Empujón y puerto belga

Columnas 24 de agosto de 2021 Por Ramon Fonticiella
Mala costumbre es decorar con ribetes de dignidad y sacrificio, acciones personales o colectivas que son realizadas bajo presión, sin que los ejecutores tengan la intención de realizarlas.
Movilizacion-Puerto
Movilización frente al Palacio Legislativo Foto: PT-CNT

Esa mala praxis es corriente en algunos círculos políticos y es el caso del cese de tareas del ex ministro de Turismo. La vice Beatriz Argimón, el secretario Alvaro Delgado y el ex presidente Sanguinetti, han llegado a dibujar hasta una aureola de resignación y entrega, a quien obviamente el gobierno le ordenó que se fuera. 

La caída de Germán Cardoso es eso: “una caída”. No se trata de “un paso al costado”, es un empujón, para quitar del lugar a alguien que al gobierno no le da buena imagen.

 La aseveración, reiterada, de que el problema entre el ministro y el director de Turismo es una rencilla personal o un problema del Partido Colorado, es otra decoración. Si así fuera ¿cómo un presidente preparado para gobernar, va a poner a trabajar en equipo a dos jerarcas de tan diferentes concepciones.? O echaron mano a lo que primero les vino a la mesa, o no conocían sus propios recursos humanos.

Otro tanto puede decirse de las vueltas del gobierno para decidir quién será el próximo Ministro. Como que una actividad que Lescano y Kechichián llevaron a una calidad tan alta, fuera cuestión de hacerla dirigir por quien quede por descarte. El Turismo uruguayo, los millones de inversiones públicas y privadas realizadas en las últimas décadas, los miles de puestos de trabajo, los puntos de PBI que genera la actividad, no pueden depender de que un senador suplente renuncie para que asuma otro del mismo sector de quien iría a la cartera. NO ES SERIO.

 El pueblo uruguayo no se merece ese manoseo, por más que algunos medios y sus operadores lo presenten como algo normal. El profesor Tabaré Viera es un político de raza, cuyo pensamiento ideológico no comparto, pero podrá ser un buen ministro de turismo como lo fueron el veterinario Lescano o la senadora Kechichian, pero el Pueblo uruguayo no merece esperar que su turismo funcione si un  financista hijo de un ex presidente renuncia o no al parlamento. Son intereses partidarios, postergando al país.

Uruguay merece otra seriedad. La designación de los ministros debe ser más responsables que las decoraciones realizadas al “paso/empujón al costado” de Cardoso.

Por el bien de los miles de uruguayos que pucherean con el turismo nacional, ojalá  que el gobierno tenga suerte otra vez. Que lo de Germán Cardoso explote justo cuando el poder ejecutivo queda sin argumentos sobre el regalo del puerto de Montevideo a una empresa extrajera, es un golpe de suerte...o una jugada de pizarrón. Se habla de Cardoso, como que fuera una figura fundamental, y nos olvidamos que el Puerto, por el que Uruguay pelea con la región desde antes de ser país, se regala con una mueca con forma de sonrisa. Ministros de verdad puede haber varios; puerto de Montevideo, uno sólo. Y ahora es belga.

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