Política reptante
En política, puede observarse una actitud reptante, que lamentablemente le hace gran daño al sistema de gobierno que sea. Cuando se trata de una democracia como el caso de Uruguay, es muy degradante.
No toda conducta política es reptante, ni configura patrimonio de un partido político, de una ideología ni de unas personas. Por tanto hay acciones viles, rastreras o también sinceras en todas las tiendas; en unas menos y en otras más, según se valore la ética.
No dudo en calificar de reptante, la conducta del gobierno nacional en tres temas puntuales del momento: la negativa al fideicomiso de obras de Canelones; la entrega sigilosa por sesenta años, de la operatoria de contenedores del puerto de Montevideo, a una empresa privada extranjera y la legalización de aumento del sueldo del presidente de la República.
El gobierno nacional ha tratado de explicar que no era bueno autorizar a Canelones a contraer un nuevo préstamo por vía de un fideicomiso; fundamentación que llega al público a través de la Torre Ejecutiva, pero no de los ediles canarios que querían votarlo. Acción reptante, con aspiraciones de dar una razón para disfrazar otra. A la coalición multicolor no le sirve que Canelones, por trabajo, obras y superación se transforme en otro Montevideo, donde el gobierno constructivo hace al Frente Amplio inamovible desde más de treinta años. Se trata de que sin plata, la Intendencia de Orsi no dé a su pueblo lo que necesita, el intendente sea el malo de la película y por tanto un flojo candidato presidencial.
En el puerto la vileza del serpenteo es preocupante. El gobierno nacional firmó la entrega de la operatoria portuaria de contenedores a una empresa privada (¿se privatizó el puerto?) por sesenta años, “para evitar que Katoen Natie haga un juicio multimillonario al país”. Nadie vio los documentos de esa demanda pues el gobierno no los presenta en la Justicia a reclamo del Frente Amplio, se habría entregado el cuasi monopolio portuario en una graciosa cortesía propia de un reino... Aparente ausencia de sinceridad, por tanto muestra de política reptante.
Aunque el Consejo de Salarios aún no se ha reunido, el nuevo sueldo de las empleadas domésticas podría aumentarse en 0,69 por ciento según convenios anteriores. Mientras el del presidente de la República, por decisión personal, se aumentaría a partir de la próxima Rendición de Cuentas.
¿Rastrero? Sin dudas.
El laudo de las domésticas en de 116 pesos NOMINALES por hora seco, es decir sin alimentación. El del presidente (según informaría su declaración jurada a la JUTEP en agosto 2020) era de $403.242 mensual LIQUIDO o sea 1680 por hora; los uruguayos además le pagan la casa, los consumos y todos los gastos de la residencia oficial del Prado.
Reptante por donde se lo mire. Son trabajos y responsabilidades diferentes, por supuesto, pero la conducta de estrangular al de abajo, mientras el poderoso se baña en champagne, es degradante.
Otra puñalada a la democracia. ¿La quieren asesinar?