Los pies de barro de los EE.UU.
Fue una guerra, sin cuartel que el poderoso desarrolló contra el débil. Fue la guerra del “arco y flecha” contra el armamento más sofisticado de la época. Fue también la confrontación de ideas de dos pueblos diferentes. Fue el que luchaba por su reunificación y su cultura y el poderoso que llegó a tener más de 600.000 soldados para imponer “su cultura”. Ciudades enteras destruyó con su aviación dejando caer más bombas que en toda la segunda guerra mundial, contaminando ríos con venenos, como el agente Naranja que aún hoy siguen contaminados y quemando todo a su paso con el Napal.
Los vietnamitas tuvieron unos 2.000.000 de muertos y mutilados. Los EE.UU. unos 56.000 muertos y unos 250.000 heridos. Pero no fueron solo los EE.UU., también participaron Corea del sur, Australia, y otros países que salieron con el rabo entre las patas y sus muertos a cuestas. En el Norte, Hanoi, derribó más de 600 bombardeos B 52. Muchas cosas se supieron de lo que habían realizado los barbaros Yankis y fue porque a los 30 años se desclasificaron muchos documentos secretos de la época. Entre otros el incidente en el golfo de Tonkín. Una mentira, como otras tantas, para iniciar una guerra.
Han pasado 45 años y la historia se vuelve a repetir en toda su magnitud. El tratar de esconder los hechos, con la complicidad de los medios de comunicación. La creación de mentiras para entrar en guerra en Afganistán, porque muchos dudan de la veracidad del atentado en las Torres Gemelas y el Pentágono al catalogan de un auto atentado cometido por la CIA. Los Talibanes, creados y financiados por la CIA y el Departamento de Estado, serán los chivos expiatorios. Ellos habían llegado al poder en 1996, un mes después de la caída de las Torres Gemelas, el imperio invadirá Afganistán, en nombre de la Libertad y contra el terrorismo.
Tal vez por el síndrome de Vietnam, pedirá el apoyo de sus seguidores, en especial la OTAN, que los acompañarán en esta nueva aventura de conquista Político-militar, de un país que vivía, según los EE.UU., en la edad de piedra.
Esta nueva guerra sería un paseo casi igual a su aventura en Vietnam. Pero pasaron casi 20 años, desde que derrocaron a los Talibanes e impusieron un Gobierno fantoche y corrupto, al que mantenían a base de miles de millones de dólares y creando una policía y ejército de unos 350.000 hombres. En ese tiempo, según cifras oficiales, los EE.UU. gastaron unos 2.260 billones de dólares; de ellos se destinaron unos 89.000 millones para levantar ese ejército de 350.000 hombres. En 20 años los EE.UU. tuvieron solo 2.442 soldados muertos, sus aliados 1.144, los contratistas o mercenarios 3.846, trabajadores sociales 444 y 72 periodistas. Las bajas del ejército afgano serian de unos 70.000 muertos.
Seguro que poco y nada se habló de los servicios sociales que prestan y prestaron los Talibanes. Eso no vende ni da audiencia, por eso no interesa. También se podrá ver que los mercenarios muertos suman más que los de la coalición, 3.846 a 3.586. No se derribaron casi aviones ni helicópteros, sí varios drones o aviones no tripulados. Aquí no tiraron ¿o sí? agente naranja, pero sí bombas convencionales casi tan potentes como la de Hiroshima. Los civiles muertos por los soldados imperiales, luego de los bombardeos y rastrillajes, son decenas de miles, cientos de miles. Como no hay conteo, hay quienes acercan la cifra al millón de muertos, en estos 20 años de ocupación militar. El saldo social ha sido muy caro para la población común. Según la ONU, son más de 18 millones los que viven en una pobreza total, pues los únicos que ayudaban a los más necesitados eran los Talibanes. Como los invasores creen que se vive como los hombres de las cavernas, salen a las calles a regalar a los niños y jóvenes, caramelos, chocolates, biromes y cualquier espejito para ganarse el corazón de la población. Culturas diferentes de sociedades muy diferentes.
Ésta y las venideras son guerras muy diferentes. ¿Por qué? Porque los ejércitos convencionales, que responden a gobiernos, hoy son mercenarios reclutados al mejor estilo de la Legión Extranjera. Los aviones que bombardean las ciudades son teleguiados, sin tripulantes. El matar selectivamente hace creer al agresor su aire de triunfo. Sino pregúntenle a la CIA, al MOSAD, a los servicios secretos de Francia e Inglaterra de que les ha servido matar (asesinar) miles, decenas de miles de líderes que vuelven a surgir como hongos, en esos pueblos avasallados, robados y asesinados. Los ejemplos sobran si se dice la verdad. En 1919, la invasión de 14 países a Rusia, fue derrotada tres años después. Corea fue dividida, pero jamás derrotada. Vietnam con su guerra de los 10 mil días, derrotó a franceses, americanos y sus aliados. Palestina resiste y enfrenta al capital financiero mundial. Los que manejan las armas han reducido a escombros la Franja de Gaza. Pero no han podido doblegar la voluntad del pueblo Palestino, en su lucha por la libertad y autodeterminación. Cuba es el ejemplo indoblegable de seguir luchando por la dignidad de un pueblo. Podemos seguir, nombrando: Haití, Venezuela, Chile, Colombia.
La táctica de los Talibanes fue simple y sencilla: trabajar con el pueblo. 350.000 soldados, bien armados con aviación incluida, no pudieron contra 75.000 Talibanes, mal armados, porque los EE.UU. y sus aliados no contaron que el pueblo afgano. Quería más a los Talibanes que al ejército de ocupación repartiendo espejitos de colores. La otra parte de los Talibanes es que manejaron muy bien la propaganda y la comunicación que realizaban a lo largo y ancho del país. Para finalizar esta primera nota, diremos algo en torno a “los grandes” periodistas, hoy llamados comunicadores, que dicen: “comienza una nueva era de inestabilidad política”. Eso lo interpreto de dos maneras: primero que para ellos estos 20 años de ocupación por parte de los EE.UU. fue de estabilidad. La segunda, no saben que decir para quedar bien con el imperio.
WILLIAM MARINO