¿Quiénes mintieron? ¿Quiénes ocultaron la verdad?

Columnas 30 de agosto de 2020 Por Rafael Michelini
Carta de Rafael Michelini a un amigo militante de izquierda, que vive en el exterior, sobre la aparición de las actas del Tribunal de Honor y la polémica generada sobre ellas.
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Rafael Michelini. Marcha del silencio 2019.

Más que nunca claridad.

Querido amigo,

Leí con sumo interés tu mensaje sobre las actas del Tribunal de Honor al que declaró el Coronel Gilberto Vázquez, y que han tomado estado público días pasados. Me expresas tu bronca por la impunidad que ha existido todo este tiempo por los crímenes aberrantes y delitos de lesa humanidad que cometieron estos oficiales y que no expresan ningún tipo de arrepentimiento sobre lo que hicieron. También me expresas tu asombro respecto a que en los gobiernos del Frente Amplio no se haya dado a conocer dicha documentación. Entiendo tu enojo.

Más de una vez te he dicho que la lucha contra la impunidad tiene avances y retrocesos, pero que la verdad se abriría camino más temprano que tarde, como por enésima vez ahora está ocurriendo.

Con franqueza, discrepo contigo en que el foco en esta ocasión haya que ponerlo en los motivos por los que no se conocieron antes las actas. ¿Por qué? Por la simple razón que las ocultaron. ¿Quiénes? Aquellos que cometieron los crímenes, los que hicieron desaparecer personas, mujeres, hombres y niños; los que asesinaron, sus cómplices, y todos los que de una forma u otra creen que todo se justifica por una pretendida defensa de la nación, que les confirió el derecho de ejecutar sus atrocidades sin ningún escrúpulo. 

En esta ocasión, como lo dice el propio Coronel, lo que se dice ahí queda ahí, y nunca hubo intención de poner en conocimiento a las autoridades de las confesiones que Gilberto Vázquez hizo. Así llegaran esas actas al Ministerio de Defensa, nunca se las mostrarían al poder civil y menos a las autoridades de izquierda, bajo pena de traición. Así son las cosas. Así son sus códigos.

Hay gente que da manija por un supuesto ocultamiento de las actas por parte de Tabaré Vázquez y Azucena Berrutti, que en aquella ocasión eran el Presidente de la República y Ministra de Defensa Nacional respectivamente. Pero eso es absurdo. Tan absurdo es, porque Azucena nunca hubiera ocultado nada. El primer y único archivo, oficialmente rescatado, lo consiguió ella. ¿Qué razón tendría para que en el mismo momento que diera a conocer un archivo sobre los hechos acaecidos en ese entonces, ocultara unas actas del Coronel Gilberto Vázquez?

Más absurdo aún es que Tabaré quisiera ocultar las actas dónde dicen que lo van a matar. Podrás tener cualquier opinión sobre Tabaré, menos que le falta coraje. Sin irnos muy lejos, el año pasado, destituyó a seis generales de un plumazo, y lo hizo referido al tema DDHH. Dime tú en la historia del Uruguay cuando hubo un caso igual. Un oficial dice que quería matar al presidente y nadie le informa de ello.

El método siempre fue el mismo. Ocultaron las citaciones de la justicia en la caja fuerte del Comando del Ejército en 1986, ocultaron estas actas del Tribunal de Honor, ocultaron los cadáveres convirtiéndolos en desaparecidos, ocultaron la verdad, siempre ocultaron. Por eso, en este momento más que nunca, necesitamos tener claridad de ideas y enfocarnos en los hechos.

Te pido que tengas confianza que ese telón mentiroso se caerá rápidamente. Es insostenible. El partido de la impunidad, viéndose perdidos, quieren hacernos creer que todos somos lo mismo. Porque se diga lo que se diga de la izquierda, y a sabiendas de todas sus contradicciones, hizo mil cosas más contra la impunidad que ningún otro. Movilizó permanentemente por los DDHH, denunció represores a la justicia que hoy están presos, entró a los cuarteles a buscar a los desaparecidos y encontró los restos de varios de ellos, encontró archivos, destituyó generales activos que ocultaron la verdad, entre otras tantas cosas. Dime qué otra fuerza política hizo tanto contra la impunidad.

Hay que mirar bien. Te reitero, hoy más que nunca hay que tener claridad. El foco hay que ponerlo en el tema principal, que es la lucha contra la impunidad. Porque lo cierto es que los hechos que denunciamos hasta el hartazgo, y que ellos negaron mil veces, eran reales.

Lo cierto es que ellos, los represores, niegan en los juzgados los asesinatos y desapariciones, pero luego los admiten y se sinceran en los Tribunales de Honor. Lo cierto es que siguen pensando que salvaban la patria, para justificar pasarle por arriba, una y otra vez, a la Constitución y la ley. Lo cierto es que algunos oficiales represores aceptan que se los llamen torturadores o asesinos, pero no chorros ni violadores, como sí repiten que hubo entre sus propias filas. ¡Vaya sorpresa! ¡Qué escala de valores! Torturar y asesinar gente indefensa es un acto noble, pero robar es inmoral...

Lo cierto es que unos dicen que nunca habrían asesinado a María Claudia García para quedarse con su hija Macarena Gelman, ni hubieran ido en busca del dinero de sus víctimas, pero afirman que otros, los "Gavazzo's" y compañía, sí lo hicieron. Deberíamos preguntarnos, siendo ellos oficiales del Ejército Nacional: ¿Por qué callaron esas atrocidades?

Lo cierto es que los mandos militares lo sabían, ya nadie lo duda. Lo cierto es que, por cómplices, o por creerse el cuento que salvaron la patria, o por cobardes, o por miedo porque sabían que estaban tratando con militares asesinos, o por todas esas cosas juntas, callaron y miraron para el costado.

Quienes ocultaron y quienes mintieron fueron los mandos militares. Ellos ocultaron la verdad, se protegieron entre sí y a sus amigos, con la complicidad de la Ley de Caducidad, votada por la mayoría de los parlamentarios blancos y colorados, para no asumir sus responsabilidades ante la justicia. Llevó mucho tiempo lograr que un puñado de militares asesinos compareciera ante los tribunales - con todas las garantías de la ley que sus víctimas nunca tuvieron -, y se los pudiera condenar. Fue fundamental la movilización del pueblo uruguayo, el no aceptar la derrota, en apelar a nuestra rebeldía y romper con el silencio. 

Y tú lo sabes muy bien, lo que fue la lucha de los familiares de los desaparecidos. Madres, Padres, Abuelas, Hijos, Hermanos, que hasta el día de hoy buscan a sus seres queridos sin saber dónde están. La realidad es que una vez más, demostraron que nunca hay que bajar los brazos en la búsqueda de la verdad.

Toda la lucha que hemos dado, querido amigo, la de los derechos humanos, la de las denuncias por las atrocidades que se cometieron, la lucha contra la impunidad, no ha sido solamente por quienes cayeron, por quienes ya no están, por quienes murieron en manos de sus verdugos, que más de un homenaje merecido tienen por el sufrimiento que padecieron. La lucha es por las nuevas generaciones, por nuestras hijas e hijos, por nuestras nietas y nietos, para que vivan libres, sin miedo, y nunca más tengan que vivir en un país gobernado por una patota, que ensuciando el uniforme militar - ese que vistió Artigas  y que debieron honrar -, usaron el terror para adueñarse del Estado y disponer a su antojo de la vida de cada uruguayo y uruguaya. Esa es nuestra lucha, por los que vendrán.

Querido amigo, la lucha contra la impunidad es nada más ni nada menos como la canta el murguista: “Por los chiquitos que faltan. Por los chiquitos que vienen… ¡Uruguayos! ¡NUNCA MAS!

Un fuerte abrazo

Rafael Michelini

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