la salida se topó con un grupo de decenas de estudiantes, entre ellos un tal Daniel Cohn-Bendit, sociólogo en ciernes, hijo de judíos alemanes refugiados en Francia, pero "alemán" a los efectos de su país de nacimiento porque sus padres habían llegado con documentos apócrifos (suena algo poco solidario), muy poco después apodado "Dany el Rojo", quien con absoluto descaro le soltó una frase que pasó a la posteridad: "Construir un centro deportivo es un método hitleriano, cuyo objetivo es inducir a la juventud hacia el deporte y así apartarla de sus problemas reales, cuando lo que habría que hacer es asegurar el equilibrio sexual de los estudiantes".

El ministro debe haber desandado su camino sorprendido y preocupado, pero la revuelta de Nanterre se trasladó en un par de días a la céntrica Sorbonne en pleno Barrio Latino --como la mayoría de las facultades y las elitistas Grandes Écoles-- donde el rector abrió las puertas a las fuerzas del orden para "evitar choques entre grupos opositores", izquierda y derecha para que quede claro en aquel momento enfrentadas, entre otros, por la guerra de Vietnam .

Pero entonces, a pesar de que el país se recuperaba económicamente tras la gran conflagración, llegaron la Guerra de Argelia y el escenario tan glacial como tropical de la Guerra Fría, así como la mencionada en Vietnam, o la gesta de Ernesto "Che" Guevara tras la mítica Revolución cubana que fascinó a Francia, e inclusive el movimiento hippie, así como ideologías como el marxismo, el trotskismo o el anarquismo, habían creado un caldo de cultivo, sordo a los cantos de sirena del capitalismo, que se convirtió en pocos días en un cóctel explosivo.

"Prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición"; "Seamos realistas, pidamos lo imposible"; "La cultura es la inversión de la vida", "Nosotros somos el poder" o "Abolir las clases sociales", fueron algunos de los eslóganes que se escuchaban corear o adornaban los muros de la milenaria Lutecia.

Así fue que comenzaron los violentos enfrentamientos entre estudiantes junto a algunos obreros adherentes al movimiento contra la policía antidisturbios: adoquines contra todo lo que fuera...

El 6 de mayo, los estudiantes y sus partidarios levantaron barricadas en el Barrio Latino, lo que desencadenó la acción policial. Pero el día 10 fue "la noche de las barricadas", que fue reprimida con una violencia inusual, que conmocionó a todo el país. Pero durante esas semanas los episodios violentos se multiplicaron.

Pero, aquellas dos fechas no fueron las primeras marcadas por los excesos de las fuerzas del orden. El 3 de mayo, una protesta organizada por estudiantes de Nanterre concentró a centenares en parisina Sorbonne. Así, Jean Roche, entonces rector, pidió la intervención de la policía, que desalojó a los manifestantes con un saldo de unos 400 heridos y varios centenares de detenidos.

Posteriormente, el 13, los sindicatos de trabajadores decretaron una huelga general nacional. Éste  fue, sin lugar a dudas uno de los apectos más destacados del movimiento estudiantil, que actuó como catalizador social, llevando a una huelga que involucró a casi 10 millones de trabajadores en todo el país, que en la mayoría de los casos ocuparon las fábricas de las más importantes empresas. Los sindicatos, así como el Partido Comunista (PCF). apoyaron la rebelión, aunque con perfiles diferentes, pero estuvieron a un tris de dar vuelta al país.

Aquel mismo día, tras una manifestación que reunió a varias decenas de miles de personas, los estudiantes tomaron finalmente La Sorbonne, que había reabierto. El 16, los obreros de Renault ocuparon sus cadenas de montaje, al día siguiente tras una marcha estudiantil hacia Boulogne Billancourt (suroeste de París) para encontrarse con los huelguistas fue el prólogo de la creación, el 17, del Consejo para el Mantenimiento de las Ocupaciones.

Inmediatamente, distintos sectores de la economía se adhirieron e interrumpieron sus trabajos, tanto a nivel industrial como en el sector de los servicios. El Hexágono comenzaba a temblar.

En este contexto, a Cohn Bendit se le prohíbe la entrada a Francia tras viajar a Alemania. Igual se las arregló para reingresar y brindar una conferencia en La Sorbonne. Después pasó una década en Fráncfort, para después regresar a su Francia "natal". En realidad, Dany el Rojo nunca quiso asumir el rol de líder de la revuelta que muchos le endosaban.

Sin embargo, esta circunstancia dio lugar el día 22 a una manifestación en su apoyo en el Barrio Latino, bajo el lema "Todos somos judíos alemanes".

No obstante, el 25 los dirigentes sindicales, en la mayoría de los casos sin contar con el apoyo de las bases, comenzaron a negociar con el gobierno. 

En este marco socio-político, De Gaulle, que el 29 aparentemente había salido de Francia, convocó  a elecciones legislativas entre los días 23 y 30 de junio de 1968, tras la disolución de la Asamblea Nacional, que decretase el 30 de mayo, lo que en la práctica marcó el fin de la revuelta.

Pero, a pesar de las enormes expectativas generadas por ésta, el general con esta decisión inesperada, salió ganador, el "¡Adiós De Gaulle!" de sus opositores también se convirtió en utopía. Sin embargo, tras una década en El Elíseo, poco después, en 1969 renunció al poder al perder un referéndum vinculado a la descentralización del Estado. Lo sucedería quien fuera su primer ministro, Georges Pompidou.

Otros personajes destacados en esta revuelta que daría para escribir mucho más, fueron Alain Geismar y su tocayo Krivine, Jacques Sauvage, el gran filósofo Jean-Paul Sartre, el sociólogo Alain Touraine y muchos otros y otras, como Martine Storti o Paca Martínez (hija de republicanos españoles), y miles... Sin olvidar a  Gilles Tautin, un adolescente de 17 años muerto ahogado en el Sena cuando escapaba de la policía. Lamentablemente, hubo que lamentar más víctimas a causa de la represión.

Pero, Mayo del '68 fue mucho más que una revuelta francesa, dio la vuelta al mundo y tuvo sus réplicas en México, donde el presidente Gustavo Díaz Ordaz fue el artífice de la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, tras un amplio movimiento universitario y a pocos días de inaugurar los JJOO de 1968, del que fue anfitrión.

Hubo grandes movilizaciones como en la República Checa (Primavera de Praga), Alemania Occidental, donde Rudi Dutschke fue el 'alter ego' de Cohn Bendit, Estados Unidos, con protestas en la connotada universidad de Berkeley y en la cercana San Francisco, con Vietnam y los hippies en primera fila: "Haz el amor y no la guerra",

También en Italia, España y Argentina tuvo ecos, e inclusive, los estudiosos incluyen a un país entonces difícil de ubicar en el mapa, Uruguay, el de la "Libertad responsable" (es decir, del libre mercado).

Ahora bien, con lagunas, desde una perspectiva personal (iba a cumplir 13 años entonces), miro hacia atrás y considero que fue un gran hito para toda la humanidad. demostrando una enorme rebeldía ante sistemas que se volvían obsoletos. Sin embargo, en ningún momento estudiantes y sindicalistas propusieron una alternativa al entonces vigente. Fue una respuesta, una gran contestación contra éste, pero sin brindar una idea, un programa, una solución.

Con el diario del lunes, De Gaulle tildó al movimiento que casi lo voltea como "una revolución de hijos de papá", curiosamente coincidiendo con algunos políticos de izquierda. El "socialista" François Mitterrand, connotado triste protagonista de la guerra de Argelia, lo calificó de "revuelta de zánganos".

No obstante, como fuera, aquel movimiento espontáneo y hasta en cierta manera errático y hasta caótico, obligó al país a replantearse muchas cosas esenciales e intentar hacer una catarsis de su pasado. Los trabajadores lograron un aumento del 35% del salario mínimo y del 10% para el resto. Los estudiantes obtuvieron mayor poder e intervención en el gobierno universitario. Poco, quizás, para lo que fue su gesta y entrega. 

Aquella "revolución utópica" quedó lejos del ideario de Thomas More (o Tomas Moro, como prefieran, santo católico desde 1935 y posteriormente héroe y mártir para los anglicanos), quien en el siglo XVI describió su concepto de sociedad ideal. Pero, seguramente, por más de un motivo la recreó en una isla (y su etimología en griego se refiere a un lugar inexistente). Sin olvidar, por supuesto la Politeia, de la República de Platón, un término algo enigmático que veinte siglos antes hacia referencia precisamente a esa colectividad que frisaba la perfección.

La realidad no miente, con los años Cohn Bendit se ha convertido en un personaje mediático a 'full', al igual que otros de su misma cuerda. Cuando le preguntan respecto al antes y después, el ahora ecologista (tan respetable como no lo suficientemente influyente a nivel político, lamentablemente) se justifica con el argumento de que "los tiempos han cambiado".

Sin lugar a dudas, esos sí, para peor. Pero, bueno, cada uno con su verso. Aquella fantasía o entelequia de hace más de medio siglo se ha convertido en una utopía dilettante y, en cierta manera, hasta nihilista.

Es que el mundo se ha vuelto absolutamente distópico, tras mayo del '68 sufrimos las dictaduras en casi toda América Latina (algunas ya eran endémicas), se impuso el neoliberalismo económico por completo salvaje, lo que permitió la acumulación de la riqueza entre los pocos miembros de un club para el cual el adjetivo "oligarca" es un halago. Muchos de ellos delincuentes, o en el mejor de los casos especuladores, que disfrutan y medran con el terror impuesto de diferentes maneras a los demás, contando en sus séquitos de esclavos de lujo a los políticos que "toman las decisiones".

Se ha creado la falacia de las criptomonedas (humo puro, salvo para algunos). Los conflictos con beligerantes cruzados y apoyando a diferentes intereses (eso sí siempre a los propios) pululan por doquier. La pandemia causa destrozos. En India, el país que produce más vacunas en el mundo, apenas una mínima parte de su población está inoculada contra covid-19. Las piras con cadáveres crean un espectáculo dantesco, pero cuando no hay dinero para comprar madera para armar la hoguera, los cuerpos son lanzados a los ríos. Y, es sólo un ejemplo, Uruguay ya sacrificó a más del 0,1% de su población.

El planeta se muere, a pesar de Cohn Bendit.

Pero, siempre hay que dejar un resquicio para la esperanza, a que al menos algún día algo pueda cambiar. Sé que es difícil, pero de aquel Mayo del '68 me quedo con, y comparto en particular esta consigna: "¡LA IMAGINACIÓN AL PODER!".-

Adolfo "Fifo" Guidali

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