Porqué me voy a vacunar

Columnas 03 de marzo de 2021 Por Tany Mendiondo
Uruguay tiene una de las más antiguas y exitosas políticas de vacunas de todo el continente, y en muchos casos fuimos pioneros en incorporar algunas de ellas al sistema obligatorio.
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Quién de nosotros no recuerda las vacunas que muchas veces se brindaban adentro de las propias instituciones educativas donde hacíamos largas colas y veíamos con temor a los médicos y enfermeras que manipulaban los instrumentos.

Pero más allá de los temores de la infancia y del dolor momentáneo del pinchazo esa política pública vacunatoria trajo como consecuencia directa que generaciones enteras dejaran de sufrir enfermedades que antes hacían estragos y muchas veces terminaban en la muerte. También en este siglo XXI Uruguay tiene un carnet de vacunación para todos los ciudadanos, y quienes no se realizan las mismas no pueden por ejemplo acceder al sistema educativo y tampoco obtener los carnets habilitantes para trabajar.

Hoy están de moda diversas teorías conspirativas, se duda del cambio climático, de la eficacia de las vacunas, de la llegada del hombre a la luna…y hasta de la forma de nuestro planeta. Todo aparece entreverado y a la mala intención de algunos se le suman las tecnologías diseñadas para desinformar y desacreditar a los científicos, los educadores o los políticos que promueven diferentes acciones. Pero como nada es casualidad en esta vida, allí donde han proliferado los antivacunas, en diferentes países de Europa o en comunidades del América del Norte, han vuelto a aparecer enfermedades que considerábamos extinguidas. Se dejó de inocular los anticuerpos que tienen las vacunas y los virus, que nunca mueren sino que esperan su momento, volvieron a aparecer. 

Esta nueva cepa de Covid puso en jaque a la comunidad científica, en tiempo récord se elaboraron vacunas en diferentes laboratorios, algunos completaron más rápido que otros las primeras fases, otros están llegando un poco después. Todos los especialistas, que son científicos de primer nivel, aseguran que ya tenemos al menos 4 o 5 vacunas confiables y que nos darán inmunidad una vez que una parte importante de la población esté inmunizada. Uruguay ha comenzado a vacunar y lo celebramos. Es cierto, se debería haber comenzado antes, pero eso no es argumento para quedarnos en casa.

Hay que vacunarse, y hay que hacerlo por responsabilidad individual, pero también colectiva. Porque cuantos más de nosotros estemos vacunados menos chances le damos al virus de tener alojamiento y mecanismos de contagio, menos chances le damos de reproducirse, por lo cual lo aislamos. Vacunarnos es un acto de salud individual, pero también colectiva.

Quienes desde hace meses le reclamamos al gobierno multicolor herrerista una actitud y un cambio en sus políticas sociales, así como una atención específica con medidas de contención, debemos decir que la vacuna es una herramienta indispensable para ayudar a los menos favorecidos a defenderse de la enfermedad. Son aquellos sectores de la sociedad que nuevamente están cayendo en la pobreza y en la indigencia, aquellos miles de compatriotas en todo el país que nuevamente están concurriendo a las ollas populares, a los que hay que atender; porque ellos, con mala alimentación y situaciones problemáticas diversas tienen aún menos defensas y sus sistemas inmunológicos están más deprimidos. El gobierno ha llegado tarde con las vacunas, es cierto; sigue en el debe en la mejora de los planes sociales imprescindibles y le seguiremos reclamando y señalando los errores y los impactos sociales de los mismos. Pero las vacunas tenemos que usarlas y exigir que lleguen todas las necesarias lo antes posible.

                                          -Tany Mendiondo-

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