El gobierno y la pandemia
En éste mapa político Pablo Bartol estigmatiza a los pobres, porque "los pobres eligieron ser pobre y por el hecho de ser pobres. Lo dijo el Ministro, "los pobres no son merecedores ni merecidos de ayuda". Son agredidos moralmente por este Gobierno multicolor, que aplica medidas de ayudas miserables y que esas prestaciones la tendrán que devolver con trabajo. Con un ministro, con una ideología acérrima, convencido que la pobreza la eligieron los más pobres y, aprovechándose de la situación aún más en pandemia, estigmatizando a esta población con las prestaciones y la exigencia, es solo para los más pobres.
Un gobierno que trasmite a la población que existen evidencias que hay personas que se alimentan más de dos veces en las ollas populares, a pesar de las prestaciones paupérrimas que ayuda el gobierno; como si a eso se le puede llamar ayuda. Esto, es claramente ideología de clase, y es un mero perjuicio, queriendo implementar la filosofía de clase y la desconfianza, generado por una mentalidad objetiva y no subjetiva.
En este momento tan particular en pleno brote del virus, se les exigirá más a las personas con más problemas. Construyen la desconfianza, alimentan el odio y se posesionan en contra de los más desamparados, que en su mayoría son niños, ancianos y los que tienen discapacidades diferentes. La argumentación es que los pobres siempre llegan tarde y lo prometido en la campaña política de los cinco mejores años de sus vidas no van llegar jamás. La promesa se derrumba con el tiempo, la mentira y la impunidad promovida por el PN y PC. Esto si es violar los derechos humanos.
Hoy en plena pandemia, un virus que no perdona clases sociales, pero traído por las élites acomodadas que contagiaron y expandieron la infección, y donde los más pobres no juzgan a los que les contagiaron la enfermedad. Este gobierno, que tendría que proteger a los más vulnerables, los juzga en cambio y se pone del lado de los que mas tienen.
Los sucesivos gobiernos de los partidos colorados y blancos, se olvidaron del legado de José Batlle y Ordoñez, que el Estado es el escudo de los más necesitados. El ejecutivo, no está haciendo nada por resolver y revertir la pobreza, y las medidas de ayuda a las empresas no es suficiente, porque 2/3 de empleo son generados por el mercado interno por las microempresas. Se cancelaron los consejos de salarios y en general los sueldos no han tenido crecimiento y la inflación cada vez que crece más y disminuye el poder de compra. El salario bajó en el período febrero 2020 y febrero 2021 y no hubo aumentos de salarios.
Fue previsto que los salarios caerán en julio y va ser para 2021-2022 en los salarios y las jubilaciones. Nos espera el año que viene aún peor con más pobreza.
Existe poco diálogo entre oposición y gobierno, es decir poco y nada. Tampoco existe diálogo entre ellos, los multicolores. Este gobierno nos pone la esperanza por delante, "es la única forma de salir de la pobreza". El Presidente propone a los sueldos y el trabajo como salida, pero no explica porque hay pobreza. La idea del derecho al trabajo no existe para el gobierno, sino se devuelven las prestaciones con trabajo; esta es la ideología.
Con un estado terapéutico y con el cambio de actitud de trabajo y superación de la pobreza, no alcanza, no hay esperanza. "Porque si un estado con la metáfora, le regalamos el pescado y no les enseñan a pescar, les genera dependencia".
Claramente esto es ideología, y el gobierno no se dio cuenta que las ollas populares son por la ausencia del estado y cada vez se suman más familias y que también son trabajadores. Con la ausencia de políticas sociales de este gobierno se encrudece la pobreza, que pone límites y posiciona que "es una actitud ser pobre".
Con la idea de este gobierno del trabajo, el mismo está menos protegido que antes y las medidas paliativas en que se basa, como el intervencionismo como mecanismo para estimular la demanda y así creer que regula la economía, sacando de esta difícil crisis solo a las empresas, subsidiando, dando préstamos a pagar con tasa cero.
Pero el gobierno no controla o no quiere controlar a las empresas subsidiadas, que mandan a sus obreros al seguro de paro. Muchos de los obreros ya no saben si vuelven a trabajo, porque dichas empresas, los despiden y si vuelven, los toman con menos salario. De esta forma, estas empresas poderosas achican sus presupuestos, no generan empleo, ahorran y acumulan riqueza. Todo este mínimo esfuerzo del gobierno de estimular el mercado interno se torna más difícil, para el trabajador y el estado que no puede cumplir con las obras sociales.