Perdimos todos

Columnas 15 de junio de 2021 Por Ramón Fonticiella
La justicia archivó la denuncia de la Junta de Salto (2010-2015), contra el primer gobierno frenteamplista (2005-2010) por supuesta ilegalidad en la compra de una chacra para realojo de ladrilleros
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Ramón Fonticiella, ex intendente de Salto / Foto: La prensa

A diez años de la denuncia, digo que perdimos todos con esa maniobra política. Privaron a Salto de una acción social revolucionaria, que hubiera cambiado para bien la vida de cientos de familias. Igual ocurrió con las viviendas construídas o mejoradas en aquel período, prefirieron discutir si eran cien más o cien menos, que reconocer y continuar  una obra colosal de la propia gente, que cambió ranchos por casas con sus propias manos, guiada por la Intendencia sin pedir votos a cambio.

Desestimar la denuncia, después de diez años de sustanciarla e investigarla judicialmente, confirma que no tienen culpas las personas y familias enlodadas por la acusación fácil de políticos irresponsables, algunos de los cuales siguen hoy con el ventilador prendido, tirando heces hacia quien opina diferente.

Perdimos todos porque Salto quedó sin realojo de ladrilleros, éstos sin sus plantas de elaboración con agua, luz, galpones, servicios higiénicos, corrales y organización empresarial que los independizaba de los explotadores. Los barrios siguen presa de la instalación indebida de hornos con sus humos nocivos en planta urbana; y la dignidad del trabajo, sigue pisoteada en el barro.

UN SALTO PARA TODOS era un proyecto de la Intendencia, financiado por la UNION EUROPEA, que entregó casi un millón de dólares para “cohesión social sustentable”; no para limosnas ocasionales, sino acciones de fortalecimiento social que se sostendrían a sí mismas. La tecnificación , dignificación y organización empresarial de los clasificadores de basura; el realojo de los ladrilleros en plantas de elaboración alejadas de la ciudad; la preparación y acompañamiento de organizaciones vecinales rurales para generar producciones financiadas por un Banco de Iniciativas Locales, son los tres puntos más altos de UN SALTO PARA TODOS. Qué quedó? Nada. Apenas un galpón en el vertedero, donde trabaja la cooperativa Las Gaviotas con sacrificio, pero sin la tecnificación y calidad empresarial para la que estaba siendo preparada. Todo perdido por acción de quienes no consideraron bueno que tanta gente condenada a “servir” se emancipara al hacerse pequeño empresario. Fue decisión del gobierno multipartidario de Salto asumido en 2010.

El golpe final fue la denuncia de supuestas ilegalidades en la compra de la chacra para los ladrilleros. Quedó probado que no era cierto. Pero todo el programa se cayó. No lo volteó sólo la derecha local, que armó el circo. Hubo participación por omisión de gobernantes nacionales de la época, quienes fueron informados de inmediato de las intenciones del gobierno colorado y blanco de Salto, pero nadie movió un dedo. Seguramente estaban convencidos de que el intendente colorado haría mejor las cosas que el del Frente. 

 El gobierno multipartidario pasó, dejó el tendal de deudas a pagar, destrozó la construcción social y reinstaló el amiguismo...pero los pobres que trabajan con la basura hasta las rodillas, los ladrilleros que se cofunden con el barro de sus pisaderos y los anónimos habitantes del interior profundo, siguen como antes.

La Justicia puso a salvo la dignidad de mujeres y hombres que gobernamos Salto entre 2005 y 2010.

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