Un presente el nuestro, cada vez más mediado, más mediatizado, más ajeno

Columnas 01 de marzo de 2023 Por Lus E. Sabini Fernández
En 1945, EE.UU. alcanzó la cima del poder mundial. Era la primera vez e inmediatamente pusieron manos a la obra para poner el planeta a su servicio y disposición. A diferencia de las estructuras clásicas del poder; el Imperio Austro-húngaro, el Británico, el del Zar de todas las Rusias, el del Gran Kan del Imperio mongol, el del Tercer Reich, que explicitaban su calidad de mando, hacían visible la distancia (a menudo abismal) entre gobernantes y gobernados, lo que adviene con “la Gran Democracia del Norte” es “la democracia” presuntamente generalizada; una versión del ejercicio del poder a través de la negación de ese ejercicio. Novedoso.
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La 2GM había agotado o echado por tierra las modalidades de dominio abierto y explícito, con racismo indisimulado y al contrario, lucido con ostentación, tanto las variantes liberales, abiertamente colonialistas y racistas, encarnadas como “civilización vs. barbarie”, de ingleses, franceses, belgas, portugueses (no digamos españoles porque para entonces ya habían quedado prácticamente fuera del festín colonialista, antes del ascenso del franquismo), como las imperiales de tipo autoritario abierto, como el nazismo o el Japón imperial (sobrevivirá en esa posguerra una anomalía “democrática”; el socialismo estalinista o soviético que adoptará el doble lenguaje de las “democracias populares” que serán todo menos democráticas).

Así que tenemos “encima del mundo” una democracia que no regirá autocráticamente… A semejante proyecto se plegarán diversos estados, algunos de gran tamaño y pasado poderío como el británico; otros afianzando un estilo socialmente democrático y satelitario, como Canadá, u otros de escasísima relevancia geopolítica, como Uruguay o Costa Rica.

Con un lenguaje de la década de fines de los ’40 y comienzos de los ’50, un consejero de estado de EE.UU. de primera línea, George Kennan, una suerte de Henry Kissinger de la segunda posguerra, nos muestra el juego, de un modo que al día de hoy nadie se permitiría, lo cual de paso nos permite verificar cómo hemos perdido una lúcida desfachatez y hemos ganado especiosidad y mala conciencia:

“[…] Tenemos alrededor del 50% de la riqueza del planeta pero sólo el 6,3% de su población. Esta disparidad es particularmente grande, como la que tenemos nosotros mismos y los pueblos del Asia. En esta situación, no podemos dejar de ser objeto de envidia y resentimiento. Nuestra tarea más real y efectiva en el período que se aproxima es establecer un esquema de relaciones que nos permita mantener esta posición de disparidad sin detrimento de nuestrra seguridad nacional. Para hacerlo, tenemos que sacudirnos todo sentimentalismo o andar soñando despiertos; y nuestra atención tendrá que concentrarse en todas partes sobre nuestros objetivos nacionales inmediatos. Necesitamos no engañarnos a nosotros mismos con que podemos darnos el lujo del altruismo y de beneficiar a todo el mundo.” 

Lo primero que resalta, son todas las advertencias contra la bondad o la ingenuidad american que Kennan combate expresamente y a fondo; nada de “engañarnos a nosotros mismos”; es consciente de cierta bonhomía y “buenas intenciones” que desecha. Porque se trata −son también palabras de Kennan− de “preservar la preponderancia”.

Otros ideólogos a su vez analistas (o analistas a la vez ideólogos del american power), en los ’90 carecerán de esa sinceridad. Por ejemplo, Samuel Huntington procurará mostrar el debilitamiento del idioma inglés cartografiando otras áreas idiomáticas, ignorando el papel del inglés como lenguaje principal en los negocios, la economía y las relaciones internacionales en buena parte del mundo. Huntington se limita a comparar porcentajes de población que tienen cada idioma como lengua materna, y minimiza el significado del uso de, por ejemplo, el inglés como segunda o tercera lengua “porque es apenas una herramienta de comunicación y no una fuente identitaria”  Es notorio que Huntington desconoce a nuestros “colonizados mentales”, que son legión. Huntington limita el idioma inglés al 7% de la humanidad; podríamos aplicarle al idioma, lo que Kennan discierne acerca de la riqueza planetaria. Es el 7%, pero irradia su poder sobre (por lo menos) la mitad de las comunicaciones planetarias y, en consecuencia, construye identidad.

Muchas situaciones sociales, políticas en muchos países y sociedades tienen esa misma estructura de divorcio entre la gente y los dueños de la sociedad.

Un caso prístino, por la cuidadosa planificación con que ha sido llevado a cabo, es Israel. Aunque al día de hoy, al cabo de planificadas expulsiones y una sostenida política de incrementar población judía, la proporción entre palestinos despojados y judíos israelíes no es tan  dispar como la que señala Kennan sobre EE.UU. y el resto del mundo, lo cierto es que Israel ha estado adueñándose de las tierras, las aguas, los bosques, los montes, las vías de comunicación, para aislar, desarraigar, hostigar a la poblacion ancestral de la vieja Palestina, rehaciendo allí “un mundo nuevo”, mediante despoblaciòn y colonización (con ayuda cierta del abuso, el terror y la muerte). Para ello, los sionistas han tenido a la conquista y colonización europea en América del Norte con sus Indian Reservations como modelo a seguir, pese a la diferencia brutal de escala y de tiempos.

Transcribo un párrafo entero de Philip Giraldi, analizando el cuadro político de Israel/Palestina actual: «Y algunos israelíes también están pensando en algo a mayor escala, en forma de genocidio, cuando se trata de sus vecinos palestinos. Un prominente miembro del parlamento israelí de la derecha ha sugerido lo que él y quizás muchos de sus colegas quisieran hacer con los palestinos restantes. Zvika Fogel, miembro de la coalición gobernante, ha convocado a una "guerra final" contra los palestinos para "sometirlos de una vez por todas", luego de la condena internacional de la incursión del ministro de seguridad Itamar Ben-Gvir en la mezquita Al-Aqsa en Jerusalén Este ocupada; un movimiento ilegal adicional para controlar por completo el acceso a los lugares sagrados musulmanes. Fogel respondió a las críticas, diciendo en una entrevista que la política de Israel de ir a la guerra con los palestinos “cada 2 o 3 años” ya no era lo suficientemente buena y que debería haber una última guerra para someterlos. Valdría la pena porque ésta será la guerra final…».  No dice “solución” pero la comparación es inevitable.

Porque el colonizador, de suyo racista, puede conciliar o apaciguarse con el colonizado que cede; pero su poder será desnudo y con filo ante el resistente.

Pero en nuestras latitutdes, los estrategos del mundo oficlal pueden estar tranquilos.

En nota reciente, ”El estado mundial: lo que nos ofrecen los dueños del mundo” (3 nov. 2022), analizo el papel de Imre Reves, admirador de EE.UU. y su obra magna en 1945, al fin de la 2GM; la ONU.

Reves pasa revista a los inabarcables cambios tecnológicos de los últimos cien años y recapitula: El cambio creado por el industrialismo no tiene paralelo en la historia de la humanidad”. Mediados del s XX. El encandilamiento producido por la modernidad galopante, seguirá un tiempo hasta que las mentes más lúcidas empiecen a captar los frutos envenenados del desarrollo desenfrenado, ambientalmente nefasto.

Reves agrega: “Por primera vez en la historia humana existe hoy la posibilidad de que una potencia conquiste y domine el mundo entero. […] Esa unificación mundial por medio de la conquista es una bien fundada posibilidad, a menos que se establezca antes un orden legal que satisfaga el instintivo anhelo de seguridad de los pueblos.”

Queda prístino el papel que atribuye a EE.UU. Valido de esta fe elemental, Reves no tiene recato en proponer la abolición de las soberanías nacionales: “[…] mientras todas estas naciones soberanas retengan sus soberanías […] serán inevitables los conflictos violentos entre pueblo y pueblo y no podremos contar jamás con la esperanza de ver realizada la seguridad mundial.” 

Reves, adelanta en los ’40 los “regímenes de seguridad nacional”, que difundirá el imperio norteamericano en décadas posteriores.

Pensemos en Ucrania: ¿se dijo quién, cómo y por qué se saboteó el Gasprom 2?; ¿se dijo que Rusia apeló al numeral 51 de la ONU y su Consejo de Seguridad para proceder en Ucrania, como tantas veces ha procedido EE.UU., aunque EE.UU. lo ha hecho con o sin acuerdo del Consejo de Seguridad? Nuestros periodistas oficiales, oficialistas no ven, no oyen, no hablan. Como los monos sabios.

Y siempre con la diferencia sustancial que Kennan tenía tan claramente in mente: los americans quienen usurpar el mundo; las diversas sociedades del mundo, aun cuando actúan agresivamente, lo hacen en un marco más general de resistencia; a la anglificación, a la norteamericanización, a la idea misma de un gobierno mundial que, a trancas y barrancas se nos quiere imponer. 

 No se trata sólo de Biden, Trump o el American Power. Se trata de un gobierno mundial donde los políticos son apenas embajadores o mandaderos del poder global. Que pasa, por ejemplo, por el BigPharma; el proceso de medicalización y de vacunación generalizado que nos tiene “bajo sitio”; por un proceso de “todo-bajo-control; una nueva computadora, por ejemplo, viene con una serie de mensajes incorporated “explicándonos” que la tecnología nos permite ahora vacunarnos a todos y a toda hora. 

No hace falta explicar los dividendos de la industria armamentística, ahora tan florecida. O las usinas ideológicas que encaran, no ya la elaboración sino la formación de nuestros alimentos, de nuestro perfil biológico. La ofensiva LGBTT y la política de género según la cual los nenes tienen pito, pero algunos tienen vagina y las nenas tienen vagina pero algunas, tienen pito, como rezan los cuadros rentados, alojados en los centros de enseñanza en nuestros países “coloniales” para “encarrilar” nuestra personalidad y nuestros deseos.

En fin, que el conglomerado globalifílico está empeñado en ampliar nuestra heteronomía, ya muy avanzada, a través de los medios de incomunicacion de masas, y el celular; último verdadero caballo de troya de la realidad global en cada uno de nuestros cerebros.

Si no queremos aceptar el camino de servidumbre, diseño heterónomo y entretenimiento, que nos ofrecen (mejor dicho, con el que nos bombardean), nos queda resistir y luchar contra la economía a gran escala, que es la trituradora del planeta. Contra los megarricos y las corporaciones  cleptocorporocráticas. 

Los ludditas tenían más razón de lo que la modernidad les concediera.

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