La LUC hace daño
La LUC hace daño a la organización democrática que el país construyó a través de más de un siglo, con respeto creciente por los débiles. Sin ninguna medida para mejorar la vida de la gente común, el gobierno metió a la carrera en una ley, un montón de cosas con el objetivo de deshacer al Estado igualitario.
Con la LUC cortó participación en la educación, encaminó a la privatización en las comunicaciones y el combustible, aumentó la potestad de defender propiedades aún a costo de vidas, estranguló derechos de inquilinos menos favorecidos, ambientó la creación de un estado policial, maniató derechos sindicales y abrió brazos al capital poco claro. Al Pueblo trabajador o indigente, nada. Los 135 artículos rechazados le hacen daño.
Nadie quiere que le roben, ni que aumente la delincuencia, pero la violencia sigue espantando al país en vigencia de la LUC. Aunque lo niegue el gobierno.
El acortamiento del plazo de desalojos para alquileres sin garantía, es un golpe a un derecho histórico del inquilino, para favorecer a los propietarios.
Son retrocesos a épocas de principios del siglo XX, en que algunos le decían al Pueblo “muchedumbre” o lo calificaban de “turba de bajos apetitos...”. Uruguay cambió para bien, pero algunos quieren volver al pasado.
Leyendo “La República Batllista” de Gerardo Caetano, se encuentran textos de diarios terristas y herreristas y proclamas ruralistas que condenan las reformas populares de la época y hasta difunden la xenofobia contra “los delincuentes “ inmigrantes. Hoy parte de la LUC trata de establecer una sociedad como la que los conservadores reclamaban hace un siglo. Su contenido dañoso va más allá del precio de la nafta o la privatización de lo público: va al corazón del Estado solidario. Antes atacaron al primer batllismo, hoy al país igualitario.
Salvando el tiempo transcurrido, los acercamientos de clase entre partidos y cambiando primer batllismo por frenteamplismo, el cerno de la historia se repite: el pueblo sale dañado. La fantasía del precio de los combustibles frenado por” las ganancias de ANCAP“ vendiendo gasoil a UTE (al propio Estado) es una muestra de la banalidad del asunto. Transitoriamente se detiene el acoso a la petrolera del pueblo uruguayo, pero sobrevuela en la LUC la formación de ataque para privatizarla. Lo mismo con la entrega encubierta de la fortaleza de ANTEL a favor de los privados, o la fragilidad que la mala ley da a la defensa de la educación pública. Nada es a favor de la población entera, sólo para quienes están en sintonía con quienes no quieren un Estado fuerte.
Para quien tiene diariamente el desafío de “parar la olla”, puede ser difícil establecer relación entre la vida diaria y el trasfondo de la LUC; pero hay que prender las luces y ver más allá antes de que la gente tome como normal la desigualdad.
Leamos los artículos que se rechazan, preguntemos, dialoguemos y porqué no, debatamos públicamente.