Para él, es un logro del gobierno que este ahorre 600 millones de dólares. Y dice además, qué hay que seguir achicando el déficit fiscal ya que en estas cosas del Estado hay que “quitar grasa y sacar músculo”. Ese es su mérito y el de los aliados que lo sostienen. 

 Su deporte favorito no es surfear en las costas atlánticas de la Républica sino sacar pecho de buen gestor que ahorra, “que no malgasta”; y yo digo que lo que dice es una insolencia, una afrenta al rostro del pueblo oriental; que es una falta de respeto, en un Uruguay que tiene más de 100.000 “nuevos” pobres del cual el 35 porciento son niños. Donde decenas de miles de patriotas se quedan sin trabajo; donde un día sí y otro también suben las tarifas públicas y sobre todo los combustibles con lo que esto implica; que familias enteras acuden cotidianamente a buscar su alimento en las olllas populares sostenidas por la gente; por el pueblo; por los sindicatos; por una vasta red social que nada puede esperar de un Estado donde gobierna la “peluca” neoliberal; que se multiplican los carros; el caballo y la necesidad. 

El presidente dice y la prensa argentina, esa que lo soba; esa que le hace “piecito” a Macri, la que destruyó a la Argentina, lo aplaude y lo pondera. Pero acá; a minutos de todos nosotros la realidad es otra. 

Soy un convencido que las mentiras por más que alcen vuelo cuando caen, hacen estrépito y las mentiras retumbarán.