¿Qué queremos, Democracia participativa o tutelada?

Columnas 04 de julio de 2021 Por Adolfo "Fifo" Guidali
A contrarreloj, la oposición política al gobierno y otros sectores de la sociedad civil uruguaya recolectan firmas para poder presentar el próximo 8 de julio una solicitud de referéndum para derogar parte de los artículos que integran Ley de Urgente Consideración (LUC),  promulgada el 9 del mismo mes del año pasado.
No a la luc
Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS

Nada nuevo bajo el sol, esta introducción está destinada sobre todo a los amigos, ya sea de la diáspora y/o interesados por nuestro país en Medio Mundo.

Una tarea titánica si consideramos la cantidad de firmas necesarias (750.000), las limitaciones que plantea la pandemia de covid-19 --en la cual, como todos sabemos, pasamos de ser los mejores a los peores del mundo, en menos de seis meses--, y en particular a causa de los palos metidos entre los rayos de las ruedas de la bicicleta burda y sistemáticamente por el oficialismo, amparado en un aparato mediático muy servil y bien aceitado.

Tras un año y medio de la excéntrica coalición ad hoc y variopinta en el poder, con las cartas vistas y las actitudes claras, desde la lejanía me pregunto: ¿qué quiere el gobierno del Dr. Luis Lacalle Pou, acaso imponerle al país una democracia tutelada...?

En uno de mis artículos anteriores, comparé al país con un gran barco que necesitaba un golpe de timón para corregir la singladura establecida por el mandatario y su equipo, y así poder arribar a buen puerto. Unas semanas más tarde, en medio de algo que cada vez se parece más a un caos, se comienza a constatar con suma preocupación que la nave se escora muy rápidamente a estribor con el peligro inminente de que dé una vuelta de campana completa y, llegada tal circunstancia, se impondría más que nunca un ¡sálvese quién pueda!

Tratemos entre todos de evitarlo: gobierno al timón, oposición y sociedad civil marcando un rumbo alternativo. Aunque en caso de catástrofe, a priori, sabemos quiénes serán los primeros en salvarse, no las mujeres y los niños como dictan los códigos de honor marinos, sino aquellos con la faltriquera bien gruesa, como dicta el capitalismo neoliberal. ¡Basta de sensibilidades al ñudo!

Lamentablemente, el poder ejecutivo y sus socios de turno con su "mecanismo mediático" se han dedicado a ningunear y menospreciar a la oposición. Mala cosa, porque el país somos todos y, algo que parecen haber olvidado con gran rapidez es que su victoria en las elecciones de 2019 fue muy estrecha, casi un "empate técnico" (como ejemplo, la del FA en 2014 en segunda ronda fue cuasi una "paliza electoral"). En consecuencia, prácticamente la mitad de los uruguayos nos sentimos postergados e ignorados por esa burbuja o pompa, colorida y  derechosa, que en cualquier momento puede implosionar. ¡Cuidado!

Desde la lejanía sigo con sumo interés los avatares de mi país. Nuestro joven presidente parece haber cambiado durante el lustro que precedió a su toma del poder, lo que incluye al proceso electoral. Bueno, en ese tiempo se puede madurar y asimilar nuevos conceptos, profundizar y desarrollar una idea de país junto a sus asesores y las bases de su partido. Una pena que eso no haya sido posible con sus socios actuales, soldados que se enrolaron a último momento, en segunda instancia, con el único objetivo de derrotar a la izquierda pero, sobre todo, para asegurarse parte del pastel y muy pocas más coincidencias. Por ahí andan todavía algunos mendigando cargos. No se preocupen, siempre quedan migajas para todos.

- Un nuevo LLP -

Pero, no quiero irme por las ramas (me cuesta poco). Me refería al nuevo LLP. Muestra mayor seguridad en sus discursos, hablando con la firmeza de los que no dudan, aunque, eso sí, contradiciéndose con suma facilidad. Pero, hay que reconocer que hay mucha gente que aprecia este estilo, esa faceta casi autoritaria. No hesita en desdeñar a los opositores con absoluta falta de respeto. Por momentos parece que se autopercibe como una especie de autócrata que no escucha a casi nadie, un cacique pero con una tribu demasiado exigua como para creérselo; pero para eso están la máquina mediática y la cohorte (más bien guardia pretoriana) de comunicadores, por ahora incondicionales, para apuntalarlo. 

Hasta ahora, el gobierno coaligado no ha cumplido con ninguna de sus promesas electorales. Suben las tarifas, suben los impuestos, bajan o se estancan los salarios y, cada vez más uruguayos se encuentran viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Bueno, concedamos que la lacra de la pandemia no ha ayudado a nadie (o casi) en este mundo, pero, lamentablemente salvo aquella primera etapa, fruto de los lúcidos esfuerzos de jóvenes cientificos y una actitud madura, después ya no supieron cómo enfrentarla, por lo que se dedicaron a politizarla. No supieron o no quisieron. Apelarán a ese extraño eufemismo y pleonasmo de la "libertad responsable" para justificar la apertura del mercado para todos (faltaba más), y la vacunación ha sido un 'desmadre', como dirían en la madrastra patria.

¿Y? por favor, las fuerzas del orden al pie de cañón o lo que venga para abortar "concentraciones", protestas o manifestaciones tradicionales aunque se realicen respetando las medidas o gestos barrera. En lo que concierne a la delincuencia e índices de asesinatos de todo color, nada ha mejorado. Los porcentajes son un poco menores al igual que en todo el mundo, pero ocurre que la gente está menos expuesta a causa de la pandemia (algunos dirán: bueno, al menos algo positivo. Lo de los índices s,í pero, ¿cuá es la solución a lo que se viene?).

Un diario de por allá, hasta hace un año y medio, tenía una especie de columna diaria titulada "inseguridad ciudadana", en la que se narraba todos los delitos de sangre, ya fuera desde los aterradores e injustos femicidios hasta los ajustes de cuentas entre bandas de narcos. Entonces, de manera sistemática la culpa, la responsabilidad última siempre la tenía el gobierno por su indulgencia o inoperancia, más concretamente el Ministerio del Interior, con Eduardo Bonomi a la cabeza.  Ahora, si bien las cifras no han mejorado, bueno, al menos para tranquilidad de la población, castigada por la pandemia y la chicoria impuestas, se trata de hechos "aislados". ¡Ufff, menos mal..!

Pero, la herencia del fallecido ministro del Interior, Dr. Jorge Larrañaga, es clara: "palo y mano dura, y gatillo fácil para evitar...". ¿Qué?, la anomia social, es decir, la pérdida de valores de una buena franja de la población, otra herencia de la llamada dictadura cívico-militar que en la multicolor muchos añoran y es la madre del borrego que ilegitimó la decencia en aras de "hacerla toda y cómo sea".

El inevitable problema de la droga. Para los apologistas de la derecha neoliberal es algo que llegó con el primer gobierno del FA. No señores, ya en 2000 a través de testaferros ya había un jefazo de un cártel mexicano comprando casa en Punta del Este. Al principio se levantó una polémica, se habló de hasta la posibilidad de que el Estado confiscara la propiedad, pero luego todo se arregló entre amigos.

En definitiva, si alguien compró y pagó no es para hacer un berrinche al estilo Puglia (nada personal contra el connotado chef, fiel al gobierno; pero a veces se ensaña en cuestiones que no atañen a su giro y, es consabido que  para opinar de ciertos temas se necesitan argumentos, llamémosles por lo menos "lógicos", y a veces se aturulla un poco, pero cocina muy bien), son las reglas del juego que imperan, no es necesario presentar un certificado de primera comunión o de jura de la bandera para esa gestión. Ahora bien, si estamos hablando de un padrino narco debemos asumir que el buen señor no llegaba al país sólo para disfrutar de nuestras hermosas playas, y el glamour de Punta. Por alguna otra cosita sería...

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