Crítica de la razón algorítmica

El artículo Crítica de la razón algorítmica examina la irrupción de la inteligencia artificial como nueva forma de racionalidad técnica, inspirándose en la tradición filosófica y crítica de Kant, la Escuela de Frankfurt, Habermas, Eco, Nietzsche y Ortega y Gasset.

01/12/2025 Jorge Barrera
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"La noción de razón algorítmica" se plantea como heredera de la razón instrumental denunciada por Horkheimer y Adorno: una racionalidad orientada a la eficiencia y al control, que corre el riesgo de reducir al sujeto a objeto de manipulación. “La industria cultural. Ilustración como engaño de masas” (Horkheimer & Adorno, 1947/1998, p. 141). Frente a ello, Habermas propone la necesidad de una razón comunicativa, capaz de sostener el diálogo y la construcción intersubjetiva de sentido.

La inteligencia artificial, como expresión contemporánea de esta tensión, se convierte en un fenómeno cultural y político que reactiva disputas sobre poder, autonomía y producción de sentido. Umberto Eco, en Apocalípticos e integrados, advierte que las actitudes extremas frente a la cultura de masas —rechazo apocalíptico o aceptación ingenua— son insuficientes, y que el crítico debe operar dentro de las condiciones de la comunicación de masas. Nietzsche, con su concepto de Übermensch, invita a superar la pasividad y a inventar valores propios, evitando que la razón algorítmica sustituya la libertad humana. Ortega y Gasset, en La rebelión de las masas, alerta sobre el riesgo de consolidar al hombre masa, satisfecho con la mediocridad y complacido en la uniformidad.

La síntesis de estas perspectivas ilumina el desafío contemporáneo: decidir si la razón algorítmica será instrumento de emancipación o de pasividad. Solo desde una mediación crítica puede dejar de ser un fetiche cultural y convertirse en motor de transformación social, abriendo la posibilidad de una cultura instituyente en tiempos de algoritmos.

Introducción 

El presente artículo lleva por título Crítica de la razón algorítmica, parafraseando la obra kantiana Crítica de la razón pura. Así como Kant

buscaba delimitar las condiciones y los alcances del conocimiento humano frente a la razón, aquí se propone examinar los límites y posibilidades de la inteligencia artificial como nueva forma de racionalidad técnica. La comparación no es casual: la ―razón algorítmica‖ se presenta como un poder capaz de organizar, clasificar y producir información, pero requiere ser sometida a crítica para evitar que se convierta en dogma o en fetiche cultural.

Sin embargo, Lo que el algoritmo nos muestra, en su capacidad de organizar y clasificar datos, se asemeja al fenómeno kantiano: aquello que se nos presenta mediado por estructuras de percepción y representación. Sin embargo, el noúmeno —lo que está más allá de toda experiencia posible— permanece inaccesible, como la dimensión opaca que el algoritmo nunca logra transparentar. La razón algorítmica, entonces, corre el riesgo de confundir la representación con la realidad misma, absolutizando el fenómeno y olvidando que siempre existe un resto no capturado, un ámbito de sentido que escapa a la codificación

Este planteo se inscribe en la tradición de la Escuela de Frankfurt, que denunció la deriva de la razón hacia su forma instrumental: una racionalidad orientada a la eficiencia y al control, más que a la emancipación. Horkheimer y Adorno advirtieron que la técnica, cuando se absolutiza, corre el riesgo de reducir al sujeto a objeto de manipulación. En la misma línea, Habermas subrayó la necesidad de contraponer a la razón instrumental una razón comunicativa, capaz de sostener el diálogo y la construcción intersubjetiva de sentido. “La racionalidad comunicativa se funda en la pretensión de validez que acompaña a todo acto de habla orientado al entendimiento” (Habermas, 1981/1987, p. 25). La Inteligencia artificial, como expresión contemporánea de la razón instrumental, exige ser pensada en esta tensión: ¿será un instrumento de control y homogeneización, o podrá integrarse en procesos comunicativos que fortalezcan la autonomía crítica?

La sociedad, más que cualquier institución particular, ha sido históricamente un escenario de tensiones y conflictos. En ella se enfrentan lo instituido —las normas, estructuras y saberes consolidados que buscan perpetuarse— y lo instituyente —las fuerzas emergentes que irrumpen para transformar, cuestionar y crear nuevas formas de vida colectiva. Esta dialéctica, señalada por Cornelius Castoriadis, atraviesa todos los ámbitos de la experiencia humana y se manifiesta con especial intensidad en los momentos de cambio tecnológico.

La irrupción de la Inteligencia Artificial constituye hoy uno de esos momentos de inflexión. No se trata de una innovación aislada, sino de un fenómeno cultural que reabre viejas disputas sobre el poder, la autonomía y la producción de sentido. Al igual que el libro, la radio, la calculadora, la televisión o la computadora en su tiempo, la inteligencia artificial llega envuelta en debates que polarizan a la sociedad: por una parte se presentan argumentos de que es una amenaza para la capacidad crítica y la cohesión comunitaria, por otro lado la celebran como solución mágica a los problemas contemporáneos. Sin embargo, más allá de estas posiciones extremas, la inteligencia artificial exige una reflexión crítica que permita comprender su impacto en la cultura, en las formas de poder y en la construcción de subjetividades.

En este contexto, resulta fecundo dialogar con tres tradiciones filosóficas que, desde distintos ángulos, han pensado las tensiones entre cultura, individuo y masa: la crítica cultural de Umberto Eco, que describe las actitudes apocalípticas e integradas frente a la cultura de masas; la propuesta nietzscheana del Übermensch, como horizonte de superación frente a la pasividad; y el diagnóstico social de Ortega y Gasset en ―La rebelión de las masas”, que advierte sobre el riesgo de una sociedad dominada por la mediocridad conformista. Estas perspectivas ofrecen un marco para analizar la inteligencia artificial como fenómeno cultural y político, y para pensar cómo la sociedad puede enfrentar el desafío de lo instituyente sin quedar atrapada en la repetición de lo instituido.

Umberto Eco: Apocalípticos e integrados 

En Apocalípticos e integrados (1984), Umberto Eco analiza dos actitudes extremas frente a la cultura de masas: los ―apocalípticos‖, que ven en ella la disolución de la cultura y la autoridad, y los ―integrados‖, que la abrazan sin crítica. Esta dicotomía, más que categorías sociológicas, funciona como una

tipificación caricaturesca destinada a iluminar el debate. Eco mismo advierte que la mayoría de los sujetos se mueve en un terreno intermedio, combinando atributos de ambas posturas y oscilando entre la fascinación y la desconfianza.

La vigencia de esta tensión se reproduce hoy en el debate sobre la inteligencia artificial. Los apocalípticos denuncian la pérdida de la autoría humana y la amenaza a la creatividad; los integrados celebran la eficiencia y la rapidez de los algoritmos. Pero Eco subraya que ambas posiciones son insuficientes: el crítico cultural debe operar dentro de las condiciones de la comunicación de masas, sin negarlas ni idolatrarlas. Como señala: ―El universo de las comunicaciones de masa —reconozcámoslo o no— es nuestro universo; y si queremos realmente comunicarnos con los hombres, tenemos que operar dentro de estas condiciones‖ (Eco, 1984, p.30).

Este reconocimiento es decisivo: la cultura de masas no es un accidente ni una anomalía, sino parte constitutiva del entorno contemporáneo. La inteligencia artificial, en este sentido, debe ser comprendida como prolongación de esa lógica, un dispositivo que expone los límites y alcances de la racionalidad técnica. Eco nos invita a evitar tanto la nostalgia apocalíptica como la ingenuidad integradora, y a situarnos en un lugar de mediación crítica. La tarea no es rechazar la inteligencia artificial como enemigo externo ni adoptarla como panacea, sino discernir entre información algorítmica y conocimiento significativo, entre repetición y sentido. La ―razón algorítmica‖ se convierte así en un nuevo capítulo de la cultura de masas, que exige ser pensada desde sus tensiones internas y desde la posibilidad de abrir un horizonte emancipador.

Nietzsche: el Übermensch frente a la razón algorítmica 

En Así habló Zaratustra, Nietzsche introduce la figura del Übermensch, el ―superhombre‖ que supera las limitaciones de la moral heredada y se atreve a crear sus propios valores. Este concepto no debe entenderse como un héroe mítico, sino como un horizonte de emancipación: el ser humano que asume la tarea de inventar sentido en lugar de repetir fórmulas. “Escribe tú con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu” (Nietzsche, 1883/2005, p. 47). En el contexto contemporáneo, marcado por la irrupción de la razón algorítmica, el

Übermensch se convierte en una metáfora crítica para pensar la necesidad de trascender la pasividad que la automatización puede inducir.

El riesgo es evidente: que los individuos se conviertan en meros consumidores de respuestas generadas por algoritmos, renunciando a la construcción autónoma del sentido. La razón algorítmica, al organizar y clasificar la información con una eficacia inédita, puede reforzar la comodidad del ―hombre masa‖ descrito por Ortega y Gasset, satisfecho con lo dado y sin aspiraciones de excelencia. Nietzsche, en cambio, nos invita a pensar en la posibilidad de un sujeto que no se conforma con la mediocridad, sino que se arriesga a crear nuevas síntesis y valores propios.

Así, la tensión entre lo instituido y lo instituyente se expresa en la relación con la tecnología: lo instituido es la racionalidad técnica que homogeneiza y repite; lo instituyente es la voluntad creadora que se atreve a cuestionar y transformar. La razón algorítmica puede ser vista como un desafío que obliga a la sociedad a decidir si se conforma con la comodidad de la repetición o si se arriesga a la invención de nuevos horizontes. Inspirados en Nietzsche, debemos fomentar la voluntad de creación y la capacidad de cuestionar lo dado, evitando que la razón algorítmica se convierta en un sustituto del pensamiento crítico y de la libertad humana.

Ortega y Gasset: La rebelión de las masas frente a la razón algorítmica 

En La rebelión de las masas (1930), Ortega y Gasset describe el ascenso del ―hombre masa‖, aquel sujeto satisfecho con lo dado, sin aspiraciones de excelencia y complacido en ser igual que los demás. Este hombre masa renuncia a la exigencia de superación y se instala en la comodidad de lo instituido. En el contexto contemporáneo, la irrupción de la razón algorítmica puede reforzar esta actitud conformista: individuos que se limitan a aceptar respuestas generadas por sistemas automáticos encarnan la pasividad del hombre masa, delegando su capacidad crítica en la máquina. “La vida pública no es sólo política, sino, a la par y aun antes, intelectual, moral, económica, religiosa; comprende los usos todos colectivos e incluye el modo de vestir y el modo de gozar” (Ortega y Gasset, 1930/2004, p. 65).

Ortega advierte que la cultura corre el riesgo de diluirse cuando la masa se convierte en protagonista sin exigencia de rigor. La razón algorítmica, al ofrecer soluciones inmediatas y aparentemente objetivas, puede consolidar esa mediocridad si no es sometida a mediación crítica. El problema afecta a la sociedad en su conjunto, donde la homogeneización de discursos y la repetición acrítica amenazan con sustituir la pluralidad por uniformidad. La rebelión de las masas, aplicada a la era digital, es la amenaza de una sociedad que se conforma con la repetición y renuncia a la excelencia intelectual y moral. Frente a ello, se impone la necesidad de rescatar la exigencia de discernimiento y de curiosidad, de promover sujetos capaces de resistir la tentación de la comodidad algorítmica. Solo así la inteligencia artificial puede dejar de ser un instrumento de pasividad y convertirse en un catalizador de lo instituyente, abriendo la posibilidad de nuevas formas de cultura y de vida colectiva.

Síntesis comparativa 

La reflexión conjunta de Eco, Nietzsche y Ortega permite delinear un marco crítico para comprender la razón algorítmica como fenómeno cultural y político de nuestro tiempo. Eco aporta la mirada cultural: la razón algorítmica es parte del universo comunicativo y exige mediación crítica, evitando tanto la nostalgia apocalíptica como la ingenuidad integradora. Nietzsche ofrece el horizonte filosófico: el desafío es formar sujetos capaces de crear valores y trascender la pasividad, en lugar de repetir fórmulas dictadas por la automatización. Ortega brinda el diagnóstico social: el riesgo es consolidar al hombre masa, satisfecho con la mediocridad y complacido en la uniformidad que la inteligencia artificial puede reforzar.

Se trata de una tensión que atraviesa la sociedad en su conjunto: decidir si la razón algorítmica será instrumento de emancipación o de pasividad, de creación instituyente o de repetición instituida. El rol de los actores sociales —docentes, intelectuales, ciudadanos— se redefine como el de curadores de procesos y garantes éticos, capaces de discernir entre información y conocimiento, entre técnica y sentido. Solo desde esta mediación crítica la razón algorítmica puede dejar de ser un fetiche cultural y convertirse en motor de transformación.

Conclusión 

La irrupción de la razón algorítmica no debe ser vista como una amenaza terminal, sino como un motor de cambio que expone las debilidades estructurales de nuestra sociedad. Al igual que otras tecnologías en el pasado, la razón algorítmica reactiva tensiones históricas sobre el poder, la cultura y la autonomía intelectual, obligándonos a repensar los límites de lo instituido y las posibilidades de lo instituyente. El desafío es aprovechar estas tensiones para formar sujetos críticos y comunidades capaces de trascender la masa, inventar valores propios y resistir la tentación de la pasividad.

Umberto Eco nos recuerda que debemos operar dentro de las condiciones de la cultura de masas, sin negarlas ni idolatrarlas; Nietzsche nos invita a superar la comodidad y a inventar nuevos horizontes de sentido; Ortega nos advierte sobre el riesgo de la mediocridad del hombre masa, satisfecho con lo dado y complacido en la uniformidad. Juntos, estos tres enfoques iluminan el camino hacia una sociedad que no se limite a replicar información, sino que libere la inteligencia, democratice el conocimiento y abra la posibilidad de una cultura verdaderamente instituyente en tiempos de algoritmos.

En la actualidad, marcada por el avance vertiginoso de la técnica y el predominio del cálculo, la filosofía enfrenta el desafío de justificar su pertinencia. La razón instrumental y la eficiencia cuantificable parecen imponerse como criterios universales de valor, desplazando la reflexión crítica hacia los márgenes. Sin embargo, es precisamente en este contexto donde la filosofía se vuelve indispensable. Su tarea no es competir con la técnica en precisión ni con la inteligencia artificial en velocidad, sino abrir espacios de interrogación sobre los fines, el ―para qué‖, los límites y el ―por qué‖ sentido de aquello que producimos.

"La experiencia sin mediación crítica de la razón algorítmica se vuelve ciega, pues se limita a acumular datos sin horizonte de sentido. Pero la razón, desligada de la experiencia, se torna vacía, reducida a pura formalidad sin contacto con lo real. Solo en la articulación entre experiencia y razón —entre datos y crítica— puede abrirse un camino emancipador que evite tanto la idolatría técnica como la pasividad acrítica."

La filosofía recuerda que el ser humano no se reduce a un algoritmo ni a una función de utilidad. Pregunta por la justicia, la dignidad y la libertad, dimensiones que no pueden ser calculadas ni automatizadas. En un mundo que corre el riesgo de confundir información con conocimiento y conocimiento con sabiduría, la filosofía actúa como guardiana de la diferencia. Su lugar es el de la crítica y la esperanza: crítica frente a la naturalización de la técnica como destino inevitable, y esperanza en la capacidad humana de orientar la innovación hacia la emancipación y no hacia la dominación.

Bibliografía

 Barrera Preliasco, J. (2022, marzo 18). Artículo sobre Kant. Medio Mundo. ANEP-CFE IFD San José. Recuperado de Repositorio CFE

 Barrera Preliasco, J (2024, abril 27). Reflexiones sobre el Idealismo Trascendental de Kant. Medio Mundo. Recuperado de Repositorio CFE

 Barrera Preliasco, J. (2022). La caverna de los algoritmos *Angaú: Revista de Humanidades, Filosofía y Coso*, (6), NÚMERO 6 ¿Para qué filosofía en tiempos de algoritmos..? Humanidad cué 10–14. ISSN 2796-9673

 Castoriadis, C. (1975). La institución imaginaria de la sociedad. París: Éditions du Seuil.

 Eco, U. (1984). Apocalípticos e integrados (A. Boglar, Trad.). Barcelona: Editorial Lumen. (Obra original publicada en 1964).

 Habermas, J. (1981). Teoría de la acción comunicativa (Vols. I-II). Madrid: Taurus.

 Horkheimer, M., & Adorno, T. W. (1947). Dialéctica de la Ilustración. Madrid: Trotta. (Obra original publicada en 1944).

 Kant, Immanuel (2003). Crítica de la razón Pura. Losada, Buenos Aires

 Nietzsche, F. (1883-1885). Así habló Zaratustra: Un libro para todos y para nadie. Chemnitz: Ernst Schmeitzner. (Ediciones en español disponibles en múltiples traducciones posteriores).

 Ortega y Gasset, J. (1930). La rebelión de las masas. Madrid: Revista de Occidente.

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