Historias de calles desiertas - “Ahora de grande”
Hoy cuando desperté me acordé de ella. Cuando era chico mis abuelos se turnaban para retirarme a
la salida del colegio. Mi abuelo era un tipo más bien duro, con voz ronca, como raspada por piedras.
Se enojaba cuando yo me adelantaba corriendo y él tenía que apurar el paso para no perderme de
vista. El pobre se fatigaba, por los años y por la siesta que no podía dormir porque me tenía que ir a
buscar.