Las puertitas del Señor Trump

Columnas 16 de julio de 2020 Por Rafael Michelini
El 3 de noviembre de este año habrá elecciones en EEUU, y en ellas, si el Sr. Trump es derrotado, se tendrá que ir por la puerta de atrás de la Casa Blanca, siendo el presidente de esa nación más mediático y denostado que se haya conocido en la historia. Pero si vence, deberemos seguir padeciéndolo, no solo los norteamericanos, sino el mundo entero por cuatro años más.
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Las Puertitas del Señor Trump Por Rafael Michelini

La posibilidad que EEUU, la nación con más recursos económicos y militares del mundo, continúe siendo gobernada por Donald Trump preocupa a millones de estadounidenses, pero también a quienes no votamos en ese país e igualmente sufrimos sus delirios y atropellos.

Muchas son las puertas que pueden abrirse o cerrarse en esta nueva carrera presidencial. Con las encuestas en contra, siempre puede abrir –una vez más - la puerta de la guerra, como forma de apelar al sentimiento de nación, por lo que tanto vibran los norteamericanos.

Y aunque esa tónica beligerante no es excluyente de Trump, sino que hay una historia que involucra a otros Presidentes nefastos en la historia de los Estados Unidos de América, la realidad es que tal vez Trump encarna una de las peores caras que ha mostrado la super potencia a lo largo de la historia. Esa puerta de la guerra, sea comercial, militar o tecnológica, parece ser su preferida para alimentar su ego intervencionista.

Para un país con una historia heroica, que hizo una revolución contra el imperio británico, que nació con la bandera anticolonialista, que tuvo una guerra civil por la abolición de la esclavitud y que aportó mucho para vencer a los nazis, hoy debe costarle reconocerse a sí mismo, a lo que ha llegado como nación.

Las puertas de Trump, las que puede abrir o cerrar, pueden ser impredecibles porque su único propósito es ganar a cualquier precio.

La puerta de la guerra comercial con China siempre está latente. La puerta de la intervención militar en Venezuela es un recurso que no tendrá ningún prurito en utilizar si ello contribuye a mejorar su imagen en la opinión pública, o a mejorar su posición geopolítica. 

La lista se haría interminable si citáramos todas las puertas que abre el Sr. Trump para satisfacer sus apetitos de poder.

Todo lo que contribuya a su victoria en noviembre próximo suma en su estrategia ¿Cuántos muertos? No interesa. Será un daño colateral.

Pero, así como abre puertas peligrosas, cierra otras que muestran otras facetas de su personalidad impredecible, irascible y confrontativa. En su afán de hallar responsables por su pésima política para enfrentar la pandemia, responsabilizó a la OMS y suspendió las transferencias de recursos en un hecho insólito. Sancionar a una organización humanitaria en este momento, es, a todas luces, una muy mala decisión.

Del mismo modo, el método de defenestrar a la prensa de su país todos los días, es una puerta abierta permanentemente. No asume su responsabilidad y todo es culpa de la prensa norteamericana que lo odia. Y con su personalidad sórdida, laberíntica y llena de vericuetos, la puerta de la improvisación es la que más abre y atraviesa. Suspende viajes intempestivamente, recomienda remedios para el covid 19 sin ningún respaldo científico, emprende ataques sorpresas en las redes sociales, y nos informa por Twitter sobre sus planes invasivos.

Lo cierto es que hace cuatro años quedó la duda en el ambiente sobre cuál sería su actitud si perdía las elecciones. Ante las preguntas de los periodistas respecto a “si perdía la elección, reconocería el resultado”, se negó a responder…

En ese momento no era presidente, sino candidato. Me pregunto si ahora como presidente, volvería a negarse a responder…

Hace unos años, había una revista de comic argentina que contaba una historia en capítulos, “Las puertitas del Señor López”. El personaje, un oficinista ya con algunos años, calvo y de pronunciado abdomen, vestía prolijamente, siempre de saco y corbata, pero vivía una vida muy monótona, que alimentaba constantemente con fantasías de todo tipo, cada vez que abría una puerta, fuera una oficina contigua o la del archivo o la puerta del baño. Al atravesarla, se metía en una aventura, y se transformaba. Era el héroe de esa vida en fantasía. Donde era el galán de bellas damas, tenía el respeto de los hombres y era temido por los forajidos. Siempre había una historia diferente o una nueva fantasía que atrapaba al lector.

A diferencia de López, las puertas de Trump, no son de fantasía, son bien reales, cada acto que ejerce al traspasarlas tiene consecuencias, con efectos reales, con víctimas y desastres. Lo sufrimos todas y todos los habitantes de este mundo.

Alguien me dijo un día que, a los felinos cuando se meten en tu casa, tienes que dejarle una puerta abierta para que se vaya, ya que si no tiene salida peleará hasta la muerte. Es hora que los norteamericanos, con su voto, le abran la puerta a Trump, para que por ella se vaya y fantasee con lo que quiera, pero que no vuelva nunca más.

Abrir las puertas de la esperanza, no es una tarea de Trump, sino más bien del pueblo norteamericano…

Rafael Michelini

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