En América Latina, el crecimiento económico ha sido históricamente presentado como la panacea para los males sociales de la región. Los indicadores macroeconómicos, como el PIB, la inversión extranjera y las exportaciones, suelen ser utilizados por gobiernos y organismos internacionales para medir el "progreso".
Contra la mano dura
El martes 13 de agosto de 2024 fui invitado a dar una clase para estudiantes universitarios sobre el pensamiento presociológico del Uruguay. Yo me había comprometido con el docente a cargo del curso a exponer las ideas políticas y sociales de Pedro Figari y Carlos Vaz Ferreira. Pero en mi apuesta entusiasta por la vigencia de esos dos grandes de la cultura uruguaya, durante la exposición y el diálogo salieron ocurrencias sobre temas muy actuales que no resisto la tentación de consignar por aquí.
27/08/2024 Agustín CourtoisieHoy la producción de conocimiento riguroso se identifica con los espacios institucionales de universidades, públicas o privadas. Sin embargo, el conocimiento puede tener también otras fuentes. Los laboratorios al servicio de las empresas o la industria bélica, son un buen ejemplo de que no en todas partes rige el “publica o perece”. Cuando hay de por medio intereses políticos o lucrativos la ciencia y la tecnología respetan con celo la confidencialidad.
Esto ha hecho que autores como John Ziman se refieran a la “ciencia postacadémica” o “tecnociencia”, como una labor que se aleja de las prácticas comunidades científicas tal como las conocíamos, o las idealizábamos. Aquella ciencia nos ofrecía una visión del mundo basada en el respeto de las evidencias y razonablemente abierta al acceso del público no especializado. La ciencia postacadémica, en cambio, es un instrumento al servicio de fines empresariales y políticos (Ziman, 2003).
Por otra parte, en cuanto a la diversidad de orígenes de conocimientos que podemos considerar valiosos, la historia y muchos casos recientes muestran que es posible que personas comunes sin título universitario (o de formación diferente al campo en que lograron destacarse) concreten aportes muy interesantes en distintas ciencias u ofrezcan innovaciones disruptivas en diversas tecnologías (Courtoisie 2021a y 2021b).
No deberíamos olvidar en esta breve lista plural de fuentes de conocimiento, los resultados esclarecedores del periodismo de investigación en sus diversos formatos, sea escritos o filmados. El cine de ficción y las buenas novelas también son valiosos insumos para la comprensión de fenómenos históricos y psicosociales. Para entender el mundo si habrá para ver y leer, además de lo que pueda aportar la academia.
Límites de la producción académica
Estas consideraciones no conducen necesariamente a aceptar también otras presuntas formas de conocer de índole mística o religiosa. No en mi caso al menos. Pero sí a pensar que existen saberes tradicionales que podrían aportar elementos sustantivos. Ellos quizás se puedan articular e incorporar junto a los conocimientos sistematizados que surgen de los espacios institucionales y académicos (ver por ejemplo, Plotkin 2014). Es que la pluralidad de fuentes de saber legitimado o legitimable no operan en esferas separadas, sino que se combinan y se fecundan.
Todo este preámbulo viene muy a cuento de los aportes al pensamiento social por parte de Pedro Figari y Carlos Vaz Ferreira.
Primero, debo decir que el prefijo “pre” (al referirnos al “pensamiento presociológico”) no les hace justicia, de la misma manera que los filósofos “presocráticos” quizás tenían tanto valor como el que Platón atribuyó a Sócrates. Por su parte, también sería una injusticia juzgar a Platón meramente como un “prearistotélico”.
De manera que vamos a leer a Figari y a Vaz Ferreira de otra manera. No como pasos previos de desarrollos posteriores supuestamente más rigurosos. No como el erudito que abre una vieja caja de papeles con olor a encierro, sino como el investigador que extrae muestras de ADN con el propósito de rastrear una identidad que quizás hoy pervive en otros.
Segundo, en lo que refiere a pensar las sociedades, la democracia, la convivencia, a mí me resultan muy esclarecedores Figari y Vaz Ferreira (y podríamos agregar a José Enrique Rodó, incluyendo especialmente sus discursos como diputado). Lo digo todo de una vez: confieso que me interesan mucho más esos tres autores uruguayos que algunos “papers” puestos de moda por los devotos del estado del arte o el mainstream de las ciencias sociales.
En otra palabras, creo que Figari y Vaz Ferreira (y en algún grado relevante también Rodó) tienen mucho para decirnos sobre la sociedad y la política de hoy. Sin ánimo de controversia sobre el punto, ellos incluso ofrecen mucho más para entender ciertos procesos actuales que los especialistas que concurren dócilmente a los programas de TV. Claro que no es posible prescindir de las investigaciones hechas en entornos institucionales con algún margen de independencia de los intereses políticos o empresariales. Pero con eso no alcanza. Se requiere acudir a otras fuentes.
Hay muy buenos motivos para acudir a cierta pluralidad de orígenes del conocimiento que pueda calificarse de confiable. Por ejemplo, existen varios problemas con el “paper” académico de las revistas arbitradas. Esta circunstancia la explica muy bien Pablo Pellegrini (2019) en su libro La verdad fragmentada. Según el autor, existen varias fallas en la producción de entornos institucionales, agravadas hoy por el uso de la inteligencia artificial.
Existen tres modalidades de fraude académico: la fabricación de datos o resultados que nunca se observaron, su falsificación o adulteración, y el plagio, que consiste en atribuirse la autoría parcial o total de trabajos creados por otros colegas (Pellegrini, 2019, p. 38 y sigs). La mala noticia es que los arbitrajes hechos por pares y basados en el doble ciego nunca han logrado impedir del todo esas modalidades del fraude académico.
Otra noticia peor es que los investigadores (en general) leen muy poco a sus colegas excepto que existan estímulos fuertes para hacerlo.
Es cierto que siempre revisten interés los aportes controversiales de los grandes exponentes de las corrientes en auge. Pero entre pares no hay héroes. Así que, quizás, en todos los demás casos, basta recorrer los abstract al inicio de cada artículo como quien hace scrolling en Instagram para cumplir con el rito de publicar (o perecer) por su pertenencia al sistema y a las agencias que pagan sus ingresos.
Aunque se han escrito páginas relevantes sobre las constricciones que introduce el formato “paper” en los contenidos humanísticos o de ciencias sociales, las observaciones de Pellegrini se tornan dramáticas en el caso de los artículos de disciplinas científicas más “duras”, al explicar que el problema del “paper científico” consiste, dicho en forma más específica, en las dificultades, a veces insuperables, que plantea “la replicación de experimentos”:
“La replicación cumple un rol fundamental en la respuesta que da la comunidad científica a una investigación. Gracias a la posibilidad de replicar un experimento, se puede determinar la validez de sus resultados. La replicación es una garantía de seguridad que ofrece la ciencia” (Pellegrini, 2019, p. 116)
“Pero allí reside un problema central: es imposible replicar todos los resultados que se publican. Por un lado, por el poco interés que hay en dedicarse a replicar un experimento realizado por otro. ¿Qué novedad puede salir de reproducir un experimento ya publicado? Solo si contradijera al resultado original podría publicarlo. Por ende, todos quieren dedicarse a producir resultados originales, no a tratar de reproducirlos. El primer obstáculo es la cantidad de artículos que se publican, que vuelve casi imposible intentar reproducir todos los experimentos” (Pellegrini, 2019, pp. 119-120).
Figari lo dijo antes
En la clase anterior a la del día en que me tocó exponer, los estudiantes habían trabajado sobre dos artículos míos sobre esos dos grandes autores de la cultura uruguaya (Courtoisie, 2013 y 2024).
En el caso de Pedro Figari, mi texto abordaba los cinco argumentos de su notable campaña contra la pena de muerte:
a) los errores judiciales suelen acarrear la condena de inocentes;
b) del cotejo de experiencias históricas y actuales surge una paradoja: los países con penas crueles poseen más homicidios que aquellos con leyes más humanitarias;
c) las ejecuciones no son disuasorias, al contrario, estimulan aquellos que desean hacerse visibles por su coraje;
d) la búsqueda del reconocimiento puede explicar muchos comportamientos humanos;
e) la desigualdad social es un factor relevante de violencia, por la frustración y la humillación que acarrea.
Decidí abordar algunos de esos argumentos. En cuanto a los errores judiciales, existe una vasta literatura especializada al respecto. Pero dada mi estrategia de habilitar fuentes diversas preferí apelar al cine y mencionar películas.
Mi primera recomendación fue para una de mis películas favoritas que es a la vez un pequeño tratado de teoría de la argumentación: Doce hombres en pugna. Existen dos versiones de 12 Angry men, aquel drama donde uno de los jurados procura mostrar al resto que existen dudas razonables para considerar como “no culpable” al joven acusado de asesinar a su padre. La primera versión es de Sidney Lumet (1957) con Henry Fonda en el papel del Jurado 8, rol que ocupa Jack Lemmon en la segunda versión que conozco, dirigida por William Friedkin (1997). Ambas son excelentes.
Luego mencioné el extraordinario documental de Enrique Piñeyro El Rati Horror Show (2010), sobre la “masacre de Pompeya”, que contribuyó a la liberación de Fernando Carrera, injustamente acusado por la policía y los medios que sufrió más de siete años de cárcel. Por último, comenté la serie documental El caso Yara Gambirasio dirigida por Gianluca Neri (2024) que presenta muchos elementos para dudar del poder judicial, de la policía, de los medios y hasta del manejo incompetente o interesado de los análisis de ADN. El acusado sin pruebas concluyentes cumple hoy cadena perpetua.
No había visto aún Long Shot, una joya documental de apenas 40 minutos sobre un joven latino acusado de asesinato en EE.UU. cuyo abogado defensor acude a los registros de HBO para demostrar que no se encontraba en la escena del crimen. Puede encontrarse en Netflix.
Por motivos de tiempo, en aquella clase sobre pensamiento presociológico no podía detenerme mucho en cada punto. Así que voy a reunir dos argumentos de Pedro Figari y expresarlos con un gráfico. Tal como sostenía Figari hace más de un siglo, para algunos será una paradoja pero los países con penas crueles poseen más homicidios que aquellos regulados por leyes más humanitarias. Y hoy como ayer, la desigualdad social es un factor relevante de violencia, por la frustración y la humillación que acarrea.
Investigadores como Richard Wilkinson y Kate Pickett en el Reino Unido, desde hace quince años insisten con la idea de que la inequidad correlaciona sugestivamente con la criminalidad, el incremento de la población carcelaria, las enfermedades mentales y el uso de drogas legales e ilegales, la falta de movilidad social, el mal desempeño educativo y la mortalidad infantil, en un paquete de diez indicadores articulados. Para presentarlo con mayor claridad, mostraremos un gráfico del índice de problemas sociales y de salud diseñado por esos autores.
Según Wilkinson y Pickett, en el eje de las X, cuanto más se incrementa la desigualdad, más recrudece en el eje de la Y el Índice de Problemas Sociales y de Salud. Por su parte, con el mismo talante, Figari sostiene que la desigualdad social es un factor relevante de violencia, también, entre otros elementos, por la frustración y la humillación que acarrea. Eso conduce a otro de los argumentos de nuestro autor: la búsqueda del reconocimiento puede explicar muchos comportamientos humanos arriesgados o delictivos.
Desde Platón y su psicología de las tres partes del alma (en La República), pasando por Hegel y la dialéctica del amo y el esclavo, muchos autores contemporáneos han puesto de relieve que la búsqueda del reconocimiento, el amor propio, el honor, la reputación, el prestigio, y otras nociones similares, son cruciales a la hora de explicar comportamientos sociales e individuales: Francis Fukuyama en Confianza. Las virtudes sociales y la capacidad de generar prosperidad (editorial Atlántida, 1996); Richard Sennett en El respeto. Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad (Anagrama, 2003); Philippe Bourgois y su célebre En busca de respeto. Vendiendo crack en Harlem (Siglo XXI Editores, 2010).
Por su reflexión siempre atenta a la experiencia, Figari ya se había dado cuenta de la mayor parte de los argumentos de Fukuyama, Sennett y Bourgois.
Humilla y serás humillado
Cuando la búsqueda de reconocimiento fracasa y la sociedad humilla con sus escandalosas diferencias; cuando el derecho penal se aplica a los empobrecidos y los vulnerables pero no a los pudientes, algo desagradable ocurre y perjudica a todos. Si las sociedades no distribuyen por las buenas, desaparecen o se envilecen los lazos comunitarios y se “distribuye” por las malas.
Para redondear mi entusiasta presentación de Pedro Figari, indiqué la lectura atenta de un autor cuyas ideas políticas no comparto en absoluto. Pero me rindo ante su respeto de las evidencias. En un artículo escrito junto a Martín Rossi, Ignacio Munyo confirma de modo concluyente parte de las ideas de nuestro pensador “presociológico”. En “Frustration, euphoria, and violent crime”, Munyo y Rossi ponen en tela de juicio las explicaciones economicistas sobre los delitos violentos. Siguiendo durante años las apuestas deportivas y los datos sobre delitos cometidos en las mismas fechas, estos investigadores arribaron a conclusiones que todos deberíamos conocer:
“Nuestros diseños empíricos aprovechan las expectativas diferenciales (medidas por las probabilidades de los partidos de fútbol en el mercado de apuestas) mientras mantienen el resultado sin cambios (una pérdida en un partido de fútbol para la frustración, una victoria en un partido de fútbol para la euforia). Descubrimos que la frustración es seguida por un aumento en los delitos violentos, mientras que la euforia es seguida por una reducción de los delitos violentos. Los dos efectos se concentran en una ventana de tiempo estrecha después del final del juego: 1 hora” (Munyo y Rossi, 2013, p. 136).
Por su parte, autores como Frans de Waal (2011) y Jonathan Haidt (2008), han mostrado de modo muy sugerente que ciertos comportamientos humanos tales como el reclamo de igualdad, la capacidad de cuidado de otros, la pertenencia a grupos, entre otros rasgos, surgen no solamente de procesos históricos o construcciones culturales sino que están bien instalados en nuestra evolución adaptativa como especie.
En nuestro próximo artículo, abordaremos ciertas ideas poco difundidas de Vaz Ferreira acerca de la democracia y los partidos. Y defenderemos la idea de que tanto Figari como Vaz Ferreira son nutrientes imprescindibles para pensar los problemas de la sociedad actual. También extraeremos varias conclusiones que nos permitirán desarticular las falacias recientes sobre un tema muy controversial: la torpe propuesta de los “allanamientos nocturnos”.
Porque no hay peor crueldad que la adopción de medidas ineficientes, sostenidas por una mezcla de demagogia e ignorancia. De eso se ocupará nuestro próximo artículo.
REFERENCIAS
Courtoisie, Agustín (2013). “Pedro Figari, humanista”. En Relaciones N° 351, Agosto de 2013, pp. 3-5. Este artículo es una versión condensada de mi estudio preliminar de La campaña contra la pena de muerte de Pedro Figari (2013). Montevideo: Consejo de Educación Técnico Profesional - UTU, MRREE, SUAT. https://agustincourtoisie.wordpress.com/2018/09/12/pedro-figari-humanista/
Courtoisie, Agustín (2017). “Un siglo sin Rodó”. En Acosta, Yamandú y Benítez Pezzolano, Hebert (organizadores) (2017), Rodó. Más allá de toda muerte, pp. 59-65). Montevideo: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Udelar.
Courtoisie, Agustín (2021a). “La apropiación en cuestión. Crítica y vindicta de un programa fecundo”. En Rasner, Jorge (2021). Desafíos de la sociedad digital en el mundo contemporáneo. Montevideo: CSIC - Universidad de la República. Disponible: https://drive.google.com/file/d/11Q7MQTLBa6lcH_l4mIFomcKEwcyVhAr-/view?usp=sharing
Courtoisie, Agustín (2021b). “Políticas científicas y participación ciudadana. Del déficit cognitivo al superávit democrático”. En Bernabé, Federico Nahuel et alter (2021), Filosofía e Historia de la Ciencia y Sociedad en Latinoamérica. Volumen I, “Medio ambiente y Sociedad / Políticas científicas”, Buenos Aires y São Carlos, AFHIC, págs. 120-132. Editora/es: S. Caponi, A. Oliva y L. Giri. Editores de “Políticas científicas”: F. di Pascuo, L. Giri, C. Rendon y J. Sutz. Disponible: http://www.afhic.com/wp-content/uploads/2021/05/AFHIC_VolumenI.pdf
Courtoisie, Agustín (2024).”Democracia y partidos en Vaz Ferreira”. En En torno a Vaz Ferreira. Conversaciones 150 años después. Montevideo: Biblioteca Nacional (MEC).
De Waal, Frans (2011). “Moral behavior in animals”. En TEDx: https://www.ted.com/talks/frans_de_waal_moral_behavior_in_animals?subtitle=es
Haidt, Jonathan (2008). “The moral roots of liberals and conservatives”. En TED: https://www.ted.com/talks/jonathan_haidt_the_moral_roots_of_liberals_and_conservatives?subtitle=es
Munyo, Ignacio y Rossi, Martín (2013). “Frustration, euphoria, and violent crime”. En Journal of Economic Behavior & Organization, Volume 89, May 2013, pp. 136-142.
https://doi.org/10.1016/j.jebo.2013.02.005
Pellegrini, Pablo (2019). La verdad fragmentada. Conflictos y certezas en el conocimiento. Buenos Aires: Editorial Argonauta.
Plotkin, Mark (2014). «Lo que los pueblos de la Amazonia saben y nosotros no». En TED: https://www.ted.com/talks/mark_plotkin_what_the_people_of_the_amazon_know_that_you_don_t?language=es
Ziman, John (2003). “Ciencia y sociedad civil”. En ISEGORÍA/28 (2003) pp. 5-17. https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/503/503
El concepto del título puede tener muy variables significados, materiales, espirituales, pero estas líneas van a discurrir exclusivamente en el plano físico; vinculado con nuestros cuerpos (aunque no exclusivamente; ya sabemos todo es uno).
Uruguay es un país forjado por su educación pública. Desde sus inicios, la educación ha sido un pilar fundamental en la construcción de la Nación y de una sociedad democrática y equitativa.
“Este balotaje tiene olor a triunfo” decíamos en el artículo que analizaba las elecciones de octubre de este año. ¡Y vaya si tenía olor a triunfo: 140.000 uruguayas y uruguayos dejaron atrás lo que habían votado en octubre y decidieron poner al Frente Amplio a la cabeza del gobierno nacional!
El gobierno del Presidente electo Yamandu Orsi parece tener una impronta muy marcada, que es la búsqueda de un proyecto nacional y terminar o aminorar la grieta política fomentada por una parte muy importante de la derecha uruguaya. No es un objetivo caprichoso, sino que ha sido una actitud constante de la dirección del Frente Amplio en su conjunto desde la derrota de 2019 y un accionar político de Orsi muy coherente en toda su trayectoria política.
En oportunidad de asistir a la Cumbre del Mercosur en Montevideo y estar frente a varios presidentes de la región, en este caso Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Santiago Peña (Paraguay), Luis Arce (Bolivia), José Raúl Mulino (Panamá), Javier Milei (Argentina) y la representante de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, comparto algunas impresiones que surgen de escuchar, razonar y analizar, propuestas, definiciones y la gestualidad típica de los encuentros diplomáticos.
La Importancia del Big Data y la Escucha Social en las Estrategias Políticas
En un mundo donde la tecnología y la comunicación digital dominan el panorama, el Big Data y la escucha social se han convertido en herramientas clave para las campañas políticas. Estas tecnologías permiten a los equipos de campaña recopilar, analizar y actuar sobre datos masivos en tiempo real, ofreciendo una visión precisa de las preferencias, necesidades y preocupaciones de los ciudadanos y ciudadanas.
"Todo el mundo habla de Paz, pero nadie educa para la Paz, la gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese dia estaremos elaborando la Paz´". MARIA MONTESSORI (30 agosto 1870 – 6 mayo 1952. Italia)
Acabo de leer una novela. Una novela inquietante y fundamental. También es una película, la pasan por Netflix. Pero, no me voy a detener en la aventura de la adaptación cinematográfica. Prefiero volver a la novela. Definitivamente no es un best seller, tampoco es literatura recreativa, mucho menos un libro de auto ayuda.
En un mundo donde la información fluye a una velocidad vertiginosa, la capacidad de persuadir y argumentar se ha convertido en una habilidad esencial, la retórica - el arte de hablar con elocuencia y persuasión- y la argumentación - la capacidad de presentar razones de manera lógica y coherente- son más relevantes que nunca.