La patrística y las herejías en los comienzos del cristianismo

Columnas 14 de julio de 2021 Por Jorge Barrera
Como hemos dicho en artículos anteriores, el cristianismo nació en el seno de la religión Judía.
Nicean-Creed

El cuerpo de su pensamiento original se apoyó en la Ley de Moisés y en la doctrina que expuso Jesús, quien fundamentó sus afirmaciones en su naturaleza divina: “El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos…” (Mateos 16:16-17).

Después de la muerte de Jesús, el cristianismo siguiendo el mandato del Mesías, salió a predicar las verdades reveladas por su maestro a todos los hombres: judíos y gentiles: “Id por todo el mundo y predicad la “Buena Nueva” a toda la creación” (Mc 16, 15.).

En ese relacionamiento con otras culturas fue necesario ir construyendo un relato compartido, un discurso común y una doctrina propia, que lo diferenciara de las otras creencias profesadas y que poseyera una coherencia ideológica, para ello recurrió a la filosofía griega.

Según Abbagnano, cuando el cristianismo tuvo que defenderse de los ataques y las persecuciones, asegurar su unidad y evitar escisiones, debió definir sus propios presupuestos teóricos, fue así, que se atribuyó la continuidad natural de la filosofía griega y “se presentó como la última y más completa manifestación de la misma” (Abbagnano, Nicolás. 1982)

Como ya hemos mencionado en artículos anteriores, el propósito del cristianismo es de índole religiosa; a pesar de la profundidad de los escritos de San Juan o de San Pablo, su intención no es hacer filosofía. Pero, hay todavía un ejemplo más impresionante de esas relaciones en el prólogo de San Juan. En su afán de expresar la personalidad divina y el papel extratemporal de Jesús, Juan no encontró mejor procedimiento que aprovechar una idea que ya había sugerido el libro de la Sabiduría (escrito en ambiente helénico) que había desarrollado Filón y que era corriente entre los neoplatónicos, “el Logos”. “En el principio era el Verbo (Logos), y el Verbo (Logos) era con Dios, y el Verbo (Logos) era Dios»..” (San Juan 1, 1). “Pero el “Logos” de Juan no es un intermediario como en Plotino, su logos es mediador pero en cuanto hombre e hijo de Dios. Está en Dios y es Dios, mientras que el “Logos” platónico no es ni una cosa ni la otra.” (Sertillanges A.-D. 1983)

Es muy natural que los primeros escritores cristianos estuvieran  convencidos de la absoluta novedad y definitividad del cristianismo en relación tanto con el judaísmo como, muy  particularmente, con las demás religiones. Para confirmar a los cristianos

en su nueva fe y para proclamarla, con la intención de atraer a los de fuera hacia ella, estos teóricos, por una parte, contraponían el cristianismo al antiguo judaísmo, que había sido sólo una etapa de preparación que había que dar por terminada.Por otra parte, fue importante  mostrar la diferencia de su fe con  las múltiples forma de la religiosidad pagana. No es de extrañar, entonces,  que a estas últimas las que presentaran, comúnmente, como formas degradadas y pervertidas de religión. De este modo, estas eran  consideradas obras de los demonios, o al menos como resultado de la culpable ceguera de los hombres, los cuales, abandonándose a sus concupiscencias y pecados, se habían hecho incapaces de reconocer al único verdadero Dios y de acatar sus designios de salvación, con habitual referencia a los clásicos textos del inicio de la Carta a los Romanos de Pablo:  “20 Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. 21Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. (Romanos 1:20-21)

En consecuencia, el cristianismo procura, por una parte interpretar su pensamiento a partir de la filosofía griega, mientras que por otra, pretende conducir el significado de la filosofía griega, hacia el cristianismo. Este doble intento constituye la esencia de la elaboración doctrinal en los primeros siglos de nuestra era. La nueva fe necesitaba una ortodoxia, si quería consolidarse como una religión universal; en esta tarea es que se destacan los llamados. “Padres de la Iglesia”.
Los Padres de la Iglesia, son un grupo de religiosos, teólogos y escritores eclesiásticos cristianos,  que van desde el siglo I hasta el siglo VIII, y cuya  doctrina es considerada testimonio de la fe y de la ortodoxia en el cristianismo. La mayoría de ellos tuvieron además, la dignidad  de obispos. En el cristianismo, un obispo (del latín episcopus; en griego ἐπίσκοπος, vigilante', 'inspector', 'supervisor' o 'superintendente') es un fiel que recibe el liderazgo.

 A la especulación de los Padres de la Iglesia, se la conoce con el nombre de Patrística.

La patrística puede dividirse en tres periodos:  La primera fase llega hasta el año 200 y está dedicada a la defensa del cristianismo contra los adversarios paganos y herejes. La segunda que va desde el 200 hasta el 450 aborda la formulación doctrinal del cristianismo y la tercera desde el siglo V al Vll se caracteriza por la reelaboración y sistematización de las doctrinas formuladas anteriormente.

 Por otra parte, es importante considerar la situación política que se vive en los tiempos en los que comienza a constituirse el cristianismo. Como ya hemos visto, con Alejandro se produjo una profunda transformación de la cultura griega: “ Un verdadero crisol, donde interactuaron diferentes religiones y distintas corrientes filosóficas: Judíos, paganos y cristianos, por una parte; aristotélicos, platónicos, escépticos, estoicos, epicúreos, por la otra.” (Barrera 2021). Una de las tareas más importante que llevaron adelante estos Padres fue su respuestas a las diferentes “herejías” que prosperaron a la sazón.

A modo informativo, es importante repasar algunas de las principales heterodoxias contra las cuales debieron enfrentarse los Padres de la Iglesia.

La gnosis

La importancia de la gnosis, radica en que fue el primer intento de construir una filosofía racional del cristianismo, “Pero esta investigación fue verificada sin rigor sistemático, mezclando elementos cristianos, místicos, neoplatónicos y orientales, en un conjunto que no tiene nada de filosófico” (Abbagnano, Nicolás. 1982)

Los gnósticos enfatizaban en el conocimiento espiritual por encima de las enseñanzas y tradiciones ortodoxas y la autoridad de la iglesia, al punto de que hicieron del conocimiento la condición para la salvación. Consideraban la existencia material como defectuosa y malévola, la cosmogonía gnóstica presenta una distinción entre un Dios supremo y oculto, y una deidad menor y malévola, que es la responsable de crear el universo material

El  gnosticismo consideraba que el principal elemento de salvación era el conocimiento directo de la divinidad suprema en la forma de intuiciones místicas o esotéricas. Muchos textos gnósticos discuten de ilusión e iluminación en lugar de los de pecado y arrepentimiento.

Los nestorianos

El nestorianismo  es una doctrina religiosa dentro del cristianismo que considera a Cristo radicalmente separado en dos naturalezas, una humana y una divina.  Para ellos es como si existiesen oos personas, aunque ambas unidas, pero no obstante existiría una separación total entre la divinidad y la humanidad de Cristo.  Las dos naturalezas están completas, pero, conforman dos entes aunque unidos independientes.

Su líder espiritual fue Nestorio, quien fue patriarca cristiano en Constantinopla. Éste puso en duda la virginidad de María, a quien reconocía como madre de Jesus hombre, pero no c0mo madre de Dios. Su doctrina fue declarada herética en el concilio de Efeso y fue depuesto como patriarca de Constantinopla en el año 431.

El Maniqueísmo.

Mani nació en el año 216  al sur de Babilonia. Aún joven, recibió el llamado a través de un ángel para predicar una nueva religión. Mani logró conformar un grupo de seguidores en la India, en  primer término y luego en Persia. Durante el reinado de Bahram I,  fue perseguido por los sacerdotes del zoroastrismo (que era la religión oficial persa) y murió en Gundeshapur entre el año 274 y el 277, tras veintiséis días de encarcelamiento. Sus discípulos denominaron a este suceso «la pasión del Iluminador» o «la crucifixión de Manes».

Fundamentalmente, el maniqueísmo era un tipo de gnosticismo que ofrecía la salvación mediante el conocimiento (gnosis) de la verdad espiritual. La religión que él predicaba era universal y definitiva, y trataba de integrar las verdades parciales de otras religiones, a saber: cristianismo, budismo y el el zoroastrismo. Según Maní, El bien y el mal están en perpetua lucha, la que se personaliza en la  existencia de  un dios bueno y un dios malo. El hombre terrenal es obra del dios malvado, porque las fuerzas de las tinieblas encerraron en la materia al hombre primitivo, que había sido creado por el dios bueno. El hombre debe, por consiguiente, liberarse de la materia mediante el ascetismo (penitencia) y el conocimiento espiritual o iluminación interior.

Como hemos visto, el ambiente en el que comienza a formalizarse el cristianismo era muy particular. Por una parte estaba en relación con diferentes religiones, fundamentalmente con creencias paganas y judías, por otra, se vivía un clima cultural en el cual el eclecticismo era moneda corriente, las herejías eran una tentación muy difícil de eludir; mantener la ortodoxia en aquellos días,  fue la tarea que llevaron adelante los Padres de la Iglesia.

Bibliografía

Abbagnano, Nicolás. 1982. Historia de a Filosofía. Hora S.A..Barcelona. España

Dhilthey, Wilhelm, (1951). Historia de la filosofia. Fondo de cultura económica. México.

Julián Marías (1958). Historia de la Filosofía. Revista de Occidente. Madrid

Le Senne, René (1973). Tratado de Moral General. Gredos. Madrid. España.

Russell, Bertrand, (1946). Historia de la filosofía Occidental. Austral. España.

Sertillanges A.-D. (1983). El cristianismo y las filosofías. Gredos. Madrid. España

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